martes, 5 de abril de 2011

Iswe Letu: Odio de cargamento hundido


contemplo en mi memoria el rostro amado de la madre cultivadora de sueños, ancestral colmado de jardines sacados casi de la nada y que, luego, tras la esperanza rota, se hundió, como cargamento en la alta mar


pero fue antes, mucho antes, de la trágica desaparición, cuando nuestros ojos se abrieron contemplando la claridad de las olas del viento en las avenas y sobre todo oyendo las ráfagas de frío colándose por las rendijas en invierno 


olas y ráfagas tornándose luego transparentes en las cuencas vacías de de una calavera amada acariciada por la espuma rebelde de todos las aguas del mundo como mano de llanto del recuerdo y elevada a la altura de la justicia del tiempo; 


¿qué otra cosa podíamos hacer sino acompañar con nuestros pasos al roce de la arena para que no se convirtiera en hueca costumbre de la playa ese vaiven insistente y periódico de las olas cual ir y venir de cargamente hundido?


lo vamos transformando nosotros, día a día, con rabiosa venganza, en música del desaliento que solo desaparece cuando el viento se lleva a los cardenales despedazados o resurge de nuevo en cada prima escandalosa a los banqueros 


¡y cuánta holgura para el odio en nuestros caminos erizados de sorpresas amargas desde pateras atestadas de ilusiones, a esperanzas alimentando peces!


pero dadme de ello lluvia, leche de infancia, sueños de amor... cosas suaves para el mundo cruel de la intemperie, porque no es posible vivir siempre con cuchillos


avivaré con sal las bocas muertas del deseo huido tras el desaliento y ayudándome de cánticos diversos, espigando en este y en aquel, en todos los que no se encerraron entre fronteras de su soledad sino saltaron las alambradas 


recogeré el grito y el aullido, el desgarrado lamento, el llanto angustioso, la rosa de la ofrenda, el clavel rojo del recuerdo, para desgranarlos en el recinto de los pájaros alzando aun mas las canciones de las barricadas 


ah, siento el infierno de las batallas que crecen con la embriaguez de la venganza popular y mi ímpetu se alimenta del recuerdo de una madre que es una y múltiple a la vez, sufriendo y cultivando sueños por todos los rincones del mundo


y que, luego, tras la esperanza rota, se hunde como cargamento de esclavos en la alta mar


mas las hojas vivas de esta mañana de primavera son imagen fiel de otra madre una y múltiple


feliz