viernes, 26 de enero de 2007

Santiago Montobbio: A QUIEN ESTO LEYERE

Santiago Montobbio

Se equivocan por ahí cuando dice que soy persona de una gran cultura,
pero como creo que ese falso rrumor está bastante extendido
me veo en la obligación de decir antes que nada
que más que eso lo que humildemente tengo
es una molesta, tal vez arrolladora capacidad para la duda
y junto con ella una inagotable predisposición
para en las soledades o en la lluvia cultivar
lo poco decorosa afición del autoinsulto.
Y aunque empleo la mayor parte del día en detestarme
no por ello se escapa
que estas mis pobres pertenencias
insospechadamente resultan algunas veces
mucho más productivas que las que algunos me atribuyen.

(Algo así dije al editor que pusiera en la solapa
de aquel libro, y algo así puede darles razón
del curiosísimo hecho de que estos poemas
-aunque se haga difícil creerlo-
sean aún poemas inéditos.)

Santiago Montobbio de Balanzó

(Revista 'Caminar Conociendo', nº 5, pag. 45. Julio de 1996)

Santiago Montobbio: Para desde este oculto lugar seguir pidiendo

por Santiago Montobbio

Mascando sombra y entre ojos tan ciegos
que a nadie los deseo
acostumbradísimo estoy en vivir en mi agujero,
en sus prolijos infiernos, aquí donde
en las tabernas de mi alma
una soledad va consumiendo
la amarga cerveza de si misma.
Pero si algún día hago un esfuerzo y salgo de eso
no por sabido deja de sorprenderme
el lamentable espectáculo con que la vida
tenazmente se arrincona
en eolvido de si misma.
Y no me digas eres duro y cosas de este estilo,
si, además de -gracias a Dios- el seminario está bien lejos,
sólo salir a la calle veo ejércitos curiosos
que sueñan con cosas que no entiendo -me han hablado
de mitológicos ordenadores que se aparean con teléfonos-
mientras fornican, trabajan y se aplastan
consiguiendo resultar del todo ajenos
al misterioso aletear de los geranios.
Almas de mimbre que quemó el asiento,
esquinas que venden -no muy caras-
estúpidas costumbres o cargos que requieren
estar hechos sobre todo de cemento: yo veo
cosas así, y es entonces cuando vuelvo
a mis personales infiernos, para alcanzarme
y destruirme y poder desde ese oculto lugar
seguir lo poquísimo que espero,
ese poder amarte un poco, sobre la injusticia
de vivir y sin necesidad de que la policía lo sepa
amarnos un poco, entre silencio quizá, desnudos
por fuera para estar dentro riendo,
tú y yo soñando nosotros alguna vez
amarnos así, tu y yo ya ves cómo,
desnudos riendo, amor, qué dignamente.

Santiago Montobbio

POEMA DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', Nº 5, PAG. 45. JULIO DE 1996

INSOLITA UTOPÍA

por José Luis Sánchez Hernando

"Me llamaron los antiguos,
por insólita, utopía."
Tomás Moro

Sabemos de paso, compañeros de viaje
por la senda inhóspita que cada día
se extiende ante nosotros,
que nos ofrece cada día nuevo
puente que, de nuevo, derrumbado,
hace habitar la desazón en nuestro cuerpo.

Sabemos de paso, asombrados
cada día por la vida con que el sol
se presenta en nuestros ojos,
descubriéndola a la vida palmo a palmo
un color nuevo, indómito
que diluya la soberbia de los necios.

Y sabemos de paso, compañero
de mi mismo en el viaje
por un mundo inconcluso,
imperfecto y no redondo,
apresurado en este caos de imágenes
con afán sosegado de reposo.
O bien, de paso ser sabido caminante
sin camisa, ni destino, sudoroso,
apostado en la fuente de la vida,
bebiéndome su sed, aprendiéndome
la sonata de su chorro...
En un nuevo tiempo, ya desnudo, a cuna abierta,
abarcando el nuevo aire del sendero,
descaminado, caminante sin camino,
viajero del no ser que siendo solo
marcha despacio hacia todo aquello
que las gentes poderosas, sabias, bienpensantes,
siempre aventuran imposible.

