sábado, 11 de junio de 2011

Marat (*): Derecho de los pueblos a la secesión (1)

"El fundamento de todo gobierno libre es que ningún pueblo sea sometido de derecho a otro pueblo, que no debe de tener otras leyes que las que él mismo se ha dado, que es soberano en su casa y soberano independiente de todo poder humano. Mientras que el simple sentido común, admitiendo estos principios, añade que es absurdo e insensato que un pueblo se gobierne por leyes que emanan de un legislador que reside a dos mil leguas de distancia. 

La única tontería cometida por los residentes de nuestras colonias es haber consentido en enviar diputados a la Asamblea Nacional de Francia. Pero esta tontería solo fue cometida por los colonos blancos. Ahora bien, todos tienen el derecho de sacudir el yugo de la metrópoli, de elegir otro soberano o erigirse en República: y ¿por qué no? puesto que la supremacía que la metrópoli pretende tener sobre ellos es usurpadora, descansa en las máximas del despotismo y no ase ejerce mas que en virtud del derecho del mas fuerte. Voy mas lejos, y supongo que los habitantes de nuestras colonias se han declarado libres, ¿con qué cara osaríamos encontrar mal, que hayan imitado el ejemplo de las colonias inglesas? ¿y por qué absurda inconsecuencia condenaríamos en ellos lo que hemos aprobado enérgicamente con los insurgentes? 

De que nuestras colonias están en pleno derecho de liberarse de la metrópoli, no vayáis a concluir que pienso dar la razón a los colonos blancos; si, sin duda, ellos son inexcusables a mis ojos por haber querido erigirse en amos tiránicos de los negros. Si las leyes de la naturaleza son anteriores a las de las sociedades y los derechos del hombre son imprescriptibles, lo que tienen los colonos blancos respecto a la nación francesa, los mulatos y los negros lo tienen respecto de los colonos blancos. 

Para sacudir el yugo cruel y vergonzoso bajo el cual gimen, están autorizados a emplear todos los medios posibles, incluso la muerte, aun cuando se vieran obligados a exterminar hasta el último de sus opresores. Tales son los principios conforme a los cuales un legislador equitativo se habría pronunciado en el asunto de Santo Domingo: basta decir que el último decreto sobre los hombres de color es equitativo y que en lo que respecta a los negros es atroz.

Pero, ¿cómo podríamos tratar como hombres libres a hombres que tienen la piel negra, en tanto que no hemos tratado como ciudadanos a hombres que no pagan al Estado una contribución directa de un escudo? Alabamos nuestra filosofía y nuestra libertad, pero no somos menos esclavos hoy día de nuestros prejuicios y de nuestros mandatarios de lo que éramos hace diez siglos. ¡Preguntadles a los parientes y a los amigos esclarecidos de las víctimas degolladas en el Campo de Marte!."
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(1) Título nuestro. Texto de 'El amigo del pueblo', número 624 del 12 de diciembre de 1791, citado por Aimé Césaire en su obra 'Toussaint Louverture. La Revolución Francesa y el problema colonial'. De cual dice que es 'texto importante y único en su género'.