viernes, 9 de marzo de 2007

Rafael Morales: 'Gerardoalba'


GERARDOALBA

(A Gerardo Diego. In memoriam)


Al alba. Siempre al alba.

Las azucenas tienden camisas

blancas

y saltan los cuchillos del agua.

Es una carta en blanco

la esperanza.

Canta, Gerardo, canta,

porque tu vida es larga, larga, larga

y la muerte no podrá acabarla.

Resucitarías en tu palabra.

¡Oh, tú, Gerardoalba, siempre alba!


Rafael Morales


EN LA PÁGINA III DE LA 'FONTANA SONORA', SUPLEMENTO DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO' NÚMERO 5 DE JULIO DE 1996

Manuel Blanco Chivite: Cualquier Tiempo Pasado Fue Peor

Cualquier Tiempo Pasado Fue Peor



por Manuel Blanco Chivite


Reseña:

Título: La década oscura (1940-1950)
Autor: Luis Garrido
Editorial: VOSA
Ciudad: Madrid
Año: 1994
(donado por el Ayuntamiento de Las Navas)

La 'Década oscura' comienza en Las Navas del Marqués y nos habla del tiempo y el lugar en el que aconteció su origen –el de Luis Garrido, su autor- su nacimiento al trabajo, a los libros y a la escritura: la España de 1940 a 1950.

E incluso, antes, cuando Genaro, el ganadero de Las Navas, encuentra ‘caminando por la carretera a un mozalbete que huye de los borregos’.


Son recuerdos grises tirando en demasiadas ocasiones a negros, matizados por el ansia de vida y saber de un muchacho dedicado desde los trece años a ganarse los garbanzos y aprender por el viejo método de ‘compóntelas como puedas’.

La vida de Luis Garrido ha sido trabajo, duro trabajo, escritura y libros. Libros en el más amplio y completo sentido de la palabra: los ha escrito, editado, vendido… Librero desde hace muchos años, lo sabe casi todo del mundo del libro.

Pero, sobre todo, es escritor. Su obra ha sido juzgada, criticada, justamente elogiada y reconocida en cada nueva entrega. Sus novelas y libros autobiográficos se sitúan en la gran tradición novelística española que va desde Cervantes y la picaresca a Galdós, Baroja y a los grandes narradores de fondo de hoy día.

Allí, en la calle Hermosilla, de Madrid, tiene su librería Luis GARRIDO. Madrugador e inquieto, se ha hecho, durante años, sus diez o doce folios diarios. Allí fue destilando los recuerdos de ‘La década oscura’, ‘aquella época’ ominosa, fatal, triste, de gris y de sangre…

‘Era una época difícil… solo con que alguien pareciese policía te echabas a temblar…’.


Si se cantaba era ‘porque cantar siempre ayuda a pasar calamidades’. Tiempos en que ni Caperucita ni los pimientos podían ser rojos, sino ‘colorados’; en los que se apreciaba un número capicúa en el billete del tranvía porque… ‘la única esperanza de mejora para la gente era la suerte y un capicúa se tomaba como símbolo de un afortunado presagio’.

De ‘aquella época’, de aquellos trabajos, de aquellos temores –‘ten cuidado, hijo, ya ves lo que la ha pasado a tu padre’- de aquellos silencios a hierro y fusil, de aquellos sudores anónimos, ha extraído Luis Garrido este libro. Nos cuenta su vida, sólo eso, nada menos que eso, y lo cuenta bien, construyendo cuidadosamente, línea a línea, un fresco traspasado de sangre, carne y hueso, voces, risas…

En la ‘Década oscura’ están los menos importantes, aquellos de quienes nadie habla a no ser, de tarde en tarde, algún escritor o algún poeta. Gentes sometidas, las que solo contaban para trabajar, producir y callar… las más importantes, las que levantaron el país y, de paso, sobre su esfuerzo, se hicieron las grandes fortunas del franquismo.

En esa década, pues, se fraguó la vocación y la voluntad de futuro de Luis Garrido y el carácter de un hombre trabajador, tenaz y sumamente observador con una memoria admirable, gracias a la cual, casi medio siglo después, ha podido darnos estas páginas.

Páginas que son el grito de ‘tantos jóvenes frustrados en sus estudios, en sus oportunidades, en sus posibilidades de futuro’, en unos momentos en que todo, cultura, canciones, cine, tebeos, cuentos infantiles, periódicos, NODO, discursos políticos, ‘encubría la realidad y el que trabajaba recibía migajas y los que estabn en la cima se comían el pastel’.

Luis Garrido a los 13, a los 14, a los 15 años, cuando recorría Madrid para ir a trabajar, tenía a su padre preso en la cárcel de Burgos, por política, claro está. Inició su andadura bajo el signo del trabajo precoz y aún hoy sigue en el tajo. no es mala síntesis.

Mi generación –escribe al final- se pasó la vida reconstruyendo sin tener apenas tiempo de juzgar si era buena o mala su actitud’.

Tampoco a nosotros nos toca juzgar; lo que la generación de Luis Garrido hizo posibilitó casi todo lo vino después, quizá todo. Y en este caso, y en nuestro país, si se puede decir que cualquier tiempo pasado (entre 1939 y 1975) fue peor; aunque, para muchos vaqueros de Las Navas del Marqués, ahora, el viento del Mercado Común Europeo le haya aventado parte –si no toda- de la cabaña ganadera.

Manuel Blanco Chivite, editor, periodista, autor de numerosas novelas, sobre todo negras, estuvo condenado a muerte en 1975 por el franquismo.


SE PUEDE LEER EN LA PÁGINA 26 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’ NÚMERO 5 DE JULIO DE 1996

OVIDIO PÉREZ MARTÍN: 'Fragmentos del diario...'


FRAGMENTOS DEL DIARIO DE DON ALONSO QUIJANO, EL BUENO, HALLADOS EN UN LUGAR DE CUYO NOMBRE NADIE QUIERE ACORDARSE

Nota: una mañana del mes de abril, en mi buzón, encontré un pequeño paquete atado y lacrado. Estas ‘Memorias de don Alonso Quijano, era su misterioso contenido. Una nota me prometía ‘futuros envíos’. Desde aquí mi agradecimiento al anónimo remitente. Tal y como recibí estas memorias, sin faltar punto ni coma, las envío a la revista ‘Caminar Conociendo’

Fragmento primero


'Y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio'.
Cervantes


Fina ironía la de Cervantes cuando escribió esto. El mismo fue un gran lector y nadie le tomó por loco. Cuerdo y bien cuerdo hay que estar para escribir con tanto tino y fino ingenio como él hizo. Es de todos sabido que la lectura aviva el juicio y, si este se pierde, ayuda a restaurarlo. Si, además, por el mucho leer se duerme menos, por la misma razón se vive más. Yo siempre sembré mis tierras y recogí las mejores cosechas, lo que quiere decir que regía bien mi mollera. Pero donde Cervantes destila su mejor ironía es cuando dice: 'Rematado ya su juicio vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo y fue que le pareció convenible y necesario... hacerse caballero andante'. Todos sabemos que cualquier hombre que se precie, sin estar rematado en su juicio, mas bien en el mejor estado de lucidez, viene a dar en este razonable pensamiento: salir de casa e irse por el mundo, bien de caballero andante, bien de correcaminos, o de romero o... Lo que ocurre es que el ama, o la mujer, o los hijos, o el miedo, o el misterio, o todo ello reunido, hace desistir. Pero este es el más común pensamiento de los hombres. Todos deseamos ir a otra parte, pero son muy pocos los que se atreven. Algunos hacen el viaje de destierro dentro de su vecindad... De este razonamiento deduzco que Cervantes ironizaba y, para no ser desterrado por anarquizante, lamaba locura a la cordura. Sin estar loco él fue correcamino y caballero andante. Pero, sobre todo, en cualquier momento difícil construía puentes para pasar de su situación real a países imaginarios, aventura propia del que en nada se parece a los árboles, que allí donde nacen mueren.