EL AUTOR DE ESTE POEMA, JOSÉ LUIS SÁNCHEZ HERNANDO, ES UN JOVEN PROFESOR QUE YA HA OBTENIDO ALGUNOS PREMIOS DE LITERATURA. ÁVILA, MAYO, 1996

(Publicado en la revista 'Caminar Conociendo', nº 5, pag. 46. Julio de 1996)

jueves, 25 de enero de 2007

SANTIAGO MONTOBBIO(*): Cuento


Lo compramos por razones tan tontas como puedan serlo otras.
Cre, no sé, que estaban de moda, que una amiga
de mi hermana ya tenía y -cosa importante-
que no eran del todo caros
en el honesto mercado negro.
Además de viejos no precisaban ya comida
("en su casa estarán como si nada", afirmaba
la cuidada propaganda) y habíamos oído
que a la gente le era útil tenerlos así,
hombres olvidados en el rincón de un piso
sin función alguna y a los que nadie saludaba,
y que a una señora del barrio -malas lenguas
dicen que prostituta retirada- le producía
mayor alivio que el psiquiatra
el contarle al que tenía, como quien
los cuelga en una percha, sus por lejanos
ya risibles pecados. Así también nosotros
compramos uno, aunque de poca estatura,
y lo olvidamos en las golfas
junto a un antiguo cuarto de baño.

Era misterioso y útil y extraño, ese saber que estaba
y que no hacia nada para afirmarlo. Pero duró bastantes años,
y por clavarle alfileres mis hijas aprendieron en su infancia
cosas de tanto provecho como el curioso transcurso de la sangre.
Yo lo observé con atención sólo al principio,
puess la inmovilidad jamás me ha fascinado,
pero sí recuerdo que cuando mi nieto pequeño
(que se ha dedicado a las travesuras como trabajo)
lo tiró al fuego pensé, aunque jamás he sabido nada
de ciencia o biología, que su luz
no decía si era bueno o malo
que tomaran forma los fantasmas.

(*)Santiago Montobbio de Balanzó es escritor cuya obra ha sido alabada por, entre otros, Onetti, Sábato o Idea Vilariño.


(ESTE POEMA DE SANTIAGO MONTOBBIO FUE PUBLICADO POR LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO' EN EL Nº 5 ENTRE LAS PÁGINAS 45-46)

(*)SANTIAGO MONTOBBIO: Licenciado en Derecho y en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Profesor de Teoría de la Literatura y Crítica literaria de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Publicó por primera vez como escritor en la Revista de Occidente en mayo de 1988 (Madrid, Nº 84). Su libro "Hospital de Inocentes" mereció el reconocimiento de ilustres autores. Cabe destacar, especialmente, los testimonios de Juan Carlos Onetti y Ernesto Sabato. Ha publicado también Ética confirmada y Tierras (Francia, 1996). Sus obras en prosa se han editado con frecuencia en El Norte de Castilla (Valladolid) por decisión de Miguel Delibes. Ha sido traducido a varios idiomas. Ocupa la vicepresidencia de España de la Association pour le Rayonnement des Langues Européennes (ARLE), de Neuilly-sur-Seine, y es corresponsal en Barcelona de su revista Europe Plurilingue, que publican las Éditions Université Paris 8 (Paris).


Bibliografía mínima

Hospital de Inocentes, Madrid, Devenir, 1989; Ética confirmada, Madrid, Devenir, 1990; «Cartas sin dirección», Suplemento «Artes y Letras», El Norte de Castilla, Valladolid, 1993-1995; Tierras, collection «le tourbillon suspendu», Éditions AIOU, Saint-Etienne-Vallée-Française, France, 1996

miércoles, 24 de enero de 2007

José Mª Amigo Zamorano: NUNCA MIRES UN ESPEJO (1)

Nunca compres un espejo
(Collaje * 1)


por José Mª Amigo Zamorano


Hay cuatro escuelas de danza en la India: el Bharata Natyam de Tanjore, el Kahthakali de Malabar, el Kathak de Norte y el Manipuri de Este. Una mujer danza delante de un espejo.

Oh, Indira, tu desnudez es el omega del mundo. Por ti la diosa Sarasvati toca eternamente su vina. Con todo mi rostro te reflejo.

