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lunes, 12 de marzo de 2007

Alfonso Peñalosa: Adagietto


'Olvida lo de ayer.

Busca la luz de las mañanas nuevas.

Piensa que el corazón, tu corazón,

se te puede dormir una tarde cualquiera.

están muertas las horas de tu infancia

y las lilas de entonces están muertas.

Pero en tu mano está resucitarlas.'


Alfonso Peñalosa

(N. en Zamora en 1911)

jueves, 8 de marzo de 2007

'Honorarios' de Fernando Quiñones



No se envanezca Frost

de los 1.000 dólares por verso

ni de sus cenas con el Presidente,

que el joven al-Usbuni, llegado ayer de Málaga,

cobró 100 doblas por un elogio

y durmió luego con la reina.


Fernando Quiñones

(Crónicas de al-Andalús)

Rima LXII, Becquer (Gustavo Adolfo)

Primero es un albor trémulo y vago,
raya de inquieta luz que corta el mar;
luego chispea y crece y se dilata
en ardiente explosión de claridad.

Gustavo Adolfo Becquer

jueves, 1 de marzo de 2007

Julia Ochoa: 'Kískili - Kaskala'


Título: Kískili - Káskala

Autora: Julia Ochoa

Editorial: VOSA

Ciudad: Madrid

Año: 1944


A propósito de caminos (del prólogo de Javier Tomeo)


Dice Javier Tomeo en el prólogo que a diferencia del 'Kískili - Káskala' (que así se llama un camino que se abre en la Sierra de Urbasa (Navarra) que no llega a ninguna parte, este camino literario consigue el objetivo:


"Se trata, en efecto, de un Kískili-Káskala' que, a través de paisajes de perplejidades (como nos dice la propia Julia) nos conduce a mundos y situaciones que, salvo contadas excepciones, nos proponen hoy la inmensa mayoría de los escritores de este país.

Suele decirse que en materia de gustos no hay disputa, se dice, asi mismo, que cada maestrico tiene su librico. Nosotros y que Dios nos perdone otra vez si incurrimos en falta, preferimos los libricos escritos a partir de formulas literarias audaces, brillantes, ingeniosas. Los preferimos porque nos parece que no hay nada más irreal que todos esos realismos tan pretenciosos como frustrados y porque, sobre todo, nos aburren mortalmente todos esos notarios literarios que se limitan a levantar acta de lo que ven o, en el peor de los casos, de lo que pretender ver...

Deformar la realidad no significa, ni mucho menos, falsearla, sino, sobre todo, quintaesenciarla, es decir, elevarla a la categoría de símbolo, lo que supone tanto como hacerla accesible a los lectores más alejados precisamente de esa realidad que se ofrece y se deforma. Y esto es lo que, a nuestro juicio, consigue Julia Otxoa con los admirables apuntes literarios que, a modo de chispazos fulgurantes, configuran este libro.

En Kískili-káskala se nos ofrece un paisaje de perplejidades, es cierto, pero la perplejidad se considera aquí como camino que nos conduce al lector hacia la reflexión inteligente, no solamente como simple e inocuo juego de quienes, al escribir, sólo se proponen la fácil meta del entretenimiento"


(pagina X del suplemento FONTANA SONORA de la revista 'Caminar Conociendo' nº 5 de julio de 1996)


domingo, 31 de diciembre de 2006

EL SUEÑO DE LA RAZÓN



por José Mª Amigo Zamorano (*)



