(Mefistófeles, con las ropas talares de Fausto; luego Discípulo)
Goethe

Mefistófeles:
Desprecia solamente la razón y la ciencia, la suprema fuerza del hombre; deja tan solo que con artilugios de relumbrón y magia te corrobore el espíritu del engaño, y así serás ya mío sin condiciones... Diole a él la suerte un espíritu que siempre indómito corre hacia adelante, y cuyo atropellado anhelo salta por sobre los goces de la Tierra. Tras de mi he de arrastrarle a través de la bárbara vida, por entre la chata insignificancia; se me agarrará, se me quedará prendida, se pegará a mi, y comida y bebida se cernerán ante los ávidos labios de su insaciabilidad; en vano implorará satisfacción, y aunque no se hubiera entregado al diablo habría de todos modos de irse a los profundos.
Desprecia solamente la razón y la ciencia, la suprema fuerza del hombre; deja tan solo que con artilugios de relumbrón y magia te corrobore el espíritu del engaño, y así serás ya mío sin condiciones... Diole a él la suerte un espíritu que siempre indómito corre hacia adelante, y cuyo atropellado anhelo salta por sobre los goces de la Tierra. Tras de mi he de arrastrarle a través de la bárbara vida, por entre la chata insignificancia; se me agarrará, se me quedará prendida, se pegará a mi, y comida y bebida se cernerán ante los ávidos labios de su insaciabilidad; en vano implorará satisfacción, y aunque no se hubiera entregado al diablo habría de todos modos de irse a los profundos.
(entra un discípulo)
Fausto, escena IV, de Johan Wolfgang Goethe (ver cuadro); traducción de Rafael Cansinos Asséns