Copió estas memorias Ovidio Pérez Martín que es abulense, maestro de primaria y poeta; autor entre otros, del poemario 'Cuaderno'.

TOMADO DE LA PÁGINA IV DE 'FONTANA SONORA', SUPLEMENTO DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO' NÚMERO 5 DE JULIO DE 1996


OVIDIO PÉREZ MARTÍN: 'Fragmentos del diario...'


FRAGMENTOS DEL DIARIO DE DON ALONSO QUIJANO, EL BUENO, HALLADOS EN UN LUGAR DE CUYO NOMBRE NADIE QUIERE ACORDARSE

Nota: una mañana del mes de abril, en mi buzón, encontré un pequeño paquete atado y lacrado. Estas ‘Memorias de don Alonso Quijano', era su misterioso contenido. Una nota me prometía ‘futuros envíos’. Desde aquí mi agradecimiento al anónimo remitente. Tal y como recibí estas memorias, sin faltar punto ni coma, las envío a la revista ‘Caminar Conociendo’


Fragmento segundo


'La del alba sería...' Cervantes


¿Cómo pudo Cervantes conocer mi pensamiento y deseo de marcahrme antes del alba y dejar este mi lugar donde apenas pasa otra cosa que las estaciones del año? Aquí se suceden los días como se sucede, inetrminable, la llanura. Arar la tierra, cuidar las merinas, mantener la troje con grano, con leña el corral... y seguir soñando al amor de la lumbre en la hora del alba... Fueron muchas las noches pasadas de claro en claro convenciéndome para escapar. He salido muchas veces a la hora del alba con mi galgo a cazar y hubiera querido perderme por los caminos para no regresar a la monotonía. Pero siempre, al atardecer, la conceincia apremia y, con las sombras pisándome los talones, he regresado al lugar, para inmediatamente soñar con irme de nuevo. ¡Qué gran escritor, Cervantes! Logró adivinar mis sueños y los escribió casi tal y como yo los soñaba al amor de la lumbre. Hasta acertó con exactitud la hora que yo hubiera elegido para cumplir mis sueños. 'La del alba sería...' Siento nostalgia de esa hora del alba que nuca cristalizó en salida. Y leo y releo continuamente esa página del gran libro y, a veces, siento como si de verdad yo fuera don Quijote.

Copió estas memorias Ovidio Pérez Martín que es abulense, maestro de primaria y poeta; autor, entre otros, del poemario 'Cuaderno'.

En la página IV de 'Fontana Sonora', suplemento de la revista 'Caminar Conociendo' número 5 de julio de 1996

OVIDIO PÉREZ MARTÍN: 'Fragmentos del diario...'


FRAGMENTOS DEL DIARIO DE DON ALONSO QUIJANO, EL BUENO, HALLADOS EN UN LUGAR DE CUYO NOMBRE NADIE QUIERE ACORDARSE

Nota: una mañana del mes de abril, en mi buzón, encontré un pequeño paquete atado y lacrado. Estas ‘Memorias de don Alonso Quijano, era su misterioso contenido. Una nota me prometía ‘futuros envíos’. Desde aquí mi agradecimiento al anónimo remitente. Tal y como recibí estas memorias, sin faltar punto ni coma, las envío a la revista ‘Caminar Conociendo’

Fragmento cuarto


Y ya es hora de que lo sepáis: Cide Hamete a quien Cervantes propone como autor del manuscrito donde encontró la inimaginable historia de don Quijote, no es otro que Alonso Quijano, personaje desdoblado de los dos anteriores, el original, vuestro seguro servidor -ya un poco viejo y aún vivo a pesar de haberme matado mi amigo don Miguel con una muerte que ya me gustaría a mi que así fuera- y el otro, el Ingenioso Hidalgo, sublimación del primero. También Cide Hamete es un personaje creado por don Miguel pero en cierto modo real. Pues aunque yo nunca escribí tales manuscritos, si fue cierto que muchas historias que en el Quijote aparecen se las conté yo al amor de la lumbre y yo las había imaginado en las interminables noches de invierno, cuando el insomnio y la aventura me acometían bajo las sábanas.

Y es que mi hogar fue siempre puerto para extraviados. Y extraviado llegó a mi puerta don Miguel, lleno de sueños y melancolía, abatido el ánimo y recién salido de la cárcel. De mia pláticas y sus fantasías surgió el Ingenioso Hidalgo... Todo lo que podemos llamar crónica de las Españas de nuestro tiempo, el mío y el de don Miguel, surge de cuantas pláticas tuvimos al amor de la lumbre, en las largas noches manchegas con la nieve cubriendo barbechos y sembrados.

Quede claro que nunca fui de aventuras de caballero andante, lo que mucho me pesa y que, como labrador, mis campos estuvieron labrados con primor siempre, eso es. Y la hora del alba -'La hora del alba sería'- nunca llegó para la aventura, sí a diario para mi trabajo. Aunque nuca es tarde si la dicha es buena.


Copió estas memorias Ovidio Pérez Martín que es abulense, maestro de primaria y poeta; autor entre otros, del poemario 'Cuaderno'.


En las páginas de 'Fontana Sonora', suplemento de la revista 'Caminar Conociendo' número 5 de julio de 1996

Juan C. García Jiménez: 'Aún Perdura'

Bernini




AUN PERDURA

Juan Carlos García Jiménez

Juan Carlos se encuentra por el camino con una andariega de tomo y lomo, Santa Teresa 'La Santa' (que así la llaman en Ávila) con motivo de una macroexposición 'Teresa y el siglo XVI: Castillo Interior'. Y... por muchos otros que a nadie se le escapan. Santa Teresa es muy compleja; de modo que el autor del artículo se limita a hacer un recorrido sencillo, como tal vez le hubiera gustado a esta escritora, pero esencial; desde el Convento de la Santa y sus alrededores hasta el puente romano que cruza el río Adaja; luego a la Catedral donde acudió a rezar 'La Santa' tras la muerte de su madre; el Convento de Gracia donde comenzó su educación con las agustinas.

