miércoles, 23 de febrero de 2011

Palabras al libro de Marcos Ana



Libro: Decidme cómo es un árbol
Autor: Marcos Ana
Editorial: Umbriel Editores - TABLA RASA
Copyright: 2007 Fernado Macarro 'Marcos Ana'
Depósito legal: B. 15628-2010

Marcos Ana, pseudónimo de Fernando Macarro en homenaje y recuerdo a sus padres Marcos y Ana, es un celebérrimo y mítico poeta comunista que se pasó media vida en la cárcel. Nació en 1920 e ingresó en prisión a primeros de octubre de 1939 y ya no la abandonaría hasta 23 años después. Allí se hizo poeta y sus poesías salían de entre las rejas volando por medio mundo. Fue un símbolo de la España aherrojada por el franquismo. Nosotros, ya un poco maduros, oímos alguna vez hablar de él en nuestra juventud más joven. Si bien no conocíamos su manera de escribir, su estilo. Solo algún que otro poema. Hasta ahora que, unos amigos, nos han dejado este 'Decidme como es un árbol' en el que se intercalan cerca de una treintena de sus poemas.

El título ya nos abre la puerta del libro y el subtítulo 'Memorias de la prisión y la vida' invita a traspasar el umbral. José Saramago, en el prólgo, lo resume atinadamente: 'díganle como es un árbbol porque la cárcel, como un insaciable vampiro, va sorviendo poco a poco los recuerdos del mundo exterior'.

A la entrada, en el frontispicio de la obra, podemos leer estos 6 versos del poema 'Vida' escrito en la prisión de Burgos en 1960:

Decidme como es un árbol.
Decidme el canto del río
cuando se cubre de pájaros.
Habladme del mar, habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.

Los hemos copiado para que se vea la claridad, sencillez y transparencia con que transmite la honda emoción de sus sentimientos. Y con esas cualidades literarias está compuesta toda la obra. Un relato de su vida carcelaria de prisión en prisión y de su transitar por la libertad siempre con la prisión metida en lo hondo: la angustia, por ejemplo, de los que esperan la lista en la que aparezca su nombre para ser asesinado; y su propia incertidumbre de si al día siguiente verá la luz del día o la negra boca de los fusiles preparados para matarlo. Estuvo varias veces condenado a muerte. Se salvó... de milagro.

Y un milagro es que, siendo tan joven e hijo de jornaleros, haya florecido, entre rejas, un joven sin apenas estudios. Un milagro de la naturaleza. Los hay. Sin olvidar, claro está, la organización del Partido Comunista de España que fue educando con mimo estos tiernos brotes. Regándolos frecuentemente. Sin esa organización, sin ese abono, sin ese humus, la planta se hubiera secado. O se hubiera cerrado el horizonte sin aliento de perspectiva. De una perspectiva abierta a la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Este libro es una joya. Un brillante redondo, liso, que la ideología -y aquí está el pero que nosotros le encontramos- ha dejado sin horizontes. Una joya que acaba en ella misma. Sus rayos, sus destellos, sus irisaciones luminosas no irradian para afuera, sino para adentro. Una alhaja, si. Hermoso poema todo el libro. Pero al que se le han limado las aristas. Y es como un ser que anda sin que en su avance acaricie o hiera, o rasguñe... a nadie. Marcos Ana, sobre una ideología de combate, de lucha de clases, de brega, le ha puesto una capa protectora tan gruesa de tolerancia del enemigo, de respeto con todos, de comprensión hacia los contrincantes, de mansedumbre, de transigencia, de resignación, de docilidad, de suavidad, de 'reconciliación nacional'... que ha dado como resultado esta obra magnífica, sencilla, bella... pero tanto ha limado las aristas, las asperezas, los filos, que no sirve, no nos sirve, de arma contra los muros que se alzan al avance hacia una sociedad, como él dice, más justa y no digamos hacia el socialismo o el comunismo borrados ya de su lenguaje; por ejemplo: el muro de esta monarquía heredada del franquismo; franquismo que le metió en el tubo, en las mazmorras, 23 años; que no nos sirve para combatir a esta derecha ultra, a esta iglesia cavernícola, a este capital explotador, ni a este imperialismo que invade pueblos y los masacra.

Esta obra es una alhaja, un dije, una sortija, una maravilla literaria que quedará ahí, singular en su rareza, con sus caras y facetas vueltas hacia si, sin mostrarle el pecho al porvenir porque no existe; la reciedumbre, los vientos y tormentas de la lucha se quedaron allá, en esa dictadura que los aires del tiempo barrió.

Una alhaja que brilla solitaria como testimonio de un tiempo de lucha, de un morir peleando. Lo que viene después no tiene apenas importancia para él; así, cuando el dictador, antes de morir, asesina a 5 antifascistas: 2 de ETA y 3 del FRAP y toda Europa se moviliza y manifiesta tratando de evitar el crimen, Marcos Ana, que no trata para nada en su libro de este acontecimiento, ni menciona que su CISE hiciera nada por salvarlos del pelotón de fusilamiento, guarda silencio escribiendo de pasada estas palabras: 'los últimos ejecutados fueron cinco miembros de ETA y del FRAP en septiembre del 75'. 

Crónica, memoria del tiempo de un partido comunista heroico, glorioso. 

Que ya no lo es.

 Marcos Ana: tu vida -como la de muchos antifascistas- casi de titán, casi de quijote luchando contra los molinos fascistas, que te maltrataron torturándote, te cubrieron de maledicencias, contradice ese -para nosotros- unguento ideológico, ese barniz político que has puesto a tu obra: de tolerancia, respeto, comprensión... cuando no conmiseración o caridad casi cristiana... como un mártir que se ha resignado a su muerte... hacia esos tipejos indeseables, criminales sin duda... Todo para justificar esa 'reconciliación nacional' que por la otra parte no se ha dado.

Marcos Ana, tienes que perdonar que pongamos estas pegas porque el libro no se puede analizar solo y exclusivamente bajo un prisma literario; el análisis político es imprescindible y esa 'reconciliación nacional' es una clara manifestación -para nosotros- de rendición, un arriar de banderas en pos de una paz que sabes que no se ha de dar porque la lucha de clases, aunque unos dirigentes abandonen las armas, no desaperece; y lo único que se consigue es prolongar el sufrimiento de los de abajo.

De modo que tu hermosa escritura no sirve de barricada a esta crisis ni a las batallas del porvenir.

Pero bienvenida sea esa joya poética literaria: sencilla, clara, transparente: un momento historíco español transformado en testimonio eterno de la lucha proletaria en un tiempo concreto.



Iswe Letu