Nunca compres / un espejo: / te dirá que lo mires. Y verás, acaso, los surcos que ha dejado en ti la senda que nunca se ha de volver a pisar. No la pisaremos nunca como cuando lo hacíamos danzando jubiloso/as igual que libélulas /en el oasis imantado de nuestro largo sendero; con la ineluctable alegría de acoger el Alba Nueva: el brillante resplandor del sol /reflejado en el curso del agua /indolente que murmura / viejos recuerdos embellecidos /de nuestra infancia común.

Una voz de niño absorbe las praderas y los hombres corren en todas direcciones por las calles; y saltan jubilosos desbordándose como yo de contento.

Alegría que estalla en mi garganta pues la besé y olvidé la hora del catecismo. Pequé lo confieso /confieso /que encontré las largas trenzas de sus cabellos negros /más hermosas que las de la /santa-virgen-maría.

En la chimenea crepita el fuego. Unas estatuillas hindúes enrojecen ligeramente. ¡Oh, Indira, tu desnudez es el omega del mundo y tu danza su ofrenda lírica.


José María Amigo Zamorano

(*)Compuesto a partir de versos de poetas como Amrani, Amruh, Andrianarahinjaka, Avanga, Aziza, Benyelun, Cissoko, Chédid, Dadié, Diajaté, Diop, Dongola, Farad Syad, Fersi, Flici, Gologó, Ibrajim Sow, Jair-Eddin, Kacem, Kayo, Krea, Laabi, Maunick, Machado, Mansura, M’Jamsadchi, Mutabaruka, Mvondo II, Ngandé, Numé, Nyunai, Blas de Otero, Rabearibelo, Rabemananjara, Senac, Senghor, Tati-Loutard, Tidafi, Tshiakatumba, U’tamsi y Yacín.

(ESTE COLLAGE FIRMADO POR JOSÉ Mª AMIGO ZAMORANO PUEDE VERSE EN LAS PÁGINAS 3-7-39 DEL Nº 5 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO DE JULIO DE 1996)

José Mª Amigo Zamorano: NUNCA MIRES UN ESPEJO (2)

Nunca compres un espejo
(Collaje* 2)


Por José Mª Amigo Zamorano


Ignoro todos los senderos del mundo –dijiste- pero tengo la paciencia del peñasco. Me sentaré de noche /en la frente de los nenúfares. En su corteza /descubrimos /un camino secreto que ignoran las ramas. Y con la cabeza vuelta al alba naciente, reconoceré cada recodo del camino para encontrar en el viento /los senderos que llevan al bosque natal.

Y como / esa arena fina /en el hueco / de una mano /en el pasado /donde el espíritu/solo /puede espigar. Y te alejaste de ti /hacia malezas /donde ya no te encontrarán. Y la noche te rodea como el mar que te fascina. Y la muerte a los ojos sube con la espuma. ¡Ah, lo que nos pasa siempre –a nosotros, los alucinados del azur- pero no de lo que somos simientes, amigo! El mar cuenta todavía el infinito /meciendo su péndulo.

¡Oh, Indira, el universo le parece honesto a las gentes honestas porque tienen los ojos castrados!
Pero tu ejecuta delante del espejo una danza hierática y violenta. Ante esto declaraste: pido la paz, la paz para el día, para el camino de las lavanderas bajo el orgullo negro de los pinos…

Paz para Rama Kam: tu cuerpo es la pimienta negra /que cantar al deseo; cuando amas Rama Kam /es el tornado que tiembla /en tu carne de noche de relámpagos / y me deja…

Pero recuerda, alguien te advirtió, a ese hombre que se va bailando /descalzo /por los senderos donde aún pinchan las espinas /de irritación. Y no olvides tampoco que las balas todavía decapitan las rosas /en las mañanas de sueño. Y que mañana, ¡ay! muchos párpados estarán /cerrados /para el día. Entonces no pudo tu lengua contenerse y grito:


José Mª Amigo Zamorano

(*)Compuesto a partir de versos de poetas como Amrani, Amruh, Andrianarahinjaka, Avanga, Aziza, Benyelun, Cissoko, Chédid, Dadié, Diajaté, Diop, Dongola, Farad Syad, Fersi, Flici, Gologó, Ibrajim Sow, Jair-Eddin, Kacem, Kayo, Krea, Laabi, Maunick, Machado, Mansura, M’Jamsadchi, Mutabaruka, Mvondo II, Ngandé, Numé, Nyunai, Blas de Otero, Rabearibelo, Rabemananjara, Senac, Senghor, Tati-Loutard, Tidafi, Tshiakatumba, U’tamsi y Yacín.