Abandona el convento por motivos de salud y, tras su estancia curativa por la provincia, su vocación se revela definitivamente y entrará a formar parte del convento de contemplativas del Carmen de la Encarnación. Un cenobio diferente de lo que hoy conocemos no tanto en el aspecto externo como en la organización interna. Allí Teresa experimenta incipientes explosiones místicas y comienza su 'calvario' de fe particular que la encumbrará posteriormente en los altares. Gravemente enferma, tentada por el maligno, al final conseguirá ver al Señor y convertirse definitivamente ante su imagen -tenemos en la casa natal una reproducción magnífica de la escena de Cristo Castigado contemplado por Teresa sorprendida-. Su ebullición mística su inquieto espíritu la llevaron a recorrer todod los templos de la ciudad en oración: buscaba a la Virgen de la Soterraña en la Cripta de San Vicente -hoy todavía allí- y ante la cual acabará por descalzarse inagurando así un símbolo de humildad que posteriormente definirá al Carmen Reformado; entraba en la Catedral ¡Cómo olvidarse de su querida madre la Virgen de la caridad!; no podía faltar nuestro Señor, y para ello acudía al convento dominico de Santo Tomás; donde tendrá importantes visiones, como aquella de San José y la Virgen imponiéndole un collar en presencia de la Santísima Trinidad y que hoy preside la Iglesia del Convento de Santa Ana.
Ajetreada vida espiritual y de oración que la conduce cada vez al señor. Grandes personajes la apoyan con su aliento y confesión: Baltasar Gracián (jesuita), San Pedro de Alcántara (franciscano) y más adelante el pequeño fraile carmelita abulense, Juan de Yepes (San Juan de la Cruz).
Dos actividades comienzan a confluir en la madre Teresa: escritora (alguna de sus obras la redactó en Ávila) y fundadora. De esta última tenemos en Ávila el primer testigo del Carmen nuevo, San José de Ávila. Dos humildes casas sacadas adelante con más problemas que apoyos, sin olvidar a Doña Guiomar de Ulloa, proetctora y amiga de Teresa, cuya casa se mantiene en pie, cercana al nuevo convento.
Pronto Teresa deja de ser abulense para convertirse en universal difundiendo su Reforma. Volverá a la Encarnación donde le esperan una comunidad levantisca y un San José, el Parlero, que le ayudará en todo lo que pueda. Pero cada día más se hace una mujer del mundo, y las huellas por Ávila pasan a difundirse por toda la geografía nacional. Perdimos una paisana para ganar la primera mujer doctora de la Iglesia. Recorrerá toda España para al final, dar con sus huesos en Alba de Tormes, donde parte de ellos allí reposan.
Sirvan estas breves líneas para animar a cuantos su inquietud se lo demande a que nos visiten y al modo de Teresa recorra edificios singulares de esta ciudad buscando ese encuentro con el Castellno del Castillo o lo que es lo mismo, recorriendo las huellas teresianas en Ávila buscando cada uno nuestro propio camino y destino.

Juan Carlos García Jiménez es Guía Regional de Turismo

Pagina V de 'Fontana Sonora', suplemento de la revista 'Caminar Conociendo' nº 5 de julio de 1996

jueves, 8 de marzo de 2007

'Honorarios' de Fernando Quiñones



No se envanezca Frost

de los 1.000 dólares por verso

ni de sus cenas con el Presidente,

que el joven al-Usbuni, llegado ayer de Málaga,

cobró 100 doblas por un elogio

y durmió luego con la reina.


Fernando Quiñones

(Crónicas de al-Andalús)

Rima LXII, Becquer (Gustavo Adolfo)

Primero es un albor trémulo y vago,
raya de inquieta luz que corta el mar;
luego chispea y crece y se dilata
en ardiente explosión de claridad.

Gustavo Adolfo Becquer

miércoles, 7 de marzo de 2007

SOLIDARIDAD NAVERA CON BIELORRUSIA

También Chaves se fue a Bielorrusia




SOLIDARIDAD NAVERA CON BIELORRUSIA



En 1995 la Asociación de Amas de Casa de Las Navas del Marqués organizó la acogida de niños bielorrusos como solidaridad con los afectados por la explosión de la Central Nuclear de Chernobil. Se cumplían diez años de aquel suceso. Al respecto y como recordatorio de la catástrofe y por si la experiencia pudiera servir a otros, la revista ‘Caminar Conociendo' se acercó a esa asociación para entrevistar a sus dirigentes.

