lunes, 16 de noviembre de 2009

Oficium veneris: 'Déjate de pijadas y méteme la polla'

'Oficium veneris' es una obra, de autor anónimo, entre erótica, pornográfica y mística. Fue publicada por la editorial 'Libros del Pexe' en el 2003. Consta de dos partes y comienza en forma de diario que luego se complica y el final es casi de relato negro. Los últimas páginas son poemas en general de métrica clásica y relacional con el tema del libro.
Uno de estos poemas es el que copiamos. Para más información en la red. Que ustedes lo disfruten y más lo gozarán si leen el libro.

III
PER ANGUSTIAM VIAM
Pars prior: contemplatio

Diosa del arrabal, princesa de ojos negros,
sesteabas impasible sobre la cama tibia
que no visito apenas; me acerqué a admirarte;
un beso sobre el cuello, zalema en el cabello,
pero estabas desnuda y otro dios me llamaba,
tu rabel entreabierto en el fondo del cuadro
de nuestros rostros juntos; mucho te resistías,
'es sólo pa cagar' era tu cantinela;
tuve que arrastrarte, tuve que seducirte
con toda mi oratoria, con todos mis sofismas
y una cerrada escuadra de venenosos besos.
'Pero un poquitín solo'; descendí al santuario;
separando tus nalgas aparece el esquivo;
ningún conquistador gozó tanta ventura;
el oro de Pizarro palidece de envidia,
Tenochtitlan es solo un islote en el barro,
y la India portuguesa una aldea miserable;
feliz descubrimiento, aunque no quede nunca
impreso en los anales tediosos de la Historia,
esos no son anales auténticos siquiera;
territorio ignoto, paisaje inexplorado.
El lenguaje no llega, hay que inventar los nombres;
¿cuál será el de ese cerco grato de suave bozo
donde la tersa nalga se eriza dulcemente,
y la piel sombreada recuerda otras areolas?
Es una llama oscura que arde en la penumbra,
y su vértice asciende como espíritu puro
anhelante del cielo en una cicatriz
que divide las nalgas, ¿cómo se llamará?
Pero yo no soy puro y esta areola mi incita
a investigar su vértice, donde la piel tostada,
ya glabra, se repliega en estrías radiales
cuyo centro, orificio sagrado, me conmueve;
aquí toda tu eres un naufragio de ti,
de toda la apariencia que cada instantes finges.
No hay palabras que digan este negro secreto,
esta boca increible niega toda palabra;
estás tú sola aquí y succionas en mundo,
entrada del infierno nada tiene sentido;
mi dulce amor se torno una brutal congoja.
Huyendo de ti, infame, quisiera domeñarte,
y me invento joyeles para tu anatomía,
un aro de zafiros que un diamante corone
en la cresta del fuego, o un rubí a cada lado
de la boca nefanda, en platino engarzados;
te adivino escondida en la agria mazmorra
de bragas y vaqueros; te contemplo hechizado,
y mis dedos descienden a girar en tus círculos
del atroz remolino que aniquila mi vida;
descienden lentamente, lentamente acarician.
Y la diosa me habla:
'déjate de pijadas y méteme la polla'.