Que era él, Francisco de Goya y Lucientes, el del sueño: un sueño de soldado que se fue casi sin nada, sin despedirse: tan sólo una entrañable y sangrienta remembranza y con el proyectil extraviado que se acantonó en su corazón se la zamparon... por ese impulso espontáneo que, con toda carga de razón, le había llevado a acercarse a la fuente para enjugar sus labios de añoranza con otra fuente o manantial de su pueblo... Lo hizo con apresuramiento, casi con avaricia, desatendiendo todas las reglas, todas las medidas de cautela que, en momentos de guerra, deben tomarse, mirando a los cuatro puntos cardinales, incluso a la bóveda celeste y al centro de la tierra, si fuera posible, ya que el adversario está, o puede estar, en cualquier parte y hasta revoloteando como las avispas en torno a los veneros...
Lo del avispero lo habían recordado, con toda razón, hablando de su guerra... era una equiparación muy expresiva, aunque a lo se referían era más espeluznante, era más peligroso que los avisperos reales que él conocía "desollado" --si "desollado" diría-- es decir: a las mil maravillas... Y que, indudablemente, estaban en cualquier parte: ya fuera el tronco de un árbol, o la hendidura de una roca, ya debajo de las pizarras del tejado, o entre las plantas de los pimientos de las huertas y podía esquivarlos...
Como podía evitar a esas avispas que se congregaban para beber, como él, a la fuente; "Venero" denominaban a una en su pueblo, evoca; otra "Venerillo", otra "Fontuana"... o aquella tan cadenciosa de "Palancarruca"...
Y los recuerdos se le agolpaban, se empujaban, se atropellaban, como las bestias de su pueblo cuando las guiaba a beber al abrevadero o pilón; que estaba unido a la fuente por un canalillo del que se sustentaba... Con buena imaginación los antepasados --es de suponer-- la habían construido para que la sobrante rellenara ese depósito o pilón para satisfacer la sed de las vacas, los ñus, las mulas, los okapis, los elefantes, cebras, etc. y no se extraviara en la tierra inútilmente ...
Estaba al lado de un arroyuelo que, en el estío, como ahora, descendía casi seco pues en toda la extensión de su curso los campesinos hacían pozas, quedándolo sin jugo, para regar sus huertas...; mientras caminaba, podía observar que hacían aquí también lo mismo...: a ambas márgenes del lecho del riachuelo existían huertas muy bien cuidadas, casi con esmero...; con parecido cuidado y esmero con que lo hacía él y sus familiares en las suyas ... que hacía mucho tiempo que no las veía... como no veía a su mujer ni a su hijo, ni tan siquiera sabía qué había sido de ellos, llegando hasta el extremo de pensar, como lo pensaba, que bien pudieran haberse muerto ¡Dios o Jehová o Alá el Misericordioso no lo quisiera!...
Desecha esa idea contemplando las inmediaciones de la fuente hacia donde encaminaba sus pasos y que tantísimo se parecían a las de su pueblo...; nada extraño, por otra parte, ya que por donde caminaba, por donde guerreaba, la nostalgia le jugaba malas pasadas...
Lo que era sorprendente, eso si, son los lagrimones que aparecen en sus ojos en ese momento; precisamente ahora, cosa que nunca le había sucedido; ahora que su impulso le expide hacia al centro, en el claro de la arboleda, donde se halla la fuente y su abrevadero, colmado de un exuberante y resplandeciente júbilo como el día...
¡Tanto se le parecen a su tierra natal, que no ha podido contener las lágrimas...!
Llegado, contempla el fluir del agua, escucha arrebatado su murmullo, se agacha al caño y arrima sus labios para beber...; pero antes no se resiste a llevar a cabo lo mismo que hacía antaño: pasar a la parte de atrás de la fuente y hacer lo que los animales, pero pudorosamente, disimulado su príapo (cipote lo llamaban por su pueblo) a la vista de extraños entre los dedos de su mano derecha...
Dio la vuelta y se puso a orinar...: gesto reflejo, que ya se decía, de las bestias que separando las extremidades de atrás, levantaban el rabo, abrían o entreabrían los labios (la seta, se decía por allí) de sus órganos reproductores, impúdicamente, y descargaban sus chorros amarillentos y calientes en el barro que humeaba... de la misma manera hacía él siempre, cosa natural por otra parte, nada del otro mundo ...
Se abrochó la abertura del pantalón, miró al frente, movimiento involuntario, pareciéndole observar algo que se deslizaba entre los árboles... árboles que convino, tal vez alucinaba, como los de su mismo pueblo...
Como o semejante o parecido o similar no eran las palabras exactas, ya que se dio cuenta que estaba, efectivamente, en su pueblo...: lo que le produjo un considerable júbilo, una desmesurada alegría, y, colmado de razón, unas incontenibles ganas de gritar, y cantar, y saltar...
Anhelos que fueron tronchados en agraz por una proyectil que partió de los árboles, donde había creído vislumbrar algo que le acechaba, o espiaba...; y que a deshora, ya tarde, irremediablemente tarde, comprobó que era su esposa pertrechada de fusil o carabina quien llena, repleta, atiborrada --con toda la razón del mundo-- de patriotismo defiende las tierras de intrusos... y que camina acercándose y crece y se agiganta y cuando los labios de Goya inician, en los estertores de la muerte, un tenue, apenas audible "¡cariño!", el gigantesco, el descomunal, el monstruoso ser lo agarra, como si de un suculento bocadillo de carne se tratara y, mirándolo con ojos abiertos como platos, muerde con fruición, primero cabeza y brazo derecho, y continúa luego con el izquierdo que colgaba ensangrentado... Y que Francisco de Goya y Lucientes despertándose sobresaltado dijo:

--¡Joder con el sueñito de la razón!... ¡Produce monstruos!





(*) José Mª Amigo Zamorano, director de la revista 'Caminar conociendo', es Maestro de Enseñanza Primaria





(RELATO APARECIDO EN LAS PÁGINA 4 y 5 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO' Nº 5, JULIO DE 1996)

viernes, 29 de diciembre de 2006

Juan Carlos Elijas

De otro poeta Juan Carlos Elijas se dice en Internet:

"Ha publicado algunos de los poemas pertenecientes a tales libros en diferentes revistas impresas y fanzines (Texturas; Autana; Caminar Conociendo; Salina; El Prometeo Moderno; La poesía, señor hidalgo; Cedadem; La vieja Factoría...) relacionados con la literatura, así como en editoriales y revistas de tipo cibernético (Badosa.com; Yoescribo.com; Ariadna; Los lobos de Omaña; UNED; Anceo; Adamar)"

¡Vaya! Buscaremos sus poemas.