Caminar Conociendo – ¿Cómo surgió la idea de acoger en vuestros hogares niños bielorrusos?
Amas de casa – Por puro azar: una navera que vive en Alcorcón (Madrid) nos habló de que se había hecho eso por allí; ella había tenido uno en su casa.
Caminar Conociendo – ¿Qué os movió a materializar esa idea oída a la señora de Alcorcón?
Amas de casa – Nuestra sociedad esgrime la solidaridad continuamente: la palabra solidaridad; solidaridad por aquí y por allá: mucha solidaridad, a veces de boquilla; y pensamos que había que ponerla en práctica; guardábamos algún conocimiento –no mucho- de lo que había pasado en Chernobil por los medios de comunicación; sabíamos que esos niños necesitaban, para curarse de las consecuencias producidas por la contaminación, otros climas y alimentos, ‘limpios’, puros: leche, verduras, pescado… En resumen: decir que nuestra motivación fue un impulso solidario con el fin de mejorar su salud.
Caminar Conociendo – Y dicho y hecho, ¿no?
Amas de casa – Mas que ‘dicho y hecho’ habría que decir ‘manos a la obra’.
Caminar Conociendo – Eso.
Amas de casa – Queremos decir que no es fácil como se pueda pensar en un primer momento el conseguir que unos niños de un país extranjero se trasladen a otro. Y se comprenden las trabas: es mucha responsabilidad.
Caminar Conociendo – Nos podéis decir que pasos disteis vosotras.
Amas de casa – Primero conseguir la aprobación de nuestra Asociación de Amas de Casa legalmente constituida. Lo decimos porque solo puede hacerse por medio de organizaciones o instituciones. Un particular no puede hacerlo, bueno, ¡qué exageración por nuestra parte!, por poder si puede, pero es muy difícil conseguirlo. Convocamos una asamblea de asociados e invitamos al pueblo por medio de carteles informativos. Allí se decidió. Hubo que convencer a algunas personas que tenían voluntad pero una cierta resistencia por miedo a que las enfermedades fueran contagiosas. Era comprensible esa reticencia; no todos estaban enterados que la naturaleza de las enfermedades producidas por las partículas radioactivas no es contagiosa.
Caminar Conociendo – ¿Y luego?
Amas de casa – La tramitación es larga. Se hace a través de la Embajada de Alemania en Bielorrusia, con una invitación oficial firmada ante notario; lo de la Embajada de Alemania se debe a que tras el derrumbe de la Unión Soviética se proclamó la independencia el 25 de agosto de 1991 pero no tiene representación diplomática en España, ni España en Bielorrusia… Al fin conseguimos 24 niños de edades comprendidas entre 9 y 12 años. A partir de esa edad ya no entran en los programas de acogimiento.
Caminar Conociendo – ¿Y si enferman estando con vosotros?
Amas de casa – Por de pronto pagamos 20.000 pesetas por billete, que incluye seguro y repatriación en caso de desgracia. Pero no solo eso, en todo momento están bajo la responsabilidad de monitores –uno por cada 15 niños, nosotras conseguimos 2 monitoras- que deciden sobre imprevistos; en caso de duda se ponen en contacto con los padres y la asociación de ayuda a los enfermos por la explosión de Chernobil…
Caminar Conociendo – ¿Hay una asociación española? ¿Gubernamental?...
Amas de casa – No, no: bielorrusa; y no es gubernamental. Es como llamamos aquí en España una ONG: ‘Ayuda Independiente a los Niños (Independent Children’s Aid). Tatiana Kot (Presidenta) o Luzmila Gopioshkina (Coordinadora del programa español) en Belarus (Bielorrusia) Moskovskaya 18, Minsk 220001, telf: (0172) 255.106; fax: (0172) 254.534…
Caminar Conociendo – ¡Ah!... Seguid, seguid; y perdón por la interrupción.
Amas de casa – Decíamos que las monitoras se ponen en contacto por teléfono, si no se atreven a decidir por su cuenta; por ejemplo: para llevar a una niña a Ávila capital al médico fue necesario pedir autorización a la asociación bielorrusa y a sus padres; así mismo los incluimos en la Seguridad Social; y también abrimos una cuenta bancaria en las gentes naveras depositaron donativos por si acaso, para cualquier emergencia: nunca se sabe lo que puede pasar.
Caminar Conociendo – ¿Qué enfermedades padecen?
Amas de casa – Los efectos de las partículas radioactivas en el organismo son devastadores: tienen discinesia de los conductos biliares, padecen anomalías de nacimiento en la vesícula biliar, enfermedades alérgicas, dolores de abdomen, se quejan de vértigos, cansancio excesivo acompañado de palpitaciones, vomitan o tienen náuseas después de las comidas, diarreas que se alternan con periodos de estreñimiento; reducidas las posibilidades del organismo: falta de oxigenación de la sangre, poca capacidad para el trabajo, etc…; también se ha detectado la llamada ‘vejez prematura’: no quieren moverse, ni salir de la habitación; e incluso enferman de leucemia o linfopenia; en fin, todo un cuadro.
Caminar Conociendo – Si queréis consignamos las ayudas recibidas: de organismos, personas…
Amas de casa – No, no, la lista sería interminable. Quien más quien menos todo el pueblo se mostró solidario: el Ayuntamiento, la Parroquia, la Biblioteca, el Colegio, el Castillo de Magalia, médicos, dentistas, comercios, numerosísimas personas… la inmensa mayoría.
Caminar Conociendo – ¿Qué impresión le causó a los niños la llegada?
Amas de casa – Llegaron de noche muy cansados y lo que querían era irse a la cama.
Caminar Conociendo – ¿De dónde procedían?
Amas de casa – Venía de la aldea de Veliatichi de un departamento o provincia cuya capital es Borisov; la aldea debe tener 4 o 5.000 habitantes, similar a Las Navas, aunque la población está diseminada en caseríos como las aldeas de Galicia, Asturias…
Llegaron muy cansados pues las comunicaciones, por lo que hemos averiguado, son bastante malas por esa zona; hasta arribar a Minsk, la capital del estado, tardaron bastante y luego muchas horas hasta Moscú; en total hasta el aeropuerto de Barajas en Madrid 18 horas de viaje.
Las vías de comunicación deben ser como nuestros caminos por los años sesenta; incluso el nivel económico puede que sea parejo a sus carreteras; nosotras, por lo hemos oído contar a nuestros padres, lo hemos comparado a la España de los años 50 o 60.
Caminar Conociendo – O sea que su venida a Las Navas fue como un caramelo que al irse se lo habéis quitado.
Amas de casa – No, no. En absoluto: mejoraron su salud y con eso el objetivo estaba conseguido; pero incluso utilizando el símil del caramelo: su sabor le quedará para toda la vida, han conocido otras gentes, distintas tierras, han visto otro mundo y eso no se va nunca, jamás. Y el cariño que les hemos proporcionado tampoco.
Caminar Conociendo – Los niños, ¿qué decían?
Amas de casa – Difícil saber lo que opinaban; primero por el idioma que es una barrera casi insalvable y luego porque son niños; se les veía alegres, jugaban con los otros niños, se integraron en la vida navera todo lo puede uno integrarse en 28 días.
Caminar Conociendo – Siempre que aterriza uno en tierra extraña choca con las costumbres, el carácter, la religión etc… ¿No hubo roces?
Amas de casa – No hubo tiempo para los roces; tenían todo él ocupado: 3 horas para las clases diarias –y es que ellos siguieron sus estudios- impartidas por las monitoras en un local proporcionado por la Parroquia, viajes constantes a un sitio y otro dentro y fuera de Las Navas… No, no hubo posibilidad de roces. En cuanto al carácter… naturalmente cada pueblo tiene su carácter y eso se nota en las niños.
Caminar Conociendo – ¿Y la religión?
Amas de casa – Bielorrusia ha sido y es un crisol de culturas que ha hecho posible que una iglesia ortodoxa, una catedral polaca-católica, una sinagoga judía o una mezquita musulmana pueden estar frente una a otra; la dominante ha sido la ortodoxa pero tantos años en el anterior régimen que prohibió su culto y transformó los templos en museos ah hecho que no todos conservaran sus creencias; queremos decir que había niños que tenían creencias religiosas y otros no; una anécdota que sin ser general es significativa: un domingo a una niña se le invitó a ir a la iglesia católica; dijo que si que ‘ella católica’; luego no quiso volver; nos dimos cuenta que en realidad no sabía lo que significaba la palabra ‘católica’. Otros, sin embargo, si que iban a las ceremonias religiosas. De todas formas no ha habido choque alguno: el secreto está en que hemos respetado su libertad de creer o de no creer, su idiosincrasia en suma.
Caminar Conociendo – Por lo que manifestáis Bielorrusia es un mosaico multicolor.
Amas de casa – Así es y en España lo podemos entender muy bien ya que convivimos juntos: castellanos, vascos, catalanes, gallegos… allí es muy parecido: rusos blancos, rusos, ucranianos, judíos, polacos, tártaros…
Caminar Conociendo – Pero, sino roces algún impacto habréis notado en los niños.
Amas de casa – No podemos contestar a eso pues no nos quedó mucho tiempo para dedicarlo a cada niño en particular: como ya hemos dicho –aparte del idioma- estábamos de viaje permanente; podemos decir que se sorprendían muchísimo en los supermercados quizás porque allí eso no lo tienen y que nosotros nos lo explicamos por el relativo atraso de de 20 o 30 años con respecto a nosotros.
Caminar Conociendo – ¿Por qué decís relativo atraso?
Amas de casa – Sencillamente: hemos observado, todo hay que decirlo, que su nivel cultural es más alto que el nuestro, mucho más.
Caminar Conociendo – ¿Cómo han entendido los bielorrusos vuestro gesto solidario?
Amas de casa – Barruntamos que lo estiman como una correspondencia con la acogida que ellos dispensaron antaño a los niños del bando republicano en nuestra guerra del 36-39; y lo sospechamos por las conversaciones con las monitoras, alguna de ellas había aprendido el castellano de uno de los exiliados republicanos españoles; pero en nuestra motivación no ha influido la memoria histórica sino la simple solidaridad humana; eso no quiere decir que no reconozcamos la generosidad del pueblo bielorruso para con el pueblo español en aquellos años difíciles, lo reconocemos, pero no nos ha movido eso.
Caminar Conociendo – Vuestros hijos, ¿han aprendido algo?
Amas de casa – Principalmente a ser solidarios: has visto que a ellos les sobra y otros no tienen; y a ser menos caprichosos: antes pedían una nueva prenda porque la anterior no les gustaba, ahora menos.
Caminar Conociendo – ¿La asociación y sus miembros han descubierto Bielorrusia?
Amas de casa – Más, mucho más: hemos descubierto el lenguaje del cariño y a otras familias que, aunque lejos, nos hermana sentimientos parecidos.
Caminar Conociendo – Mantenéis con los niños y sus familias.
Amas de casa – Si, nos carteamos y a veces nos llamamos por teléfono.
Caminar Conociendo – ¿Volveríais a hacer lo mismo?
Amas de casa – Lo vamos a hacer en breve: está ya todo preparado y negociado y en julio, para cuando salga la revista, ya estarán en Las Navas.
Caminar Conociendo – Habéis hecho alusión varias veces a las estrecheces que pasamos los españoles por los años 50-60 y nosotros no nos resistimos a la tentación de leeros un párrafo de un escritor, Manuel Blanco Chivite, que colaborará en este número de la revista que va a estar dedicada al término caminar y que dice así: “El viaje, el camino, la andadura nos libera, nos enseña, nos da pan y trabajo –al menos eso encontraron tres millones de españoles en la Europa de los sesenta y otros muchos antes en Venezuela, México, Argentina, Cuba…- y nos conecta con el mundo. Los demás no sólo existen. Es posible ir y verlos, tocarlos, hablar con ellos. A veces, comprobación tan elemental, resulta sumamente necesaria para no perder de vista una verdad tan evidente como olvidada: que todos en todas partes nos parecemos mucho sin dejar de ser diferentes”
Amas de casa – Eso; precisamente eso.

