martes, 16 de junio de 2009

Iswe Letu: Muy oscuros relatos de José Luis Espina

Ha caído por casualidad un libro en nuestras manos. Uno de esos 20 o 30.000 que se publican al año. Y que quizás (eso no se sabe) nadie hable de él nunca. Y no lo escribimos en balde, nos basamos en el hecho, cierto, de que no ha sido publicado por una de esas editoriales que copan el mercado y además lo tienen rodeado por una multitud de cancerberos de todo tipo, no sea que alguien se cuele en su exclusivo recinto.
Lo hemos leido. Se titula: No gana uno para sustos; es su autor José Luis Espina y lo ha publicado en Orense la editorial Duen de Bux en el 2008. Se dice que recibió una beca para su escritura de la consejería de cultura del Principado de Asturias. O algo así.

Un libro de relatos casi desoladores, casi amargos, casi negros...; bueno, si no negros negros... en el mejor de los casos grises, como de nube aborrascada. Sus personajes son tipos (no todos) alucinados, atormentados, derrotados que pasean soledad a cuestas con sus elucubraciones mentales por una ciudad donde, se adivina, nadie se preocupa por nadie, porque cada uno va a lo suyo.

Los relatos -se nos pasa por las mientes- parecen comenzar con un lenguaje espeso, quizás un tanto barroco, como en 'El hombre equidistante' y poco a poco se van volviendo mas claros. No menos duros. Lo decimos porque por la mitad hay un relato negro negro, negrísimo, por lo claro; es decir: matón por encargo que da hostias, puntapiés, culatazos y asesina impune y friamente.

En el anteúltimo 'Mauricio Verbena' al cielo se le han ido las nubes (no todas) y por lo tanto está más limpio aunque aun se matienen algunos nubarrones de un color menos plomizo; es el sexo clandestino practicado entre hombres visto por un niño.

Para terminar con repiqueteo de campanas 'Campana sobre campana' que anuncia... ¿quizás otra tanda de relatos? Eso no sabemos. Ojalá. Pero de lo que si estamos seguros es que dice esto en un diálogo:

"-Es muy duro. Demasiado pesimismo para un hombre. ¿Es suyo? (Se refiere a un relato)
-Si, es mío. ¿Qué esperabas, un cuento de hadas?"

Pues eso: muy significativo.
__________
Foto: José Luis Espina (o eso creemos)