José Carlos Velázquez


En el blog del poeta abulense José Carlos Velázquez aparece esta nota:

"1998
-"CAMINAR CONOCIENDO". Revista de la Biblioteca Pública Municipal de Las Navas del Marqués, Ávila.
-Caminar Conociendo. Nº 7 Julio de 1998. Pág. 39."


Cuando nos proporcionen el poema o los poemas que este poeta publicara en 'Caminar conociendo' lo/s colgaremos en este blog.

Mientras tanto ilustraremos esta nota con una portada del número de la revista que aparece en el blog de este poeta.

2 poemas de Luis F. Comendador

Aparece en Internet esta nota en una página web sobre la bibliografía del poeta salmantino Luis Felipe Comendador:

«Dos poemas». Caminar conociendo, nº 7 (Las Navas del Marqués). Julio de 1998.

Cuando tengamos los poemas los colgaremos en este blog.

M. Blanco Chivite: 'Novela negra para jóvenes'


NOVELA NEGRA PARA JÓVENES

Por Manuel Blanco Chivite (*)

En principio, la novela negra y la novela policíaca en general, aun cuando se concibieron como mero entretenimiento, no se pensó que pudiese estar dirigida específicamente a un público juvenil.
Sin embargo, muchos de los que hoy nos consideramos apasionados o asiduos lectores de este tipo de libros, adquirimos tal afición o inclinación en nuestros primeros años de adolescencia y juventud. En tal periodo descubrimos a Edgar Poe, Conan Doyle, a Agatha Christie, a Edgar Wallace, a Dashiell Hammet, a Ellery Queen, a Raymond Chandler... No eran obras que se conceptuasen como “juveniles”; no obstante, resultaban, al menos en mi opinión, bastante más interesantes y atractivas que las oficialmente dirigidas a los jóvenes. Desde luego, el asesinato, la corrupción, el gangsterismo y la seca brutalidad presentes en muchos de esos libros parecían no hacerlos muy recomendables para quienes, curiosos e inquietos, desdeñábamos la escasa literatura que se nos pretendía adjudicar y los convencionales tebeos de censuradas aventuras, y elegimos hacer nuestras primeras armas literarias con los autores citados.
Hoy en día, con el enorme auge de la industria editorial y los programas de estudio que obligan a leer esto o aquello, la oferta presente en las librerías se ha multiplicado. Y con ellas las posibilidades lectoras de los jóvenes.
Ya hace diez o doce años vimos en “Club Joven de Bruguera” seleccionados algunos relatos de Hammett, Chandler, Conan Doyle... En la actualidad, las versiones blandas de lo “negro” y el relato policial infantil y juvenil multiplican sus ediciones, títulos, autores y formatos.
Anaya, por ejemplo, tiene su “Espacio abierto”, dedicado sólo a autores y novelas policíacas dedicadas al público juvenil. En su catálogo, conocidos novelistas de serie negra emplean sus talentos y capacidades literarias al servicio de las nuevas generaciones emergentes. Así, encontramos ese Todos los detectives se llamaban Flanagan, firmada por Andréu Martín (el muy duro autor de Prótesis o Barcelona connection) y Jaume Ribera, o el Parecido SA, del argentino Juan Sasturain, autor de aquel estupendo Manual de Perdedores.
Parecido a Andréu Martín, plural y prolífica pluma, señalemos que, junto a títulos tan descarnados como los señalados, tiene también una vena nítidamente infantil, expresada en los títulos, cuatro ya, de la colección “Cuentos del sí”, que recogen las aventuras del “ Mago de Sí”.
También Anaya tiene recogidos algunos clásicos del género en “Tus libros policíacos”: Doyle, Leroux, Poe, Leblanc..., cuidadosamente editados con sus correspondientes estudios y documentación.
En “Austral Juvenil”, de Espasa, también han incluido libros de nuestro género de autores especializados. Editorial Molino, apadrinados por Alfred Hitchcoks, ofrece las innumerables aventuras de “Los tres investigadores”. En la colección “Gran Angular”, de Ediciones S.M., el prolífico Jaume Sierra i Fabra nos ofrece un buen puñado de títulos policíacos al gusto joven, al menos tal y como lo entiende S.M.
Y hasta Bernardo Atxaga, el vasco Premio Nacional de Literatura de hace unos años, nos brinda en la colección infantil “Marabierto”, de Ediciones “B”, su Ramuntxo detective.
Timun Mas Editorial, Edelvives y su “Ala Delta”, y otras muchas, publican también productos policíacos y de aventuras urbanas e intriga para la juventud.
El panorama, por lo tanto, ha cambiado. La temática policial y hasta “negra” tiene hoy su versión “ligh” o iniciática para niños y jóvenes, de la mano, a veces, de los autores más duros, a veces, en la pluma de escritores dedicados en exclusiva a la literatura juvenil e infantil.
De cualquier manera, lo importante es leer y, en particular, introducirse en ese ámbito literario, el de la novela policíaca y negra, que, pese a haber generado muchos malos títulos, ha constituido también uno de los géneros más característicos de nuestro tiempo, al que debemos no pocas de las obras maestras más críticas y corrosivas de la literatura del siglo XX.