(Textos: José Mª Amigo Zamorano, Juan Carlos Álvarez y María Jesús García)

En ‘Fontana Sonora, suplemento de ‘Caminar Conociendo, páginas XII, XIII, XIV y XV del número 5 de julio de 1996

Influencia del desastre de Chernobil en la salud de los niños




INFLUENCIA DE LA RADIACIÓN NUCLEAR DE CHERNOBIL EN LA SALUD DE LOS NIÑOS

Por Shmerco Eugenio (*)


A consecuencia del accidente en la central nuclear de Chernobil, fueron lanzados a la atmósfera una enorma cantidad de elementos radioactivos: yodo 131, cesio 134, estroncio 89, plutonio 238/239/240, etc.


Del territorio afectado, un 18 % de su extensión presenta una densidad de contaminación de 20 curies por kilómetro cuadrado, donde vive el 20% de la población de la República, mientras que el 70% del territorio presenta una densidad de de contaminación de 15 curies por kilómetro cuadrado. en el territorio afectado por la contaminación nuclear se encuentran 27 ciudades y 3678 pueblos con una población total de 2.200.000 habitantes.


actualmente el mayor peligro para el organismo humano, en las regiones contaminadas por los elementos radioactivos, viene dado pro la presencia de isótopos del cesio 137/134 y del estroncio 90, pues debido a sus cualidades químicas y a la actividad biológica, penetran facilmente en el suelo y de ahí a los vegetales. Los animales al comer esos vegetales acumulan los elementos radioactivos en sus tejidos musculares.


El cesio penetra principalmente en el organismo humano con los alimentos vegetales y animales.


Examinados 67 niños, de edades comprendidas entere 8 y 13 años, de las regiones contaminadas se observó que 45, lo que representa el 67'2% del total, referían dolores de abdomen; 23 (osea el 34'3% del total) referían vértigos, cansancio severo y palpitaciones; 15 niños (el 22'3%) presenta nauseas o vómitos y 13 (el 17'9%), tenían episodios alternantes de diarrea y estreñimiento (síndrome de intestino irritable)


Cuando eran examinados por ultrasonidos, al realizar ecografía de las vías biliares, se pudo constatar que casi la mitad de los niños -47'6%- presentaban discinesia de los condcutos biliares, 10 padecían de anomalías congénitas de la vesícula Biliar.


También se ha observado que los niños de las regiones afectadas por la contaminación nuclear están propensos al desarrollo de patologías varias de todo el tubo digestivo, incluyendo patologías por hipersensiblidad alimentaria. Todo ello es debido a que la falta de alimentos limpios contribuye a la reabsorción intestinal de los eleemntos radioactivos que se han acumulado en el tubo digestivo.


El sistema inmunológico también se ve afectado por los elementos radiopactivos acumulados en el organismo humano, y como resultado de dicha alteración se registra un aumento constante de las enfermedades alérgicas y autoinmumes. Se ha comprobado que el 37% de los niños del grupo examinado tiene disminuido el número de células -T, células T cooperadoras y células B. Además se han descubierto títulos elevados de inmunoglobina E. El 12% de los habitantes de estas territorios afectados por la contaminación nuvlear enferman de leucemia o linfopenia. El 33'7% de la población presenta títulos elevados de autoanticuerpos.


Una consecuencia directa de la catástrofe de Chernobil es el importante crecimiento de las enfermedades de cáncer de tiriodes.


Las investigaciones demostraron que la toma de las plantas medicinales que contienen mucosidades, polivitaminas, ácidos orgánicos, microelementos y otros elementos que normalizan el metabolismo de las células y tejidos, aumenta la estabilidad del organismo humano hacia la radiacción ionizante.




(*)Shmerco Eugenio es doctor fitoterapeuta. Presidente de la organización humanitaria 'Fitocentro antialérgico para niños'


(*)Artículo revisado por el doctor José Manuel Senovilla, médico de Las Navas del Marqués




TOMADO DE LAS PÁGS. XII y XIII DE FONTANA SONORA, SUPLEMENTO DE CAMINAR CONOCIENDO Nº 5 DE JULIO DE 1996

El Desastre de Chernobil


El 26 de abril de 1986, en la región de Kiev, a 12 km. de la frontera de Bielorrusia, se produjo una catástrofe en la Central Atómica de Chernobil. Por su escalada, complejidad y consecuencias es la mayor catástrofe de la Historia de la Humanidad en el uso de la energía atómica. Como resultado de la explosión de uno de sus reactores una inmensa cantidad de sustancias radioactivas cayó sobre Bielorrusia, cubriendo en 23 % del territorio de este estado, quedando contaminados 3.678 pueblos con dos millones de habitantes. La densidad de contaminación con cesio 137 y otros radionucleidos constituye más de l Ci x Km. cuadrado.
La inmensidad de las precipitaciones y la dirección del movimiento de las nubes radioactivas en los 2 o 3 primeros días después del accidente se dirigen primero al noroeste, luego al norte y después al noreste de la Central Atómica de Chernobil. El 30 de abril la dirección del viento cambió al norte u este. En el suelo quedó la huella radiactiva que coincide con la dirección del viento. Entre los radionucleidos de esta huella hay yodo (el periodo de semidesintegración es de 8 días), cesio 134 (2 años), cesio 137 (30 años), estroncio 90 (29 años), plutonio 239 (24.390 años) y plutonio 240 (6.537 años). Después del accidente, en Chernobil (Bielorrusia) se ha convertido en una zona de desastre ecológico. La situación empeora porque las manchas de contaminación radioactiva coinciden con las zonas en las que ya existía una alta polución química. Muchas regiones son prácticamente inútiles paras su uso agrícola.
Actualmente las fronteras de la contaminación no han variado. Desde este punto de vista podemos decir que la situación se ha estabilizado.
La mayoría de la población vive en tierras contaminadas. La fruta y verdura que se consume viene de las regiones menos contaminadas.
La escala de las consecuencias de esta catástrofe es tan enorme que es imposible superarlas sin la ayuda exterior. Se necesitan medicinas, aparatos médicos modernos, productos alimenticios para niños… El fin principal es minimizar las consecuencias de la avería y hacer todo lo posible para que el pueblo bielorruso no desaparezca de la faz de la tierra.


(Pag. XII de 'Fontana Sonora', suplemento de la revista 'Caminar Conociendo' nº 5 de julio de 1996)

BIELORRUSIA (Repúblika Byelarus)



BIELORRUSIA
(Repúblika Byelarus)


Organización del Estado
Antigua República federada en el ámbito de la URSS proclamó la independencia el 25/VIII/1991 y el 21/XII/1991 participó en la fundación de la CEI.
En base a la constitución del 30-3-94, el Presidente de la República elegido por sufragio directo por cinco años y por no más de 2 mandatos consecutivos, nomina al Gobierno y dispone de amplios poderes excepto el de disolver el Parlamento (260 diputados)
Presidente de la República (entonces): Alexander Lukasenko, elegido el 10-VII-1994.
Primer ministro (entonces): Mijail Chigir desde el VII-1994.
Miembro de la ONU, de la CEi y de la CSCE.

