miércoles, 14 de abril de 2010

Por la III República

Por la III República


República .Manifestación contra la crisis capitalista y la monarquía borbónica
- Sábado, 17 de abril - 18.30 Cibeles-Sol - Madrid

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¿Qué pueden pensar los cerca de cinco millones de parados y los más de un millón de familias sin ningún ingreso de una monarquía sostenida generosamente por la hacienda pública y que ha amasado, sin que se sepa cómo, una de las fortunas más grandes de Europa? Lo que se siente en la calle es que la monarquía borbónica, integrante y heredera de la dictadura fascista, está más deslegitimada cada día. Aún así, en aras de hacer tragar a la clase obrera, sin que se revuelva, las ruedas de molino que el capital ha preparado, el rey se dispone a ejercer el papel de maestro de ceremonias en la misa concelebrada entre patronal y cúpulas sindicales en aras de la salvación, económica, esta vez, de la patria. No pueden echar mano ahora de la cobertura ideológica usada en otras épocas de crisis para descargar sobre las espaldas de trabajadores y trabajadores las durísimas medidas de ajuste que pretendían imponer. Ya no vale hablar de la corrupción de la dictadura como en 1977 o de la entrada en la CEE como en la “reconversión” industrial de 1984. Por ello es más necesario que nunca hacer presidir al fantoche real la comitiva de fuerzas políticas del marco institucional, “agentes sociales” y empresariales, para recuperar la esencia de los Pactos de la Moncloa, referente histórico de la llamada Transición: la paz social. Paz social y consenso fueron indispensables para perpetuar a las fuerzas más reaccionarias en los aparatos del Estado y para facilitar tres décadas de acumulación de beneficios por la burguesía, a partir de la intensificación de la explotación de los trabajadores y las trabajadoras.De esos polvos vinieron estos lodos, dice el sabio refranero popular.
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¡¡Contra la crisis capitalista y la Monarquía borbónica!!.


¡¡Contra la constitución antidemocrática de 1.978!!.

¡¡Por la soberanía popular y la autodeterminación de los pueblos!!.

¡¡Viva la III República!!

viernes, 9 de abril de 2010

Luis Vélez de Guevara: Sin comerlo ni beberlo (*)

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Ponemos hoy, aquí, una muestra de la literatura picaresca: su burla, su ironía... :


"Daban en Madrid, por fines de julio, las once de la noche en punto, hora menguada para las calles (1) y, por faltar la luna, juridición y término redondo de todo requiebro lechuzo y patarata de la muerte. El Prado boqueaba coches en la última jornada de su paseo, y en las calles de Manzanares los Adanes y las Evas de la Corte, fregados más de la arena que limpios de agua, decían el 'Ite, río es' (2), cuando don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, hidalgo a cuatro vientos, caballero huracán y encrucijada de apellidos, galán de noviciado y estudiante de profesión, con un broquel y una espada, aprendía a gato por el caballete de un tejado, huyendo de la justicia, que le venía a los alcances por un estupro que no lo había comido ni bebido, que en el pleito de acreedores de una doncella al uso estaba graduado en el lugar ventidoseno, pretendiendo que el pobre licenciado escotase solo lo que tantos habían merendado"

(Tomado de 'El diablo cojuelo' de Luis Vélez de Guevara)

(*) El título es nuestro
(1) Se lanzaban a la calle las aguas sucias
(2) Se acabó el río
 
Sobre Luis Vélez de Guevara consultar: http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_V%C3%A9lez_de_Guevara

martes, 30 de marzo de 2010

Colectivo 27 de Septiembre (+): Credo (*)

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"Mire la calle.
Como puede usted ser indiferente
a ese gran rio de huesos,
a ese gran rio de sueños,
a ese gran rio de sangre,
a ese gran rio?" (2)

"no creo en predicadores ni en generales
ni en las nalgas de miss universo
ni en el arrepentimiento de los verdugos
ni en el catecismo del confort
ni en el flaco perdón de dios
y esta altura del partido
creo en los ojos y las manos del pueblo
en general
y en tus ojos y tus manos
en particular." (3)

La la larai la laraila larai la la
larai la la...

(+) El '27 de Septiembre' hace alusión al 27 de septiembre de 1975 cuando el régimen del dictador Franco asesinó a 5 militantes antifascistas

(*) Canción y texto explicativo tomado del libro 'Cantos de combate y vida', pag. 107; ediciones JOVEN GUARDIA; JCE (M-L); C/ Arenal nº 1, 4º 1-28013, Madrid; el año de edición no lo vemos; aunque en lápiz aparece 'Irun 1986'; ignoramos si esa será una fecha correcta, pero podría ser aproximada, el lugar ya se lee que es Madrid)

(1) Canción de los primeros momentos de la transición, compuesta por el 'Colectivo 27 de Septiembre' del que formaba parte la cantante Mara.