Manuel Blanco Chivite, Madrid, abril de 1992

(Revista “Caminar conociendo”, número 0, año 1992)
__________
(*) M. Blanco Chivite, periodista, escritor y editor, condenado a muerte en los últimos juicios del franquismo de 1975, ha escrito novelas, ensayos y libros de viajes; a saber: Notas de prisión, De matar y de morir, Operación Mendi, Ciudad sangrienta, Trío de negras, Comunicados del Lobo; el primer libro biográfico dedicado a Vázquez Montalbán, Diario de Etiopía... Dirige la Editorial VOSA.

JOSÉ HIERRO: PALABRAS DE HOMENAJE A VICENTE ALEIXANDRE


VICENTE ALEIXANDRE, POETA VIGENTE


INTERVENCION DE JOSE HIERRO EN EL RECORDATORIO-HOMENAJE AL DECIMO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE VICENTE ALEIXANDRE Y A LOS 50 AÑOS DE LA PUBLICACIÓN DE SU LIBRO DE POESÍAS 'Sombra del Paraíso'

Las palabras de aquel gran poeta, León Felipe, que recuerda ahora D. José María Amigo Zamorano, las corrobora también Max Aub en un libro en el que abunda esa idea nostálgica que tiene el español: cuando él se va de un lugar ha acabado el mundo; sigue viviendo en su recuerdo, pero lo que queda está paralizado, muerto.
Sostenía él que la poesía, después de la muerte de Lorca y la terminación de la guerra civil, no existía. Un día, de acuerdo con la idea que tenía de la poesía, que no solamente tenía que ser buena, naturalmente, sino crítica, escribió, rectificando en otro libro, que la poesía que se hacía al día, sin nostalgias lorquianas (excelente poeta por otra parte) era la poesía que se hacía en España y dentro de España. Pese al franquismo, la censura, etc., se hacía poesía, esa poesía que estaba al día y sin alimentos nostálgicos.
Tiene mucho que ver lo anterior con el homenaje que celebramos hoy. En Las Navas del Marqués tuvo lugar el encuentro de Vicente Aleixandre con la poesía. Dámaso Alonso le puso sobre la órbita poética de los años veinte: la importante de aquel momento: la de Juan Ramón y, para Vicente Aleixandre, fundamentalmente, la de Rubén Darío.
Recordaba al llegar aquí, con una mezcla de pedantería y de evocación histórica, otro momento también histórico: el encuentro, en Granada, de Boscán con Navaggiero, que le enseñó la métrica italiana. Gracias a él tenemos a Boscán y, sobre todo, a Garcilaso.
Sin Las Navas, sin Vicente Aleixandre junto con Dámaso Alonso, no tendríamos al Vicente Aleixandre que hoy conocemos.Yo era un jovenzuelo cuando conocí a Aleixandre.
El era la generosidad, la apertura, ante todo lo que llegaba, ante todo lo que podía ser estimulado. Un hombre realmente desprendido, generoso, cordial. Un hombre, además, que sabía dar la cara; me explico: por aquellos años de dictadura franquista, se celebraba semanalmente una tertulia en el Ateneo de Madrid; un día acudió un agente; pensaba que aquella tertulia podía tener algún peligro para el régimen franquista porque había habido una serie de denuncias y... total que fuimos echados de allí; hicimos entonces una especie de tertulia paralela en una librería de Madrid, la de Carmina Abril; nos reuníamos un grupo de poetas con un policía que apuntaba lo que se decía entre las gentes; y se lo mandaba a los políticos; un policía que iba oficialmente, no el chivato clandestino; nunca he podido averiguar quién pudo ser el policía; el hombre iba a ver si aquello que se había presentado a la autoridad, para ser leído, era lo mismo que se leía; era tan estúpido como ver a un ser leyendo lo que estaba escuchando por si se pasaba; incluso la estupidez llegó al extremo de que, en una ocasión, dábamos una lectura, alguien leía una breve antología de un poeta judío, Premio Nobel, no recuerdo quién era; lo cierto es que iba a leerlo Pepito Pérez; se presenta la solicitud del permiso: sellos, etc., todos los requisitos en la Dirección General de Seguridad; mas como, a la hora de la verdad, esas mismas poesías las iba a leer Juanito Gómez, el acto se suspendió.
Pues bien, Vicente Aleixandre con absoluto y total desprendimiento, él, que raramente salía de casa, excepto para ir a la Real Academia, cuando se inauguró aquella tertulia contraoficial, fue el primero que inauguró aquello con unas sillas bajitas que alquilábamos semanalmente. Estuvo allí dando la cara y demostrando con quién estaba: con los jóvenes, con la verdad y con la libertad.
¿Qué es lo que significaba Vicente Aleixandre para nosotros? Para contestar a esta pregunta habría que decir que estábamos al final ya de la guerra y que, como pensaban León Felipe y Max Aub, no había nada. ¿Qué había ocurrido? De los poetas de la generación del 27, en la que nos habíamos educado... : Guillén está en el exilio, Salinas está en el exilio, Alberti está en el exilio, Lorca ha sido asesinado, Emilio Prados está en el exilio, Luis Cernuda en el exilio... ; queda luego lo que se llamó “el exilio interior”; había un poeta, entonces no era gran poeta, era un crítico, un filólogo; había escrito un librillo, poemas puros, poemillas de ciudad... me refiero a Dámaso Alonso; y estaba, sí, estaba Vicente Aleixandre; pero mudo. ¿Cómo escribiría él después de la guerra, de lo que había ocurrido: las cárceles, los racionamientos, el millón de muertos?... ¿Cómo escribiría él?...
Teníamos, los jóvenes poetas, la necesidad de un ejemplo para asirnos; lo mismo que todo niño necesita que le den la mano para andar.
Aquel ejemplo vino cuando apareció aquel libro fabuloso “Sombra del Paraíso” y por el que hoy celebramos el cincuentenario de su publicación.