Superficie y población
Pro.capitales (89)km2 hab. (1989)

Brest, 40.000 – 1.171.000
Gomel, 25.000 – 1.774.000
Grodno, 40.000 – 1.171.000
Minsk, 29.000 – 3.199.000
Moguiliov, 29.000 – 1.285.000
Vitebsk, 32.000 – 1.413.000

Bielorrusia
(Minsk), 20.7.000 – 10.200.000

1989: rusos blancos; 77’9% rusos; 13’2% polacos; 4’1% ucranianos; 2’9% judíos; 1’1% tátaros…
Otras ciudades: Baranovichi, Bobruisk y Borisov

(Datos tomados del Anuario Estadístico Universal de Editora Internacional que puede consultarse en nuestra biblioteca)

DE LA PÁG. XII DEL SUPLEMENTO ‘FONTANA SONORA’ DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO Nº 5 DE JULIO DE 1996

martes, 6 de marzo de 2007

J. Mª Amigo Zamorano reseña el libro 'La palabra labrada'

Luis López Álvarez
José Mª Amigo Zamorano
reseña el libro
‘La palabra labrada’


Título: La palabra labrada(La poesía de Luis López Álvarez)
Autor: Juan González Soto
Editorial: Promociones y Publicaciones Universitarias, S. A.
Ciudad: Barcelona
Año: 1995

“Desde entonces ya Castilla/no se ha vuelto a levantar,/en mano de rey bastardo/o de regente falaz./Siempre añorando una junta,/o esperando un capitán./Quién sabe si las cigüeñas/han de volver por San Blas./Si las heladas de marzo/los brotes se han de llevar./Si las llamas comuneras/otra vez crepitarán…”

Recordamos estos versos, del romance ‘Los comuneros’ de Luis López Álvarez, a propósito del libro que, el abulense Juan González Soto, acaba de publicar sobre el bardo leonés Luis López Álvarez.
Nos topamos, nosotros, hace años, con ‘Los Comuneros’, por azar, en una estación de ferrocarril y lo compramos, sin advertir que era un romance e ignorando quién era su autor; nuestro estímulo manó de diferentes veneros, unos históricos y otros personales: el levantamiento comunero y el cariño o querencia a la tierra castellana, al encontrarnos, como nos encontrábamos, entonces, en otro territorio matrio o patrio que nos viera nacer.

Hoy sabemos que Luis López Álvarez nació en la La Barrosa (León) el 7 de agosto de 1930; que tiene en su haber 14 libros de poemas, algunos tan célebres como el mencionado ‘Los Comuneros’; una decena de creaciones en prosa; de él se han ocupado, alrededor del centenar de escritores, en publicaciones diarias o revistas de literatura como Vicente Aleixandre, Guillermo Díaz-Plaja, Andrés Sorel, Robert Saladrigas, Luis Jiménez Martos, Francisco Umbral… Le han hecho treinta entrevistas; figura en decenas de florilegios; tiene más de diez volúmenes vertidos a otros idiomas como el francés, rumano, húngaro; e incluso un conjunto musical, Nuevo Mester de Juglaría, sacó un disco con la letra del romance de ‘Los Comuneros’.

A pesar de ello, no había un estudio que abarcara su producción completa, sino artículos o ensayos parciales o puntuales, hasta que, ahora, Juan González Soto, ha llevado a cabo una tarea rigurosa y minuciosa, arracimando todas las consideraciones que, numerosos escritores, como ya se ha dicho, han volcado, a lo largo de estos años; y siempre teniendo muy en cuenta lo hecho por el novelista y escritor venezolano, Gustavo Luis Carrera.

El abulense Juan González Soto, nacido en Cabezas del Villar, ha dedicado su tesis de Licenciatura a mostrar las vinculaciones entre los acontecimientos históricos y la producción de este gran poeta castellano que arrancó con un amoroso libro juvenil, ‘Arribar sosegado’, abiertamente influido por San Juan de la Cruz. Luego ‘Víspera en Europa’ (1957), ‘Las Querencias’ (1969), ‘Rumor de Praga’, (1971), ‘Los Comuneros’ (1972), ‘Cárcava’ (1974), etc., todo ello, Juan González Soto, nos lo acerca con bastantes versos y numerosísimas anotaciones a pie de página. Se completa con un prólogo de Ramón Otero Sans, un repaso a las antologías, una semblanza biográfica y hasta una conversación con el propio López Álvarez, amén de abundantísima bibliografía.

Libro interesante sobre un PERSONAJE CONTRADICTORIO COMO LA VIDA MISMA: a los 2 años le llevaría, la vida, hasta Valladolid; a los 20 a París, donde estudió Periodismo, Ciencias Políticas, Sociología del Arte y Estudios Latinoamericanos; el año de 1957 le encaminaría a Brazaville (Congo Francés) como redactor de Radio-Televisión Francesa; se une al combate contra el colonialismo; y su responsabilidad llegó a extremos de ser camarada de Patricio Lumumba; y fundar el Instituto de Estudios Congoleses por donde transitaron numerosos estudiantes, muchos de los cuales participaron en el levantamiento congoleño en pro de la independencia nacional, ahogada en sangre; como lo fue el mismo primer Ministro y amigo del poeta, el ya mentado Lumumba; igualmente asesinados lo fueron, otros amigos, como Mbuye, Secretario General del partido de Lumumba; Finant, jefe de la provincia Oriental y Mpolo, Ministro de la Juventud; él mismo temió por su vida, seriamente; aunque, al final, salió del Congo sin que nadie osara tocarle un pelo.

Nos cuenta nuestro amigo abulense, Juan González Soto, que, en su conversación en Segovia, Luis López Álvarez le dijo que estaba haciendo un ensayo, rotulado ‘El Encinar’, haciendo referencia a su castellanía; es por lo que rememoramos, nosotros, los versos puestos en el encabezamiento de este escrito y que terminaban:

Si los pinares ardieron/Aun nos queda el encinar”.

A nosotros, aquí y ahora, nos queda este ejemplar, que agradecemos a Juan González Soto; y lo agradecemos por duplicado ya que, además, hace alusión a la publicación de la Biblioteca Pública Municipal de Las Navas del Marqués, ‘Caminar Conociendo’ de la cual ha recogido algún testimonio para su investigación; de manera que, hinchamos el pecho, inflándonos como pavos, por ser los coordinadores de tal revista.


José Mª Amigo Zamorano, Bibliotecario Honorífico de Las Navas del Marqués, es director de la revista ‘Caminar Conociendo’.


DE LAS PÁGINAS VII y X DEL SUPLEMENTO, ‘FONTANA SONORA’, DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’ Nº 5 DE JULIO DE 1996


Luis López Álvarez:

Nace en La Barrosa, León, en 1930, pero con dos años se traslada a Valladolid. Publica sus primeros poemas en el Círculo literario Marqués de Santillana. En 1950 viaja a París donde se licencia en Ciencias Políticas y se diploma en Periodismo. Trabaja en Francia para la radio y la televisión, y, posteriormente dirige la sección iberoamericana de la televisión de la UNESCO. Funda y dirige el Instituto de Estudios Congoleños. En 1969 publica Las querencias y en 1971 Rumor de Praga. Un año más tarde aparece su obra más conocida, Los comuneros. Funda en París la revista Desquicio, publicada en español. En 1985 recibe la Medalla de Oro de la Provincia de Valladolid. Viajero incansable, ha residido en La Habana y en Caracas.