miércoles, 3 de junio de 2009

José Mª Amigo Zamorano: Ahondando en la vida del General La Cerda


Motorista, automovilista, caminante, viajero sin mas, si vienes, acaso, algún día, desde El Escorial, por ejemplo, a Las Navas del Marqués y en su misma entrada, en la rotonda, tuerces a la izquierda (por supuesto, si lo haces desde Ávila a la derecha, claro) por un camino que conduce a una parte del término municipal al que llaman Valladal, podrás contemplar muy hermosos paisajes que se pierden en la lejanía hasta Gredos o Guadarrama.
Puede que te sorprenda, metido en el camino, el rótulo de una villa, 'La Cerda', apartado de la vía, a la derecha. Y puede, claro, que su nombre te llegue al cerebro, así, por si solo, sin mas, sin añadiduras, acompañado de gruñidos, hozando y revolcándose en la basura. Podría ser. Como una cerda. Aunque también, por qué no, aureolado de morcillas, chorizos, longanizas, jamones...
Vamos, una chocante ambivalencia este nombre.
Como le choca a uno, recién llegado a Ávila, si te hablan así, de golpe, sin más añadiduras y retoques, de la 'Virgen de las Vacas'. Te lo toma a rechifla. O al menos te crees que es algún choteo irreverente hacia símbolos de la religión católica, apostólica y romana. Unir virginidad, todo pureza, con ese animal que enseña y arrastra sus tetas con impúdico descaro... Asociar a ese mamífero con la prístina e inmarcesible blancura de las vírgenes...
Y no, no es eso. Que exageración por nuestra parte.
Ni en un caso ni en el otro.
Esa es una imagen venerada en un barrio de Ávila. Aquel, 'La Cerda', es el apellido de un general que vivió por estos lares, que escogió su residencia, tras años de periplo guerrero por el mundo, entre estos paisajes cubiertos de pinares. Un militar cuya vida, además, muestra algunos interrogantes y hasta misterios. Misterios que, de desvelarse, quizás, desencantarían.
O no. Vaya usted a saber.
Don Pedro de La Cerda y López Mollinedo -¡cazi na!- nació un 19 de julio de 1871 en el pueblo de San Miguel, un arrabal de Manila capital de Filipinas. Siendo bautizado, nada más y nada menos, por el arzobispo de la misma capital. Su padre, Manuel de La Cerda y Gómez Pedroso, nacido en La Rochele (Francia) era militar de profesión con grado de coronel en el arma de infantería y capitán en la de cabellería; su madre, sin embargo, Blanca López y Montón, era madrileña, española por tanto. Y, como se ve, del mismo centro patrio.
El árbol genealógico de D. Pedro está suficientemente documentado, detallado, pormenorizado hasta el extremo de saber la nacencia de sus abuelos, tanto paternos como maternos. El escritor Pablo Herce, que ha investigado, un poco, a este general, dice: 'Los abuelos paternos son D. Manuel de la Cerda y Palafox y la Excma. Sra. Dª Candelaria Pedroso y Fidalgo, ésta natural de Madrid. Los maternos son el Excmo. Don Gregorio López-Mollinedo, de Madrid, y la Excma. Dª Petra Montón y Lagarriga, de Valencia.'
El hecho de seguir la carrera militar de su padre es algo muy normal en hijos de militares; y, en aquellos tiempos, con mayor razón, cuando se es muy joven y las decisiones eran tomadas por padres todopoderosos y autoritarios. Pero, incluso, muchos han sucumbido a esas órdenes aun siendo ya mayores. Lo raro hubiera sido apartarse de esa saga familiar. A los 15 o 16 años ingresa en la Academia General Militar, saliendo, al cabo de 3 años, con el grado de alferez, a los 19 años cumplidos; y, con ganas de emular a los guerreros de la historia en sus hazañas bélicas, se apunta de inmediato en la Academia de Artillería y luego en la de Caballería. Asciende a teniente. Ya tiene cierto grado de mando. A por más. De Filipinas a Cuba donde está tente mientras cobro el poder imperial español; y adonde le suben un grado más: ¡Capitán! ¡Y por méritos de guerra! ¡En 1895! ¡El mismo año en que mataron los españoles a José Martí en Dos Ríos! Allí enferma.
De Cuba no se olvidó nunca, jamás. En un libro que escribiera años más tarde, ya cuarentón, junto con su esposa, hacen todo un elogio de José Martí (*), el poeta cubano lider de la independencia, contra el que luchara, quizás entonces sin conocerlo, con las armas en la mano.
No se sabe si a causa de la enfermedad o porque lo solicitara, lo cierto es que las notas que hemos leído lo sitúan en España desde 1897 hasta 1902 y además desempeñando el cargo de Ayudante de Campo de su padre, para a continuación serlo, en ininterrumpida ascensión, del Teniente General Arsenio Linares Pombo a quien dedica una obrita 'Las armas de fuego a principios del siglo XX' en agradecimiento por los conocimientos que le ha sabido transmitir. El libro tiene cuatro apartados: 1º. Armas portátiles; 2º. Artillería de campaña; 3º. Vulnerabilidad; y 4º. Fuego en combate, métodos y conclusión; en esta parte se refiera a su estancia en Cuba. El libro muestra una especie de frontispicio introductorio copiando un informe del Ministerio de Guerra en el que se anuncia la concesión de una Medalla al Mérito Militar de primera clase, con distintivo blanco y pensionada, por su obra. Por si alguno mostrare interés por ella decirle que fue impreso en Madrid en 1904 en los 'Talleres del Depósito de Guerra' y alude al autor 'como Capitán de Artillería y Agregado Militar a la Embajada de España en Rusia'.