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(2) Versos de Nicolás Guillén (esto no lo pone el libro)
(3) Versos de Mario Benedetti (esto no lo pone el libro)

lunes, 29 de marzo de 2010

Edgar Lee Masters: LUCINDA MATLOCK

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Yo iba a los bailes en Chandlerville
y jugaba en Winchester al cambio de parejas.
Una vez que cambiamos parejas,
de vuelta a casa en coche a la luz de la luna de mediados de junio,
me encontré a Davis.
Nos casamos y vivimos juntos setenta
años gozando, trabajando, criando doce hijos,
de los que ocho murieron
antes que yo cumpliera los sesenta.
Yo hilaba, yo tejía, manejaba mi casa, cuidaba enfermos,
cultivaba el jardín y los días de fiesta
vagaba por los campos en que cantaban las alondras,
y en las orillas del Spoon River recogía mucha concha,
y mucha flor y hierba medicinal,
gritando a las colinas llenas de bosques,
cantando a los verdes valles.
A los noventa y seis ya había vivido suficiente, eso es todo,
y pasé a un dulce reposo.
¿Qué es lo que oigo decir de tristeza y fastidio,
mal humor, descontento y falta de esperanzas?
Degenerados hijos e hijas.
La vida es demasiado fuerte para vosotros.
Amar la vida quiere vida.

Autor: Edgar Lee Masters

Tradución de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
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Poesía Libre. Revista de Poesía. Ministerio de Cultura, Managua (Nicaragua) Año IV. Número 10, enero de 1984.

Responsable: Julio Valle-Castillo

Consejo Editorial:
Carlos Calero (Monimbó); Juan Ramón Falcón (Condega); Marvin Ríos (Niquinohomo); Cony Pacheco (Subtiava); Gonzalo Martínez (Bluefields); Gerardo Gadea (Ejército Popular Sandinista)

martes, 16 de marzo de 2010

Capital yanqui se zampa el diario El País

16-03-2010


Rafael Cid: El capital norteamericano compra El País


Será que “perro no muerde a perro”. O porque “entre bomberos no se pisan las mangueras”. Pero el silencio de los medios de comunicación con la “deslocalización” de capital que se ha producido en el diario El País demuestra la poca consideración que la prensa tiene hacia sus lectores. El diario español de referencia ha cambiado de dueños y nadie en la galaxia mediática se atreve a proclamarlo sacando las consecuencias oportunas. Porque si el periódico más importante del mundo en lengua española, el diario paradigma de la democracia posfranquista y el “pensador orgánico” de la transición pasa a manos norteamericanas es un síntoma de otros episodios traumáticos en perspectiva. El anuncio de un nuevo ciclo político.

El golpe financiero que ha acabado con el “clan Polanco” se produjo el pasado viernes 6 de marzo, cuando el propio rotativo informó de la entrada de una sociedad de capital riesgo estadounidense en su accionariado. Prisa captará hasta 660 millones mediante un pacto con Liberty”, decía el decano de la prensa juancarlista en un confuso titular que no conseguía disimular la realidad : el grupo fundado por Jesús de Polanco había sido vendido a la sociedad Liberty Acquisitión Holdings (LAH). El nuevo reparto del capital, una vez consumada la operación, dejará a los antiguos propietarios sólo el 30 por ciento de las acciones, quedando la mayoría de control en manos de Nicolas Berggruen y Martín E. Franklin, consejero delegado y presidente, respectivamente, de corporación inversora LAH.

El cambio de Prisa en la órbita de los intereses norteamericanos ilumina la operativa del grupo en el mercado latinoamericano, el patio trasero de EE.UU, desde que sus directivos centraron su expansión en la compra de empresas informativas sudamericanas, a la par que el BBV y el BSCH hacían otro tanto en sus propios ámbitos de negocio. Incluso la entrada de Prisa en el accionariado Le Monde puede entenderse desde esa lógica, ya que este órgano de prensa europeo es el de mayor influencia en el subcontinente tras El País. Por no hablar de la línea de máxima beligerancia crítica asumida por Prisa con los regímenes populares y socializantes de la zona, como Venezuela y Bolivia, países donde la petrolera española Repsol tiene fuertes intereses.