BIBLIOGRAFÍA

Arribar sosegado (1953)Víspera en Europa (1957)Las querencias (1969)Rumor de Praga (1971)Los comuneros (1972)Cárcava (1974)Conversaciones con Miguel Ángel Asturias (1974)Neruda, muerte y testamento (1974)Tránsito (1979)Antología de Aimé Césaire (1979)Cómputo (1986)Elegíaca (1986)

ESTELAS EN LA MAR: DON RAMIRO


ESTELAS EN EL MAR: DON RAMIRO


Título: La gloria de don Ramiro
Autor: Enrique Larreta

Por Luis García Ares

Caminante, no hay camino,
Sino estelas en la mar’
(Antonio Machado)

Ocurre con frecuencia que cuando una obra literaria adquiere cierto relieve entran en escena críticos y comentaristas que, bien sea por empacho de erudición o por simple originalidad, acaban viendo en ella sentidos e interpretaciones que con seguridad nunca imaginó el autor. Sobre ‘El Quijote’, por ejemplo, se ha escrito mucho y bien, pero si Cervantes hubiera tenido en cuenta todo ello es fácil colegir que una vida entera no le hubiera bastado para escribir su novela.
En este breve artículo sobre ‘La gloria de don Ramiro’ no quisiéramos incurrir en lo anteriormente señalado. La novela en si misma se basta y se sobra para discurrir sobre ella guardando absoluta fidelidad, tanto a su acción como al nítido pensamiento de Larreta. Y, llevado de la mano de ambos, procederemos a analizar el hilo conductor de la obra, o lo que es lo mismo, la trayectoria vital del protagonista: don Ramiro.
La lectura de la novela, aunque se realice superficialmente, pone de relieve en don Ramiro se puede distinguir una doble trayectoria en su paso por la vida: la heroica e imaginaria que él solo se marcó en su fantasía y la real, que las circunstancias le impusieron. Nunca se cruzaron ambos caminos: incluso a medida que avanzaba en la edad su divergencia se hacía más y más patente. Este fue, en realidad el drama de Ramiro; drama, por otra parte, nada original, y del que todos, en mayor o en menor medida, tenemos cierta experiencia.
Por todo ello puede afirmarse que, si por héroe se entiende el varón ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes, don Ramiro es la encarnación del antihéroe. Y, aunque parezca una gran paradoja, este es quizás su principal atractivo, que no debemos confundir con su gloria. Porque el héroe agazapado que todos sin excepción llevamos muy en el fondo –y que posiblemente nunca jamás llegará a aflorar- es el que nos identifica con el protagonista y, en el que nos vemos retratados, quizá a través de detalles insignificantes, pero reales.
La trayectoria vital de don Ramiro es de sobra conocida: nacido en Ávila, y posible hijo de morisco, vivió hasta su madurez, donde, por cierto, desde un principio no le faltaron buenas maestras y maestros. Recuérdese, por ejemplo, a la campanera de la catedral, a la sensual mora Aixa, a su inseparable y fiel Medrano, etc. Pasa luego a Toledo y, tras de algunos escarceos místicos fracasados, reaparece en Las Indias, donde, por los alrededores de Lima, su degradación llega al máximo convertido en salteador de caminos. La novela concluye con un rayo de luz personificado en la presencia de Santa Rosa, que, llevada de su caridad, ofrece una oración por aquel muerto, desconocido para todos. Y, llegados a este punto, es inevitable establecer un paralelismo entre los finales de la novela y el ‘tenorio’:
“… que pues me abre el purgatorio
Un punto de penitencia,
Es el dios de la clemencia,
El dios de Don Juan tenorio”
Entonces, como ahora y como siempre, es Él quien tiene la última palabra.
Don Ramiro, en efecto, no hizo camino en la vida. Dejó estelas tras de sí, como todos las dejamos, pero en este caso concreto fueron más bien amargas. Y, como todas ellas, brillaron un instante para desaparecer después, absorbidas por la inmensidad del mar.
La trayectoria imaginaria, la que él soñara en su juventud, dejó, si cabe, todavía menos huella. La negra honra, que decía Santa Teresa, se encargó de abortar muchos de sus ideales. Y al final todo pasó, ‘sicut nubes, quasi naves, velut umbra… Amado Nervo, el gran poeta mexicano, repite la misma idea en su poema ‘A Kempis’, pero esta vez en español:
"Mas como afirman doctores graves,
Que tú, maestro, citas y nombras,
El hombre pasa como las naves,
Como las nubes, como las sombras… "

Y así pasó don Ramiro. La gloria le vino por otro camino; por donde nos vendrá a todos. Sus ‘hazañas’, sin embargo, quedaron plasmadas para siempre por la mano magistral de Larreta. Y a favor de su prosa, recia y excelente, cobran especial resonancia las emotivas palabras con que Jorge Manrique da el definitivo adiós a su padre, el maestre don Rodrigo:
“Aunque la vida perdió,
Dexonos harto consuelo
Su memoria”

Luis García Ares, poeta abulense, es autor de ‘Sonetos interiores’
Ávila, marzo de 1996

(Leído en la página VI de ‘Fontana Sonora’, suplemento de la revista ‘Caminar Conociendo’, nº 5 de julio de 1996)

Álvaro Mateo López: Ávila y Miguel Delibes


Ávila y Miguel Delibes

Por Álvaro Mateo López

Título: La sombra del ciprés es alargadaAutor: Miguel Delibes
Editorial: Destino

Para el redactor de esta reseña el nombre de nuestra revista le recuerda la novela ‘Camino’ de Delibes y también la primera novela de éste ‘La sombra del ciprés es alargada’. A propósito de un artículo de Unamuno sobre Ávila escrito tras leer ‘La gloria de don Ramiro’ –novela de la cual consideran algunos críticos influido Delibes- nuestro colaborador traza un paralelismo diferenciador entre ambos autores apoyando sus argumentos en Julián Marías y centrándose en la primer obra de Delibes dice:

“Si Unamuno hubiese conocido a Delibes, no lo podría tachar de descripcionista: Delibes vive la ciudad provinciana y plasma su ambiente cerrado, familiar y entrañable. Ávila aparece como símbolo de la incomunicación y un lugar preciso para la obsesión por la muerte. Pedro aparece, como Unamuno, metido en el paisaje, sobre el que reflexiona en su interior. Ciudades como Ávila reconcilian al Rector de la Universidad de Salamanca consigo mismo. Ambos, en Ávila, encontraron la hermosa tristeza de las soledades.

Delibes ofrece una situación concreta donde se sitúa la casa de Mateo Lesmes, en maestro de Pedro. Tal como se describe en la novela, se puede hallar en la Plaza de Pedro Dávila, el Marqués de Las Navas, enfrente de este palacio de esta noble familia abulense. Debajo de un ventanal del palacio aparece la inscripción que así reza: ‘Donde una puerta se cierra, otra se abre’. Me gustaría utilizar esta frase como símbolo de toda la novela, en la que aparece el tópico literario del Tempos fugit. Viene a ser la imagen del Uroboros, de la serpiente que se muerde la cola, del mito de Nietzsche del Eterno Retorno. Pedro observa en el camino de la vida, como todo a su alrededor va cambiando, mientras que su interior, continúan las mismas preocupaciones que, con el tiempo, van madurando, pero no desapareciendo. Delibes plasma en Pedro, como buen periodista, su situación concreta con detalles minuciosos. Recurre a la tradición castellana como un cronista. La naturaleza, los paisajes y la descripción de Delibes son una muestra de lo sencillo, de lo cotidiano. Realiza una fenomenología de lo empírico. La novela de Delibes se basa en el acontecer. El contexto lleva al protagonista a la angustia, a la meditación… lo que en otra persona habría llevado a la falta de la norma moral, ausencia de lo trascendental, reafirma en Pedro la postura de acogida de ello en su interior.