(ESTE COLLAGE FIRMADO POR JOSÉ Mª AMIGO ZAMORANO PUEDE VERSE EN LAS PÁGINAS 3-7-39 DEL Nº 5 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO DE JULIO DE 1996

José Mª Amigo Zamorano: NUNCA MIRES UN ESPEJO (3)



Nunca compres un espejo
(Fin del collaje* 3)

¡Los pájaros se quedaron con su sangre-sol / y de ellos hablo hoy a falta de patria! Y agrego a tu arpa esta vibrante cuerda: ¡Sin los ríos de la emoción /nada nada se reúne! Antes que el Destino celoso te reduzca a /cenizas para alimentar las raíces de la vida, antes que se acalle el sufrimiento /la voz truena como una victoria: ¡Ni salvación sin tierra, ni salvación sin grito! Eres mi poesía activa. Te amo.

Canta, canta, canto un poco, si no es para el orden funerario lo será para el cortejo: mi azul mi abril mi estrella fugaz /mi vida se aleja a retrocesos; en los caminos de lo invisible / el viento arrastra los convoyes del otoño /vértigo de hojas traicionadas por los veranos. Los limbos de octubre / recubrieron nuestra vida con un polvo argentado.

Este cuerpo lo entreveo: /martillado por los días /asaltado por el tiempo. Las primeras arrugas… ¿por qué tiene que traicionar la carne?... ¡Cuán doloroso es, oh madre, /saber que así he envejecido y no verme! Nunca mires /un espejo: /te enseñará a mentir.

Pues, ya que hemos perdido la sed, el hambre, todo lo que era y resultó ser nada, tan solo nos queda, hermanos míos, escribir con letras mojadas en lágrimas o…

Objetos inanimados, ¿tienen ustedes alma?... Lo leímos en la plana de sucesos: ayer por la noche un increíble accidente costó la vida a una cover-girl hindú. Fue literalmente apuñalada en su estudio, por los fragmentos de vidrio de un gran espejo de pie que de pronto se rompió. Fue encontrada en el piso totalmente desnuda…

¿Cuál de esas danzas, que decíamos más arriba, ejecutaba la bailarina cuando fue apuñalada por miles de fragmentos del vidrio que estalló?...

Nunca mires /un espejo: /te enseñará a mentir.
José María Amigo Zamorano


(*)Compuesto a partir de versos de poetas como Amrani, Amruh, Andrianarahinjaka, Avanga, Aziza, Benyelun, Cissoko, Chédid, Dadié, Diajaté, Diop, Dongola, Farad Syad, Fersi, Flici, Gologó, Ibrajim Sow, Jair-Eddin, Kacem, Kayo, Krea, Laabi, Maunick, Machado, Mansura, M’Jamsadchi, Mutabaruka, Mvondo II, Ngandé, Numé, Nyunai, Blas de Otero, Rabearibelo, Rabemananjara, Senac, Senghor, Tati-Loutard, Tidafi, Tshiakatumba, U’tamsi y Yacín.

(ESTE COLLAGE FIRMADO POR JOSÉ Mª AMIGO ZAMORANO PUEDE VERSE EN LAS PÁGINAS 3-7-39 DEL Nº 5 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO DE JULIO DE 1996)

Lourdes Rensolí Laliga: LAS HUELLAS DE TUS ALAS (*)

LAS HUELLAS DE TUS ALAS: CRÓNICA DE UN VIAJE(*)

Por Lourdes Rensolí Laliga*

“¿Puede encontrarse la salvación en el camino del fuego?”