La operación de venta de El País a la sociedad norteamericana para hacer frente a los próximos vencimientos generados por la deuda de casi 5.000 millones de euros que el grupo acumula, sigue a otras similares, como la toma del 4,5 por 100 de su capital por la también norteamericana IBN en agosto pasado por 37 millones o la más reciente de compra del 80 por 100 de la televisión La Cuatro por la Mediaset de Berlusconi por 600 millones, que incluía además la toma de una participación en Digital Plus. El control de Prisa por LAH ha estado precedido por el nombramiento de Kamal M. Bherwani, ex consejero de Salud y Servicios Humanos de la ciudad de Nueva York, como director general del Área Digital del hasta ahora mayor grupo informativo español.

La pista norteamericana en El País se inició hace tiempo, cuando el diario incorporó en sus páginas una selección semanal de artículos del influyente New York Times, medio estadounidense del que el financiero mexicano Carlos Slim posee el 12 por 100 del capital. Felipe González, amigo íntimo de Juan Luis Cebrián, es un estrecho colaborador de Slim, que según la revista Forbes figura en la actualidad como la segunda mayor fortuna del mundo. Habrá que ver a qué proyecto político, y quizá dinástico, servirá ahora el nuevo El País hispanonorteamericano.

Fuente original: http://www.radioklara.org/

miércoles, 10 de marzo de 2010

Cintio Vitier: Carta a los pioneros

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Hoy he recibido carta que me habla de ustedes:
De que quisieran tener en sus propias letras
Las palabras de la poesía que esgrimimos
Como herramientas, como armas, como flores,
Para hablar del trabajo, de la guerra, del amor,
Para cantar la poderoso música de la Revolución.
Y me he puesto a escribirles de vuelta, y encuentro
Que es un poema lo que he estado escribiéndoles,
Un poema con las sencillas palabras diarias,
Para agradecerles la alegría que su carta me ha traido
(Una alegría entre las alegrías de nuestra vida revolucionaria).
Y para hablarles, también,
De esa poesía que ustedes quieren tener en su propio dibujo,
Con vocales llenas de aire y los rasgos de la mano.

Esta poesía, mis queridos amigos, nosotros la encontramos
Acurrucada entre libros, maltrecha, perseguida,
Y con manos amorosas la levantamos temblando
Como a un animalito acorralado y hermoso
Que a duras penas podríamos retener junto al corazón.
Alguna vez el amor o la esperanza nos ayudaron
A hacerles la vida más llevadera cerca de nosotros,
Pera casi siempre fue arisca y triste, cabizbaja
Como quien ha perdido su casa y camina bajo al lluvia.

¡Qué felizmente distinto va a ser todo para ustedes!
La poesía ha salido de los libros, sacudiéndose las letras,
Y está junto a ustedes, sonriendo y cantando, está en ustedes,
En las cooperativas y en las fábricas, en las grandes marchas del pueblo,
En las banderas color de cólera, en el sacrificio
De los que caen, fusil en mano, defendiendo la tierra sagrada,
Y en la caminata del maestro bajo las estrellas,
Y en el trabajador voluntario que hace caer la caña o eleva una escuela.
Niños, mis amigos, mis hijos: las letras con que se escribe la poesía
Son ustedes caminando felices hacia un futuro de hombres verdaderos.

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Poesía Libre. Revista de Poesía. Ministerio de Cultura, Managua (Nicaragua) Año V. Número 15 diciembre de 1985.

Responsable: Julio Valle-Castillo

Consejo Editorial:
Carlos Calero (Monimbó); Juan Ramón Falcón (Condega); Marvin Ríos (Niquinohomo); Cony Pacheco (Subtiava); Gonzalo Martínez (Bluefields); Gerardo Gadea (Ejército Popular Sandinista)

jueves, 4 de marzo de 2010

Iswe Letu: Acérrimo adalid


Era minúsculo pero de aliento considerable.

Aunque, íntimamente, acérrimo adalid -uno de tantos entre los jornaleros- de que, al labrantío, se le dejase agonizar y morir en paz.

Recóndita propensión déspota para un quebradizo y escuchimizado cuerpo. Lógica en la escabrosidad de su alma herida y quebrantada. Y laborada con doladeras; fraguadas, eso si, en el dulce ensueño; que no otra cosa eran: artimaña, solo artimaña, labiodental: forraje o potaje que se engullía entre ellos, superficialmente; y tratando de derrumbar, desguarnecida y estúpida -pensaban- sensiblería pequeño burguesa: en la cual, no obstante, caían todos ellos.