La contemplación de un paisaje le lleva al protagonista a promover la aventura de los Cuatro Postes. Lo arriesga todo por interiorizar aquel espectáculo que le deja sin palabras: Ávila emergía de la nieve mística y escrupulosamente blanca, como una monja o una niña vestida de Primera Comunión. Tenía un sello antiguo, hermético, de maciza solidez patriarcal. La villa cerrada en pelan y opulenta civilización, era como la armadura detonando en una reunión de fraques. Imaginé que no otra, en todo el mundo, podría ser la cuna de Santa Teresa, porque su espíritu impregnaba, una por una, de sus piedras y sus torres.

¡Cuántas veces sentía Santa Teresa en este lugar de su querida Ávila, tan mística como ella!

Por último, se observa en ‘La sombra del ciprés es alargada’ la fuerte simbología de los árboles. El ciprés proyecta una sombra de vida en soledad, de tristeza, de interiorización… de cementerio. Cuando Pedro vuelve a Ávila ve en la plaza de la casa de Don Mateo menos álamos de los que tenía anteriormente, le produce una sensación de vacío. Alfredo que ría estar cobijado en su tumba por la sombra de un pino: símbolos de vida, de sierra, de verdor, frente a los paisajes amarillentos y agrarios de la llanura.

Álvaro Mateo López
(Periodista de El Diario de Ávila)

(Pag. VI de la ‘Fontana Sonora’, suplemento de ‘Caminar Conociendo’ nº 5 de julio de 1996)

lunes, 5 de marzo de 2007

José Luís Morante reseña el libro 'Árboles en la música'


JOSÉ LUIS MORANTE RESEÑA EL LIBRO ‘Árboles en la música’

Título: Árboles en la música
Autora: Amparo Amorós
Editorial: Calima Ediciones
Ciudad: Palma de Mallorca
Año: 1995

Hasta la fecha, toda la obra de Amparo Amorós, excepto ‘Quevediana’ –tercera entrega y libro heterodoxo, pese al aparente clasicismo formal por la utilización continua del soneto-, que es punto y aparte irónico, irritado y catártico, donde resuena el conflicto de lo individual sobre lo colectivo, y donde se recurre a temas y referentes lingüísticos propios, nace de una premisa clave del acto de la escritura. El impulso básico de la creación es la idea de la realidad trascendida, la búsqueda de lo latente en lo representado. No interesa la descripción de cualidades ni la apariencia sensorial de las formas, sino lo que sugieren, la pluralidad conceptual que se extiende más allá del contorno y de las formas. Mas que la casuística de las imágenes se introspecciona el sentido.
La materia que definen los versos es una simple unidad organizativa, en tanto el poeta ocupa, en primer término, el lugar privilegiado de un médium que intuye en su interior una revelación natural y canaliza en palabras, para –según la conocida hipótesis de Mallarmé- dar un sentido más puro al lenguaje de la tribu.
La poesía sería el adecuado cauce verbal de un estado de conciencia, de una intuición en forma de respuesta. Pero no solo eso, además de instrumento expresivo, el lenguaje cumple una función metapoética e interesa a si mismo como materia de estudio, fuera de sus significados convencionales.
En un registro semejante se inscribe ‘Árboles en la música’, un poemario intenso, editado con mimo y pulcritud, que se presenta con una sugerente ilustración en cubierta de Paul Klee.
El libro agrupa 17 composiciones, generalmente largas, con página separatoria de titulación, para resaltar de facto el grado de independencia de cada una de ellas, pese a la evidente coherencia tonal. Muchas son inéditas, y otras se adelantaron en ‘Visión y destino’, libro compilatorio de su itinerario poético, publicado en 1992.
El índice además recoge anotaciones particulares –procedencia y autor- sobre los detonantes musicales de cada una de las composiciones. Según confiesa la propia autora, la música es arquitectura, suscita en el oyente una emoción mental. En ese clima –y en concreto en la audición de las ilustres piezas detalladas- se ha levantado la casa natural de la palabra. La percepción sonora enciende y crea el espacio interior propicio ante el folio en blanco:
“Porque con cada acorde le crece a cuando vive
Un bosque que desea tocar cielo, aún a costa
De su propio durar
…” (Página 9)
Ese espacio interior es depurativo y busca en su desarrollo una erradicación esencializada del yo. El sujeto poético simplemente transcribe, objetiviza un tiempo suspendido, receptivo recrea la actitud de la materia en la que se diluye. No interesan las circunstancias biográficas concretas, las coordenadas temporales y espaciales que sitúan la experiencia vivida, sino la esencia misma del sujeto, el ser, el sustrato común que permanece. Solo interesa el recuerdo en tanto se transforma en materia literaria.
La atemporalidad de esa poesía se convierte en rasgo definitorio porque recoge el subjetivismo de una realidad mutable, siempre presente y siempre renovada.
Decíamos que en todo el libro también está presente, en primer lugar el lenguaje. Hay una profusa selección connotativa en los títulos poemáticos, casi esquemáticas propuestas temáticas: el don, el vínculo, la herencia, le precio, la noticia… sustantivos cuyo nivel verbal sobrepasa la plena vigencia de los significados.
‘Árboles en la música’ propone un escenario de símbolos concretos. Podríamos establecer una primera correspondencia entre el árbol y el poema. Si el árbol es puente natural entre el suelo y la altura y unifica el geotropismo de las ramas y la interiorización de la raíz, el poema es al mismo tiempo impulso interno y vuelo, conocimiento y plenitud real del sujeto. Del mismo modo existe un vínculo entre palabra y semilla, primer estadio de un proceso de realización, en su albores simple estadio especulativo, que al cabo del tiempo halla liberación y se consolida. Y hay otro simbolismo evidente entre el leño que arde y la existencia, o entre la muerte y la ceniza.
La crítica ha etiquetado, con cierta uniformidad, la mirada estética de Amparo Amorós bajo el epígrafe ‘Poesía del Silencio’, una tendencia iniciada a comienzos de los ochenta, en pleno declive de la estética novísima, en la que persevera una tradición que tiene en María Zambrano, Francisco Brines y Juan Gil Albert, parentescos cercanos. Esta poesía de la meditación es indagatoria y establece un territorio común entre filosofía y poesía.
En ella percibimos una apropiación de elementos primigenios, de aquellos materiales nutricios –el agua, el fuego, el aire…- donde los presocráticos intuían el origen del mundo. Tales elementos nuclean una cosmogonía y exigen nuevas perspectivas lectoras que rebasan los límites concretos de cada libro y necesita de una nueva disposición. La lectura temática de la obra de Amparo Amorós delimitaría una constelación cosmogónica. Su poesía nace de una mirada visionaria de la elementalidad, una visión global, prelógica y abierta, llena de correspondencias, relaciones y simetrías.

José Luis Morante, nacido en un pueblo de Ávila, profesor de literatura en Rivas Vaciamadrid, es poeta y crítico.

(de la página VII de ‘Fontana Sonora’, suplemento de ‘Caminar Conociendo’ nº 5 de julio de 1996)