Farid Uddin Attar


Cada viaje tiene mil máscaras. Se comprende al cabo, cuando hemos transgredido las leyes del tiempo, cuando hemos alcanzado la ubicuidad inesperada, recompensa por todas las desgarraduras del corazón, por todos los jirones dejados a nuestro paso. Entonces, el verdadero sentido del viaje se nos revela: la peregrinación siempre hacia el mismo sitio, por diferentes rutas. Sortear las trampas. Persistir en el fin, a veces sin saber ya casi por qué.
-

Siempre hay un rostro amado al final del viaje, siempre una voz amada que nos empuja al camino. Quién eres, quién eres realmente tú, en cuyas manos está mi vida y mi muerte, tú, que me exiges partir, perderte para recuperarte tan lejos, más allá del Bósforo y de Capadocia, entre minaretes y torres del silencio, entre Shiraz y Korasán, entre siluetas cubiertas por heyad y el vuelo milagroso del Simorg (1) y los aleteos de la abubilla que guía.
-

Pero por dónde no estás, en qué lugar no resplandecen tus ojos, en qué lengua no resuena tu nombre, en qué ciudad no me esperas. Como Magnún(2), he agotado la fuente de mis lágrimas, he pasado cada minuto mendigando a tu puerta, he jugado mi vida a cambio de la piedra hollada por tus pies. La he perdido mil veces… y he seguido jugándola (3).
-

Soleiman me ha enviado a la abubilla (4). Me promete el milagro. Me esperan en Mashad, en el santuario de la cúpula dorada (5), donde mil espejos recomponen a cada ser destrozado que acude. Allí debo encontrarte. Partimos. Queda atrás Occidente. El pájaro de hierro vuela sobre Estambul, Ankara, Bagdad. Las aguas del Golfo Arábigo-Pérsico. Teherán.
-

La música me asalta al tocar tierra. No es música iraní. Es tu música. ¿Qué milagro ha sustituido el tar y el ney por el sitar y la tampura? ¿qué intentas decirme al romper por fin tu silencio con esa melodía que sobrecoge? No me pregunto si es real. La realidad ha dejado de existir para mi desde hace tiempo. Mi vida la desconoce. No hay pasado. No hay referencia alguna.
-

La paz, siempre la paz, con la mano sobre el corazón. Saben que no la tengo, que vengo en su busca. Quiero ayudarme a encontrarla más allá de ti, del dolor incesante y bendito que has puesto en torno a mis brazos, como ajorcas candentes, símbolo de una promesa inquebrantable.
-

Voy a volar de nuevo, Simorg, hacia Isphahán, hacia la mezquita azul donde el eco repite mil veces cada nombre del Único, hacia el jardín donde el azar se transforma en 20 columnas duplicadas en las aguas del estanque. Su mirada. Cerca, los templos del fuego inextinguible (6), la amenaza de Ahriman y la promesa esperanzadora de Ormuz. Mis labios exhalan un aroma de azafrán y rosas. Sé que me acompañas, aunque no puedo verte. No hay lugar para el temor y la incertidumbre: “Con sus alas te cubrirá, y bajo sus plumas estarás seguro”(7)
-
Voy a volar de nuevo, Simorg, a tu palacio, donde cada rincón repite tu imagen de mil modos, donde van a encontrarse cuantos siguen tus pasos. Mis alas se debilitan y me siento desfallecer bajo el peso de esta ausencia que ha transformado mi vida en anhelo y sueño. La Palabra retorna, en mi ayuda: “¿No habéis visto que a los pájaros, sujetos en el aire del cielo, no los sostiene nadie más que Dios?”(8) Sí, aquí estoy, Khayyam, viejo amigo, vengo a darte las gracias porque siempre has encontrado la palabra exacta, porque me has invitado a tu mesa y me has tendido generoso la copa de vino cuando los demás me abandonaban, cansados de mi pena sin tregua, y has recitado la única rubayata capaz de paliar mis dolores, de sumirme en el olvido de mi propio ser y continuar, siempre al ocaso; porque has unido tus quejas de amor a las mías y me has enseñado que, sin importar cuanto ocurra, el amado merece siempre nuestro sufrimiento y nuestro insomnio, que el amor es la sonrisa de Dios anegada en sangre. Aquí, en tu lecho, deposito mi oración y mi ofrenda.
-