En realidad, era un ansia de tierra para trabajarla en propiedad individual y, si pudiera materializarse, intransferible. Esa ansia se transformaba en odio cordial -pero odio a la postre- los domingos, cuando jugaban a las cartas; y a la atardecida, los pequeños propietarios, levantándose de la mesa, se despedían saludando, con harto dolor de su corazón, para atender al ganado y otros menesteres y, ellos, los jornaleros, respondían:

--"¡Ale!, el que tenga hacienda, que la atienda; y si no, que la venda"

Y seguían jugando a las cartas con una mezcla de envidia y gozo.

Intención tan íntima de reestructuración terrena, hay que decir, nunca fue llevada a la práctica con hechos colectivos; resignándose o conformándose, todos ellos, con los llamados "huertos familiares"; cuya productividad no alcanzaba para mantener una pierna, cuanto más para alimentar una familia entera.

Libélula negativa su íntima y volátil protesta por cuanto pendulaba en un océano de triple oleaje contrapuesto: querer y no poder y no actuar.

Consideraba, y consideraban, inconscientemente, dadivosa marejada su amargura; pero de tan minúsculas olas que hender, lo que se dice hender, no hendían nada.

Esa inferioridad, ese pequeño oleaje, no obstante, estaba adornado de ínfulas ególatras, humildísimas si, pero ínfulas; y que sirvieron para muy poco. Pobre marejada transmitida, al hijo emigrado, si no por una educación sistemática, que no pudo darle, y oralmente era comprometido, sí en la carne rasguñada.

Los nones mechados e insertados en el aire de su cabaña, ante la lumbre de su hogar, atravesado por corrientes heladas que latigueaban sus espaldas, después pude comprender el porque no salieron al exterior nunca.

Como pude entender que, la punzadura espiritual que guardó durante años y nunca la declarara, nada mas que a unos pocos, demostraba fehacientemente que un cuerpo, por muy pequeñito que sea o por muy degenerado que parezca, esconde un cerebro hecho durante siglos para eso, para cavilar.

Demostraba también el dicho, en lenguaje guerrero: "no hay enemigo pequeño".

Esta verdad de Perogrullo necesitaba demostrarse en un ser como este: sumiso, apocado, conformista, un si es no es imbécil, borracho muchas veces, casi enano, de barba negra y tupida como mono y un sonreír continuado como el tonto que parece que mira con la boca.

Necesitaba demostrarse cabalmente, para comprender las corrientes de pensamiento rebelde que, como un guadiana, aparecen y desaparecen a lo largo del planeta.

Esa verdad perogrullesca, que yo descubrí, me llenó de alegría pues echaba por tierra la concepción de las llamadas "minorías selectas inasequibles al desaliento".

Su casa, en la que entré una sola vez -recién encaladas sus paredes, y fregados y adecentados los suelos con, a modo de pintura, la mierda de las bacas convenientemente envuelta en agua y que olía a limpio- por lo que pude ver, constaba de dos partes: una espacio enfrente de la puerta, con leña y aperos de labranza y una cocina, diminuta, separada de lo anterior por una pared de adobes, a la izquierda; tenía esta cocina, en su frente, el hogar con lumbre de paja y un puchero al fuego; en la parte de la derecha, una mesa de madera donde cabían muy ajustadas dos personas; y mas a la derecha, un camastro donde dormía.

Me habló de bastante cosas: de su niñez en el orfelinato del que había salido sin transformarse en delincuente; y lo decía con orgullo pues distintos compañeros habían terminado en la penitenciaría; de la contienda del 36, en las filas antagonistas a la República; y porque le acarrearon a la fuerza, es un decir, pero de manera acostumbrada, al estar, como estaba entonces, en el servicio militar, dentro de la jurisdicción que quedó en poder de los sublevados contra la administración legítima.

Subrayaba lo de que fue acarreado a la fuerza, en razón de que muy bien pudiera haber guerreado en la otra zona, mismamente a la fuerza, de haberle pillado la sublevación en lado contrario.

El, de asuntos políticos, no entendía, aunque sí se le alcanzaba que fue a salvaguardar las posesiones de los labradores del pueblo y no nada suyo que no tenía ninguna propiedad.

Del desposorio con una muchacha a la que todavía rememora con apasionamiento y que, lamentablemente, se le murió al despuntar el retoño, un año sobrevivió con él solo --se le saltaron las lágrimas

-- Mese murió enseguida, ¡Dios la tenga en su gloria!

