miércoles, 2 de enero de 2008

Jacinto Herrero Esteban

El pueblo que andaba a oscuras
vio una luz intensa.
Sobre los que vivían en tierra de sombras
brilló una luz.

Isaias, 9,1



Estos días tan breves de solsticio
en diciembre, caminan, aunque a oscuras,
hacia otra luz hundida en el poniente.
No habrá lugar a la melancolía
pues el sol vencerá porque aun existe
y brilla a las espaldas de esta noche.
(Tal nuestra vida asida a la esperanza
de no morir). Volver a la costumbre
de abrir la puerta a la desierta calle
y caminar sobre la escarcha. Dile
que espere al corazón, que para todos
habrá un sol cegador tras de la niebla.
Son hermosos los árboles desnudos
húmedos del relente en madrugada.

Jacinto Herrero Esteban

Avila 2002