Vamos ahora, Simorg, ahora que cada pájaro pronunciará su discurso en el salón de oro y grana, ahora que sus cantos mantienen absorto al pueblo. Que desde los jardines te reclama y te anhela. Vamos a escaparnos por las calles desiertas de Nishapur, hacia el rincón que también conocemos, donde aún pueden verse los restos de la destilería, y un lejano olor a incienso y almizcle evoca al amante. Attar, el perfumista (9), me entregará el sortilegio que ha de conducirme a Mashad.
-

La caravana avanza. Pasan las 99 cuentas del rosario. Los ulemas de turbantes blancos y negros me reconocen. Saben que necesito sus plegarias, sí, soy yo, aquí estoy. Yo, la caña consumida en tu hoguera, el imperceptible montón de cenizas amasadas con vino y sangre de gacela, la fuente que agotaste y comienza inesperadamente a manar sangre y agua. No sé por qué me devuelves la vida con la luz de tus ojos, si vas a quitármela de nuevo. Pero sí, he de vivir, quiero vivir aunque vivir sólo sea un instante para volver a contemplarte. Sí, he de morir si así lo deseas.
-

Me uno a los peregrinos en Su Nombre, en tu nombre. El último recodo del camino permite vislumbrar, en el supremo instante del crepúsculo, la cúpula dorada. Cesa la música. De cada boca fluyen las aleyas. De cada mirada, la lluvia.
-

Vamos, Simorg, vamos ahora que el Amado ha entreabierto su puerta, ahora que tiemblo de amor y de miedo. Es hora de los miserables, de los mendigos, de los locos de amor que lo han perdido todo. Es hora de implorar las migajas, de suplicar entre las piedras del camino, de abrir los brazos y girar y girar hasta olvidar el dolor e ignorar las espadas que nos horadan la carne, los clavos que nos traspasan las mejillas, los punzones que sustituyen al vino. En el fondo de la espiral está Su Rostro, tu rostro. Sus ojos multiplicados en mil espejos contemplan mi figura vestida de negro, que llora por llegar a Su reja, por tocarla siquiera, por arrojar entre las celosías mi corazón pisoteado por los paseantes.
-

He llegado. La multitud se aparta y deja pasar a la penitente que llora, a la cristiana que no desdeña camino alguno hacia el Rey de los pájaros, a la condenada a una soledad irremisible, que see empeña en creer en el consuelo. Toco la reja y repito tu nombre, y pido no olvidarlo nunca, encarnarlo en mi cuerpo y en mi angustia para siempre, para siempre. Y una voz, inaudible para otros, musita el sí.
-

Caigo postrada en tierra. Mi frente toca el suelo. Mi chador es una mancha negra sobre el sayadeh (10) Al levantarme, todos verán en mi frente la marca, tu marca (11).
-

Ya no volverás a huir, a escaparte. Estás en mi. Formamos un solo ser. La cúpula dorada nos ha cobijado, se ha apoderado de nuestra sombra. Y tu voz se escucha, más allá de las montañas, anunciándome la hora del retorno.
-

He terminado el cuento. Se han despedido todos los pájaros. A los sabios consejos de la abubilla han seguido las promesas apasionadas del ruiseñor. Brillas en mis pupilas.
-

Y aquí estoy, donde siempre, cada tarde. Aguardándote.
-
Lourdes Rensolí Laliga, 7 de abril de 1996. Pascua de Resurrección

__________
Notas:
· (*) Del 3 al 5 de octubre de 1995 se celebró en Irán, en la ciudad de Nishabur, un congreso internacional sobre el poeta, filósofo y místico persa Farid Uddin Attar que reunió a más de 300 especialistas. En él tomé parte con el ensayo “Asambleas de pájaros”, intento de diálogo intercultural entre Attar y Cyrano de Bergerac, entre Oriente y Occidente. Del viaje surgió un libro de poemas, homenaje a lo más hermoso y puro del atormentado mundo islámico, cuyo título es también el de estas páginas. Pero no, no es esa la verdadera historia: es la que relato aquí, una historia de amor y de dolor. No existen otras.

· 1. Ave maravillosa de la literatura mística persa.

· 2. Protagonista de la leyenda tradicional árabe sobre sus desdichados amores con Layla, inmortalizada por el persa Nizami. Majnúm (el loco) pierde la razón por estar separado de su amada. Su locura se vierte en incontables poemas que mezclan belleza y poder mágico para el bien de todos sus semejantes. Muestra el amor humano, volcado en la poesía, como de realización mística.