Aquí le interrogué sobre su religiosidad ya que iba al templo, los domingos y fiestas de respetar, sin fallar un día siquiera:

-- Algo tiene que haber. Aunque no creo yo que estos palos... Pero esto que no salga de aquí -dijo cogiendo dos maderos, cercanos a la lumbre, poniéndolos en cruz.

Y luego sus ojos se encendieron como dos ascuas.

-- ¡Ah!, pero Cristo: ese si... ¡como le maltrataron! -- concluyó.

Fue un razonamiento muy gráfico y no había que manifestar nada más: con eso valía.

Su protesta, alimentada, como se decía, de hambres y fríos, alcanzó colorantes asesinos que, bienaventurada o desgraciadamente --según se vea-- no pudieron encarnarse en hechos sangrientos, por afrentas recibidas, día a día, en su pueblo, por bravucones:

-- "Me cagüen..., por chulos: que eso es lo que son".

En una bodega, un poquito embriagado, extrajo una navaja con la determinación de rajar al pimpollo de un propietario que conceptuó a su desposada de ramera; el otro se rió de él abusando de su considerable reciedumbre; le inmovilizó el brazo armado con una mano y con otra mano le apretó la mollera hasta metérsela en la cubeta de vino; indefenso como estaba, y de impotencia lleno, le dio un ataque de nervios y tuvieron que trasladarlo al domicilio; desde aquel tiempo lo trataron de borrachín y, como tal beodo, se encurdelaba muy a menudo.

En las viviendas --no en todas-- donde sirvió le proporcionaban "vino como quien echa pienso al cerdo".

En los últimos tiempos del franquismo, como decía, los vínculos con los propietarios se habían despersonalizado hasta extremos de ajustarse por una porquería de estipendio y a la hora de la comida "te echaban a casa".

-- "Antes, por lo menos, comías con ellos y de su misma comida; y, si no todos, algunos te trataban como uno más de la familia; ahora eso se acabó; y no me gusta " -concluía.

Su rabia comenzó empozándola para dirigirla después hacia los que quieren guadañar el mas mínimo brote de protesta; pero en una inclinación espermática vacióla en su esposa que le dio un descendiente, como ya se ha dicho, aunque falleciera a consecuencias del alumbramiento, como también se ha dicho.

Inmortalizó aspiraciones en consumado acontecimiento amoroso, con toda la imperfección, pero con toda la esperanzada y alabanciosa polidipsia.

Un día será coronada de abricotinas, o pernigones, o ciruelas que tanto le gustaban; aunque la sangre manche todas las paredes.

Sangre que vio como le brotaba a su hijo cuando se le resbaló del catre y se rompió la cabecita; fue el principio de una sucesión de adversidades hasta que consiguió, mediante el venerable del pueblo, llevárselo a un establecimiento de caridad.

-- "Me cagüen... vaya si lo logré".

La ventisca debeló lánguida hojarasca y él, sin ser consciente de su labor, o por serlo, marcaba un precedente colactáneo al prolongarse en su descendiente; produciéndole una sublime delectación; placer resbaladizo difícil de apresar por los enemigos que llevó, siempre, marcados en su cerebro como con hierro al rojo vivo.

Ya anciano y apoyado en un báculo, para disimular la renquera de una pierna que le apareció a continuación de un mal, fue a cobijarse, con su retoño emigrado, a un pueblo éuscaro allá por los años de mil novecientos setenta y tantos.

Un día, contemplando la manifestación de los obreros de una papelera -encabezando la cual iba su vástago, entre otros, en vanguardia, agarrando la pancarta- como viera un vehículo de la policía, que él creyó, se lanzaba a toda velocidad contra los proletarios, temiendo seriamente por la supervivencia de su sucesor, se interceptó en la trayectoria del móvil.

Y lo hizo gritando algo que había oído vocear, bastantes veces, por aquellos lares. Algo que, aunque no entendía, le parecía un insulto gigantesco, muy sonado, taumatúrgico. Ese algo le brotó de un manantial acibarado. Ese algo cuyo espíritu, para él, se transformaba en despachurrador de hacendados perdonavidas de su pueblo.

Ese algo se le desbordó en su boca sin comprender que, precisamente eso, ese algo que nombraba, permanecía absolutamente indiferente a la huelga y a la manifestación que capitaneaba su hijo.

Y gritó: "Gora eta mil...". Y el automóvil le mutiló el grito y el cuerpo.

Murió atropellado por un auto policial sin que sus ocupantes penetraran en el porqué de su actuación.

Y menos, claro está, en la sonrisa que afloraba en sus labios mientras moría.

Fue poca cosa de cuerpo pero de aliento considerable.