De pronto la poesía española va a influir en todos nosotros.
Como “Hijos de la Ira” de Dámaso Alonso.
Y de pronto la poesía va a renacer de sus cenizas.
Las jóvenes ya tienen quien les lleve de la mano.
Luego cada uno iría por su parte.
Vicente Aleixandre tiene, en toda su obra, una enorme coherencia. He dicho alguna vez que los poetas contemporáneos son autores de obras completas; es decir: cada uno de sus libros, de sus poemas aislados, no es mas que el fotograma de una película que, relacionado con el fotograma anterior y el posterior, adquiere movimiento: la poesía no está en un poema, sino en el conjunto de todos los poemas.
Si del siglo XVII queda “Las Meninas”: todos vemos el cuadro, la España de entonces, el espíritu de la época. Si leemos “Las coplas a la muerte de su padre”, de Jorge Manrique, ¡basta! ¡es suficiente!. Pero si tenemos que elegir... ¿cuál es el cuadro de Picasso, más picassianamente característico?... Pues no hay un solo cuadro en la suma de todos ellos... ¿el precubista?, ¿el de la serie negra, azul o rosa?, ¿el cubismo ya?, ¿el de las deformaciones?... Picasso es la suma de todos ellos.Vicente Aleixandre es, en este aspecto, un poeta contemporáneo.
Cuando el superrealismo aparece en España lo hace por una necesidad: ha habido un neopopularismo que es la poesía breve, la cosita de poca extensión, el chispazo; el poeta juega; la poesía, decía Gerardo Diego, es crear lo que no veremos; se ha alejado de la vida, por lo menos de una manera directa. Entonces, Vicente Aleixandre advierte que el superrealismo es una última forma de romanticismo, es hablar, de una manera como sonámbula, onírica e irracionalmente, de aquello que tiene, dentro de nosotros, su ego. No lo racionaliza, lo expresa como a bocanadas. De ahí surge algún libro de los suyos (prescindiendo de “Ámbito” que es una primera toma de contacto con la nueva poesía): “Pasión por la Tierra” es el ser humano, hombre o mujer, que está sumido en lo más hosco, duro, negativo, feo, de la vida. Inmediatamente después, una segunda forma de entender la poesía es “La destrucción o el amor”; ¿qué es “La destrucción o el amor”: el paraíso inventado donde todo es puro, elemental; amor y muerte es lo mismo; está lleno de criaturas desnudas, de animales salvajes, de plantas silvestres; es un mundo bellísimo, un mundo lleno de fuerza y ya sin ninguna desolación.
Cuando viene la guerra, cuando acaba la misma y comienza otra vez su carrera poética, ¿qué es lo que ocurre?: aquel paraíso que habíamos visto en la “Destrucción o el amor” va a ser “Sombra del Paraíso”; un poco como en Milton “El Paraíso Perdido”; ¿qué es el poeta que se nos revela en aquel libro fundamental?: primero, un poeta orquestado, rico en palabras, en invenciones metafóricas; segundo, el ser que tiene la nostalgia de aquel anterior paraíso de “La destrucción o el amor” donde todo era elemental, puro, fuerte, dramático.
A continuación, este poeta que está como sentado en una cima contemplando el mundo, pero humanísticamente contemplado, va a entrar dentro de una intimidad, va a hacer entonces aquella “Historia del corazón” donde se nos presenta al hombre concreto.
En “Sombra del Paraíso” tenemos al poeta arquetípico, en “Historia del corazón” al hombre concreto con nombre y apellidos, con sus problemas específicos, pequeños pero intensos. Un día se sale de si mismo y va a contactar con la realidad “En un vasto dominio”, en Miraflores, con las gentes sencillas, con gentes de esta época que tiene un correlato, un paralelo, con gentes de otra época; son aquellas parejas de retratos admirables; y viene ese libro “Los poemas de la consumación” donde es ya la poesía del anciano.
Es, por tanto, su poesía como la de todos los poetas contemporáneos, con altibajos, algo que nos está revelando en su profundidad como una película; que nos está contando la biografía de una persona: tenemos ahí todo Vicente Aleixandre.
Vicente Aleixandre es, para nosotros, los que entonces éramos jóvenes, un faro protector, hombre que aconseja, consuela, corrige defectos, es decir: el hombre que es guía.
Hay poetas que han podido ser grandes poetas, pero que no son poetas vigentes. Vicente Aleixandre, después de acabada la guerra, en 1944, se convierte, ya, en uno de esos símbolos.
Si por los años 26 o 27 se le pregunta a los jóvenes poetas que, para ellos, quién es el gran poeta, hubieran dicho: Lorca, Alberti por la vía del neopopularismo; otros, dentro de la poesía dura, hubieran respondido: Guillén.
Por los años 33, 34, 35 Lorca sigue siendo un gran maestro; y Alberti empieza un poco a olvidarse como maestro vigente, no como poeta leído; y se incorpora un nuevo nombre, Pedro Salinas; cuando escribe “La voz a ti debida” o “Razón de amor”, el lector, de entonces, ve que un poeta puede estar sumido en la entraña misma de la vida y escribir de algo que antes le había parecido ridículo (becqueriano, se decía entonces despectivamente) como era el amor.
Acaba la guerra y, después de una toma de contacto, los nombres serán Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. Pasados los años, Aleixandre sigue en ese pedestal de gran maestro y se añade el nombre de Luis Cernuda. De ahí, que no estemos hablando de una persona que tuvo el privilegio, o ellos (el jurado) tuvieron el acierto, de darle el Premio Nobel, sino de una criatura viva de arriba a abajo, de un gran poeta, de un maestro vigente, puesto que su vigencia y su huella se ve todavía.
Eso es lo que yo quería decirles a ustedes. Muchas gracias.