· 3. Variaciones sobre algunos pasajes de la “Historia de Shaikh San’an”, contenida en el Mantis Uttair de Attar (trad. Al francés por Garcin de Tassy. París, 1857-1863. 2 vol.) Hay traducción al español (basada en la anterior) por Josefa García (El lenguaje de los pájaros. Edicomunicación. Barcelona, 1986)

· 4. Cf.: El Corán. Sura XXVII, “Las Hormigas”, 15-30. Trad. Melara-Navío. Granada, 1994.

· 5. En la ciudad sagrada de Mashad, cerca de Nishabur, se alza la mezquita del Imán Reza, octavo Imán chiíta, envenenado a traición y enterrado allí. A su tumba acuden diariamente miles de peregrinos de diversos países, y no sólo musulmanes, en busca de milagros. Está rodeada de una reja dorada, como la cúpula revestida de láminas de oro.

· 6. En la ciudad de Ispahán –aunque no sólo en ella- existen templos de la antigua religión parsi, también conocida como Zooroastrismo o religión de Zaratustra, basada en el dualismo luz-tinieblas (Ormuz-Ahrimán o Angra Mainyu), que cuenta en Irán –de donde se trasladó al norte de la India- con algunos miles de creyentes. El fuego sagrado, símbolo de Ormuz, se mantiene encendido constantemente en dichos templos. Sus antiguas torres fúnebres, o torres del silencio, donde se colocaba a los muertos de pie, para que fuesen devorados por las aves de rapiña, ya no se emplean para dicho fin, prohibido en las religiones del Libro.

· 7. La Biblia. Salmo 91, 4. Trad. Reina-Valera. México, 1990.

· 8. El Corán. Sura XVI, “La abeja”, 81.

· 9. Farid Uddin Attar (1119-1229), muy cercano al sufismo para algunos, sufí para otros, se ocupó durante mucho tiempo en la droguería y la perfumería hasta su conversión por un derviche. Escribió numerosas obras donde se mezcla exquisitamente filosofía, poesía y mística. Aunque Mantiq Uttair es su obra más conocida, sobre todo en Occidente, dejó también, entre otros, el Libro del ruiseñor, La lengua misteriosa, y el Libro de los seres.

· 10. Es el nombre de la alfombra empleada para las oraciones en la religión islámica.

· 11. Los fieles de la rama chiíta del Islam, colocan, para orar, en la parte anterior, un rosario y una piedra, en la cual el devoto debe apoyar la frente al inclinarse. La marca dejada en la frente por dicha piedra suele considerarse un signo de profunda piedad.

(ESTE TEXTO DE LOURDES RENSOLÍ LALIGA FUE TOMADO DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', Nº 5, PÁGINAS 49-50 DE JULIO DE 1996)

martes, 23 de enero de 2007

TÁNGER: MITO y REALIDAD



TANGER: MITO y REALIDAD

Por Rajae Boumediane

Al amante de Tánger

Tánger llorará por quien no la vio, y quien la vio llorará por ella”. Esta frase sobre mi ciudad natal está copiada literalmente de la novela Ashottar (Los Listos) de Mohammed Chukri. Es una frase que se repite por uno de los protagonistas. El autor está poseído por el amor hacia Tánger y piensa siempre en su noche que posee la fascinación de la muerte”, comienza diciendo la autora del artículo. Tánger es una ciudad misteriosa –continúa- mosaico de razas, religiones, culturas: judíos de Separad expulsados en 1492 por los Reyes Católicos, cristianos, musulmanes árabes, negros y blancos provenientes de los moriscos. Todos conviven en armonía. Parece como si las guerras y enfrentamientos se disolvieran al acercarse a la ciudad mágica, hija y madre del mar.


Tánger la blanca. Así se llamaba en su etapa de ciudad internacional, frecuentada por viajeros, excéntricos, aventureros y por quienes buscan un refugio, cansados y decepcionados de otras tierras, o de una forma falsa de vida. Numerosas banderas han ondeado en ella. Ninguna la ha conquistado. Occidente le ha puesto cerco y no ha logrado dominarla, menos doblegarla. Su encanto y duende permanecen intactos. De todas partes acuden a ella, desde el desierto y los montes Atlas, desde ultramar y desde el interior del continente africano.