José Hierro, Castillo-Palacio de Magalia. Las Navas del Marqués, 1994.

(Revista “Caminar conociendo”, número 4. Mayo de 1995)

Antonio Buero Vallejo: En el Gijón estaba Eusebio


En Internet aparece esta nota dentro de los artículos de Antonio Buero Vallejo:

«En el Gijón estaba Eusebio» [en homenaje a Eusebio García Luengo], Caminar Conociendo, Las Navas del Marqués, n.º 3, mayo 1944, pp. 16-17>>


Si encontramos el artículo de Buero Vallejo lo colgaremos en este blog.

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Rinden homenaje a Jiménez Lozano

EL PRESIDENT
DE LA
GENERALITAT DE CATALUNYA

Barcelona, 12 de Mayo de 1989

Dr. Francisco Ruiz de Pablos
Avila
Deseo manifestarle mi cordial adhesión al acto de homenaje, que la Biblioteca Pública Municipal de Las Navas del Marqués rinde al poeta, escritor y periodista José Jiménez Lozano.


La amistad que le unió -y nos unió- con el maestro Aranguren, me invita a sumarme a este acto de merecido homenaje. La amistad, tan valorada por Pascal, une a los hombres más allá de las naturales diferencias de país y de lenguas, siempre enriquecedoras por su diversidad. Que por muchos años Jiménez Lozano sea para muchos un referente por las cualidades de su persona y de su obra.


Un cordial saludo


Jordi Pujol


('Caminar conociendo', como revista de la biblioteca pública navera, fue la impulsora del homenaje al escritor José Jiménez Lozano)

Carta de Pedro Collado

Pedro Collado

9-2-98

Querido amigo Javi:
poco después de recibir tu amable carta, junto con el ejemplar de CAMINAR CONOCIENDO, nos trasladamos a Madrid pensando que no sería muy dilatada nuestra ausencia por lo que dejé aquí "todo el material". Ahora estoy preparando nuevo viaje y no quiero dejar de contestarte, aunque renunciando a la extensión que me gustaría al referirme a la Revista.
En primer lugar, Caminar... ha sido para mí una sorpresa, grata sorpresa, pues asombra que tratándose "de provincias", como con ingenua petulancia suelen decir algunos, aparezca una publicación de tan altos vuelos, que abarca amplios horizontes literarios con una acertada estructuración. Házselo saber a nuestro amigo A. Zamorano; de tener tiempo tampoco iba a aportarle nada que no fuera abundar en lo que él demuestra maestría e intuición.
Y lo que son las cosas, este número de CAMINAR... me ha hecho también revivir una parte de mi existencia, y bien recordada por ser "primeros pasos" de los que posteriormente fue desenvolviéndose mi vida literaria y humana. Me refiero ahora a la amplia información en torno a la fallecida escritora y amiga mía Elena Soriano. Tuve buena amistad desde remotos tiempos con ella y su marido, Juan José Arnedo. Como dato curioso durante mi última estancia en Madrid, en las que voy desempolvando carpetas de aquellos tiempos con recortes de prensa, actos literarios, etc., he entresacado la información periodística de un homenaje que me tributaron y en el que tuvieron participación Elena y su marido.
Aquella amistad no fue cultivándose, como tantas otras, pues yo me canalicé en una actividad trepidante para supervivir con mi propio esfuerzo en aquellos tiempos (primeros de posguerra) y recién salido de "entre rejas". Pues yo escribía mis libros (los que entonces me era posible escribir), atendía a su edición, imprenta, dibujantes, encuadernadores y... y luego venderlos, luchando con distribuidores, con mi propia labor personal.
No obstante estuve presente en acontecimientos familiares de Elena y Juanjo: en el bautizo de su hijo, prematuramente fallecido, y en la boda, posteriormente fallida de su hija Elena (hoy famosa doctora) con Miguel Boyer. La revista EL UROGALLO, que fundó Elena fui puntual suscriptor desde el primer número hasta su desaparición. Aún poseo, por aquí andan, algunos ejemplares.
Hago párrafo aparte para felicitarte por tu aportación melódica en la presentación del número de la revista CAMINAR... que me envías y por la elección de las piezas interpretadas.
Creo que tardaremos en regresar (¿dos, tres meses?) por lo que pensando, digo yo, que algo tuvieras que comunicarme no debías hacerlo sin antes comprobar telefónicamente mi regreso.
Con mi afectuoso saludo, que harás extensivo a tu esposa, y un abrazo

Pedro Collado(*)

PD/: Te acompaño dos fotocopias relacionadas con el homenaje mencionado ¡De 1953!

EFECTIVAMENTE ACOMPAÑAN 2 FOTOCOPIAS: UNA DEL 'DIARIO MADRID' CUYO TITULAR ES 'HOMENAJE A Pedro Collado' (18-XII-53); LA OTRA ES DEL DIARIO 'YA' QUE LO TITULA ASÍ: 'El homenaje a Pedro Collado' DE FECHA 22-XII-53.

(Pedro Collado, republicano, ya muerto, fue un escritor sobre todo de cuentos infantiles; entre los que destaca la 'Princesa de Pitiminí'; escribió también una biografía de Miguel Hernández "Miguel Hernández y su tiempo" ed. VOSA; y un libro de poemas, ambos poco antes de morir. Aunque él se publicaba sus libros, con el tiempo llegó a ser tan leído que grandes editoriales le publicaron sus libros, como Bruguera, por ejemplo)

JULIA OTXOA


CON RAMAS DE MANZANO Y CEREZO

Con ramas de manzano y cerezo ardía el fuego
que curaba los ganados.

POR SAN JUAN

Por San Juan, volando en brazos de sus
padres, traspasan los árboles los niños,
para curar el asma.

LA PALIDEZ DE LOS NIÑOS SIN BAUTIZAR

La palidez de los niños sin bautizar
se deshace en noviembre bajo el alero,
corre tú con el atardecer,
a relatar su muerte a las abejas,
que liben tu dolor azul,
sobre las flores más luminosas del enebro.

SOLSTICIO DE VERANO

Arrojan pan a la música desde sus ventanas
adolescentes de uva y avellano,

sus extendidos brazos tejen la noche
de un ámbito celeste,
sobre sus perfumados labios,
la vida canta,
el color cabalga.

Los músicos, en sus manos el pan,
una escalera de guirnaldas, luna y junio levantan.

Mágico el instante, se cumple todo inicio.

POR SAN MARTÍN

Por San Martín,
los lamentos del cerdo desangrado,
se mezclaban con el intenso olor
que producían los sueños al quemarse.

POR LOS MUROS DE ALFALFA

Por los muros de alfalfa
se asomaba la luna.

SE GUARDABAN LOS SUEÑOS

Se guardaban los sueños
en altas tinajas con aceite rancio,
hasta que brotaba el espino.

Julia Otxoa
(Aparecidos en la revista 'Caminar Conociendo'. Las Navas del Marqués 'Avila')

Agustín García Calvo: Don Felipe, memoria siempre-viva



PARA DON FELIPE, CONTEMPORÁNEO DE ESTOS VERSOS, MEMORIA SIEMPRE-VIVA



No puedo yo fingir que no sé lo que eres,
oh luna, o que no sé por qué creces y menguas,
ni puedo ya en verdad dibujar en tu cara
figuras ni un collar que de ánimas blancas
te ciña ni beber fría miel de tu cuenco.