Ninguna ciudad de su entorno ha sido tan amada por los occidentales. Escritores, poetas y artistas quedaron atrapados por su magia: Delacroix, Tennesse Williams, Jean Genet, Paul Bowles, Truman Capote.

Matisse confesaba:

-‘Un arte nuevo, nacido bajo el signo del dios apacible, se me ha aparecido en Tánger’.

La puerta de África: ejemplo de diálogo, a veces violento, entre la tierra firme y el mar, entre Europa y África, entre dos mares apenas separados. Encrucijada de senderos opuestos. Su puerto, codiciado por todos, ha albergado en sus radas hasta el último de los conflictos y azares de cuestión marroquí.

El viento de Levante, siempre amigo de Tánger, invita a la reflexión, a la inquietante compañía de las olas, esclavas de sus caprichos, sugiere a veces los paisajes de Gauguin y a veces los de Melvilla, en constante y extraña conjugación de forma, color y palabra. Desde el principio del siglo IV a. de C. fue testigo y observa a cuantos combaten por su dominio: cartagineses, romanos, fenicios, portugueses e ingleses, pero ninguno se entrega convirtiéndose –de ese modo- en tierra de nadie en novia de todos y mujer de ninguno, que no halla vencedor a quien ceñir su corona. Pero su leyenda se remonta a tiempos muy remotos, hasta los profetas. Sus pobladores cuentan que el Arca de Noé se detuvo sobre la meseta de Charf. Noé envío un pájaro a indagar el estado de la tierra. El pájaro regresó con barro en sus patas. Noé supo así que el diluvio había concluido y que la tierra volvía a ser habitable. Cuantos iban con él en el arca gritaron entonces: ¡Tinbit!, que significa ‘el barro llegó’. De ahí proviene el término ‘Tanya’, el actual nombre árabe de la ciudad.

Una de las maravillas es la cueva de Hércules. A través del Mediterráneo se ve Gibraltar a lo lejos. Desde el faro Malabata, 10 kms. al este y 12 al oeste, el Mediterráneo se encuentra con el océano Atlántico en Ras Spartel. Los mitos anidan allí, en la cueva de Hércules. Al entrar, primero sobrecoge la oscuridad, que cede paso a la luz a avanzar más. Se aprecia entonces la forma de la entrada, el perfil de un hombre que grita. En el techo se ven círculos incisos en la cúpula de piedra. Es la piedra de molino que fue cortada una vez del techo de la cueva para fabricar harina con la que alimentar a las gentes.

El mito y el pan cotidiano se mezclan en ella en un único alimento que nutre espíritu y cuerpo.

Cuenta la leyenda que la cueva de Hércules se había extendido para unir África y Europa, y separaba el mar de los romanos, el Mediterráneo, del mar de la Oscuridad, el Atlántico. Atlas, hijo de Neptuno, tenía tres hijas que vivían en un jardín donde crecían manzanas de oro. Las protegía un monstruo. Hércules luchó contra él y lo venció, pero durante la lucha, un golpe de Hércules, partió el monte en dos. De este modo se mezclaron las aguas azules del Mediterráneo con las verdes del Atlántico y Europa se separó de África. Hércules casó a su hijo Zofakis con una hija de Neptuno. Como fruto de ese matrimonio nació una bella niña a la que llamaron Tanyis. De ahí proviene el nombre de Tanyia: nombre árabe y actual de la ciudad. Por eso se dice que Hércules presidió la fundación de Tánger y presenta –en cierto modo- su pecado original.

Pero el enigma de Tánger continúa sin revelar, inaccesible, pese a cuanto indaguemos, no importa cuántas leyendas o historias reales se cuenten. Hemos de interrumpir aquí estas páginas, sugerencias y claves para acercarnos a su corazón. ¿Retomaremos alguna vez el hilo? Quien sabe…

Rajáe Boumediane, 15 de3 abril de 1996

(TOMADO DE LA REVISTA DE LA JUNTA DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL DE LAS NAVAS DEL MARQUÉS ROTULADA ‘CAMINAR CONOCIENDO’, Nº 5, PÁGINA 51. JULIO DE 1996)