Sé todo ya de tí, cómo giras y ruedas
y cómo, al par que vas cada tarde más gruesa
volviéndote, a la par sales más y más tarde
hasta que, cuando ya sales justo al momento
que el sol se pone, hoy, toda llena seguro
que en alto cielo a tí te veré a medianoche,





y luego, cuanto más trasnochando me hagas
aquí esperarte, al fin cuando asomes, más poca
y cada noche más he de verte flaquilla,
hasta que, al asomar con el alba, te anule
de un parpadeo el sol como hebrilla de seda.





Lo sé todo de tí: que eres un mordisquito
que se desmigajó una vez de esta pella,
cuando se estaba aún para tierra cuajando,
lo cual tampoco más era que una pavesa
que del ardor del sol desprendida brincara,
cuando él no era más, a su vez, que el destello
de un rebujón de gas que estalló en llamaradas





por un momento, oh sí, un momento, que es éste,
y que por eso a tí te parece que dura
tan largo, pero es un momento cualquiera
del juego del azar de fugaces relumbres
de chispas que a través de la noche sin fondo
de vez en cuando dan en brillar, y se llaman
'estrella' por no más que el istante que tarda
la boca del sinfín en decirle su nombre;





y más te digo aún, que ese juego al fin todo
de a tiempos encender y apagar farolillos
y de espolvorear el abismo de polvo
de luz y de enroscar caminitos de leche
tal vez solo a un rincón del profundo te toca,
y fuera, más allá de tu cielo y el mío
(¿me oyes?), más allá no se juega a esas cosas,
quizás a nada (¿no?) a silencio sin nombre.





Ya ves; y aún sé más de tí, luna, y te digo
que, cuanto más lo sé, menos sé lo que eres,
y menos eres tú, menos eres tú, luna,
y hundiéndoteme vas pequeñita a lo lejos,
y te me esfumas ya como un guiño en eun sueño.





¡Espera! Escucha aún: que el que sabe eso todo,
qué sé quien eres tú y te borro, ese mismo
¿quien es? No puede ser: yo no puedo estar dentro
de lo que sé, y así no podré saber nunca
quién soy. ¿Verdad que yo no soy nadie ni nada?





Oh luna, dílo tú, díme tú "No soy nadie",
y de ese modo, yo seré tú que lo dices.
Sé tú mi espejo, tú mi espejito de plata,
que en tí me mire yo, y que vea que nada,
no hay nada. Líbrame de ilusiones, oh luna,
oh tú: desnúdame de mi último harapo.



Agustín García Calvo. Las Navas, agosto, 1997
(Aparecido el poema en la revista 'Caminar conociendo')


SE HA RESPETADO LA PARTICULAR ORTOGRAFÍA DEL AUTOR
Y LA FORMA DEL POEMA

Luis Alberto de Cuenca: LINEA CLARA


Dicen que hablamos claro, y que la poesía
no es comunicación, sino conocimiento,
y que sólo conoce quien renuncia a este mundo
y a sus pompas y obras -la amistad, la ternura,
la decepción, el fraude, la alegría, el coraje,
el humor y la fe, la lealtad, la envidia,
la esperanza, el amor, todo lo que no sea
intelectual, abstruso, místico, filosófico
y, desde luego, mínimo, silencioso y profundo-.
Dicen que hablamos claro y que nos repetimos
de lo claro que hablamos, y que la gente entiende
nuestros versos, incluso la gente que gobierna,
lo que trae consigo que tengamos acceso
al poder y a sus premios y condecoraciones,
ejerciendo un servil e injusto monopolio.

Dicen, y menudean sus fieras embestidas.
Defiéndenos, Tintín, que nos atacan.

Luis Alberto de Cuenca
(Aparecido en la revista 'Caminar conociendo'. Las Navas del Marqués)

Luis Alberto de Cuenca: GORMENGHAST

Los soles y las lunas, las hojas de los árboles,
los peces de las aguas de color verde oliva,
las piedras y las plumas de las aves rapaces,
los gusanos, el pan, las nubes, las antorchas,
han dejado su huella milenaria en los muros
de Gormenghast.
Tu cuerpo princesa, es un oasis
en el desierto helado del silencio.

Luis Alberto de Cuenca
(Aparecido en la revista 'Caminar Conociendo'. Las Navas del Marqués)

Pablo Neruda: caminar conociendo


Por eso te hablaré de estos dolores que quisiera apartar,
te obligaré a vivir una vez más entre sus quemaduras,
no para detenernos como en una estación, al partir,
ni tampoco para golpear con la frente la tierra,
ni para llenarnos el corazón con agua salada,
sino para caminar conociendo, para tocar la rectitud
con decisiones infinitamente cargadas de sentido,
para que la severidad sea una condición de la alegría, para
que así seamos invencibles.

Pablo Neruda (1950)

('La arena traicionada', Canto general)