Con anterioridad, en 1903, escribió dos obritas: a) 'La caballería en la batalla', consta de tres capítulos: 1. Principios fundamentales de combate; 2. Empleo de la caballería en la batall; y 3. Métodos de combator; folleto ilustrado de 15 páginas, compuesto en la imprenta 'El Trabajo', calle Guzman el Bueno, 10, de Madrid; b) 'Organización general de la defensa', separata de la Revista Técnica de Infantería y Caballería que consta de dos partes nada más: a) Sistemas de ocupación de las diversas posiciones; y b) Principios generales sobre la ocupación de posiciones; su impresión, como en el anterior librito, en el taller tipográfico 'El Trabajo', calle Guzmán el Bueno, número 10 de Madrid.
Pablo Herce, en sus apuntes sobre la biografia de D. Pedro de La Cerda realizados en Madrid en octubre de 2003 y que nos ha facilitado don Paco Correal, añade que: 'en 1902 se traslada a París como agregado al 23 Regimiento de Dragones participando en unas maniobras; que en 1903 es Ayudante de Campo del Ministro de la Guerra; que el el mismo año se le nombra Agregado Militar a la Embajada de España en San Petersburgo donde estará hasta 1907; que durante su estancia en Rusia se le autoriza incorporarse al ejército zarista en la Primera División de Tiradores de Siberia Oriental como 'oficial extranjero' a las órdenes del mariscal Sajarov y su Cuerpo de Caballería, participando activamente en la Guerra Ruso-Japonesa de 1904-1905, en el Frente de Manchuria donde fue herido y condecorado'.
Ya de vuelta a España se le destina a la Comisión de Límites en Portugal, donde permanece hasta 1912. Año en el que pide permiso para casarse. ¡Es ya Teniente Coronel de Caballería! ¡Ahí es na!
Efectivamente, en 1912 se encuentra en Madrid con caracter estable, dentro de la estabilidad que supone estar en un ejército donde hoy estás aquí y mañana... ¡Dios dirá!
Solicita permiso para casarse con Eugenia Lefevre Tourte, ciudadana francesa que vivía en Chantilly-G, departamento de Oise. Lo hace a Su Majestal el Rey (que así hacían los nobles y los altos oficiales del ejército) este teniente coronel llamado Pedro de La Cerda. Y su jefe superior, un general, a la vera de la instancia, apoya su pedido de puño y letra. Era el 1 de diciembre de 1912.
Se ignora si le fue concedido tal permiso. Como también se ignora si se casó de verdad. Ni cuando. Ni dónde. Y aun hay más misteriosas sorpresas: en el Acta de Registro de Nacimiento, firmada y rubricada por el alcalde de la localidad de Nouard-le-France, que es copia del texto original, parece casi imposible que pudiera casarse este general La Cerda; lo decimos pues la tal Eugenia Lefevre tendría 10 años de edad. Esto se desprende, sin ninguna duda, de la copia citada hecha en el Consulado español de París el 30 de octubre de 1912 y legalizada por el Ministerio de Estado, organismo que hoy llamaríamos de Asuntos Exteriores, el 5 de diciembre.
Y, salvo error de fecha, contiene datos suficientes para hacer presumir que es verídico todo el documento. Así detalla que el alcalde del lugar certifica la inscripción en el registro de nacimientos de una niña recién nacida, venida al mundo el 19 de agosto de 1902 a las dos y media de la mañana en la rue Des Petits-Bois, a la que le pusieron por nombre Noemie Palmire Eugenie. Eran sus progenitores Emil Zacharie Velère Lefèvre, de 21 años de edad y, para más señas, trabajador del Ferrocarril del Norte y Marie Eugenie Isoline Tourte, tres años mayor que el marido. Su residencia, ya nombrada, estaba en Nouard-le-France término municipal de la localidad de Saint- Just-en-Chaussée. También especifica el documento que fue testido de este hecho Juan Francisco Victor Tourte, un carpintero que, por el apellido, parece ser el padre de la alumbradora.
Bien, efectivamente no se ha encontrado escrito alguno que certifique el casamiento de Pedro de La Cerda y Eugenia Lefevre, pero si se ha hallado en el Registro de la Propiedad de Cebreros (Ávila) su nombre, como compradora de la finca número 1449 conocida, entonces, como 'Los Golos' (hoy 'La Cerda') de la villa de Las Navas del Marqués, donde vivió la pareja, cosa que se sabe por gente de Las Navas y por un libro, que ambos escribieran, allá por finales de la decada de los años veinte del siglo XX, donde dice así: "Todo llega en la vida: el 27 de julio de 1928, solitos y sin que nadie se apercibiese, partimos de nuestra casita 'Los Golos', situada en la Sierra de Malagón, a 1.400 metros de altitud, centrada en inmenso y delicioso pinar. Por la tarde, en la capital, recogemos nuestros bagajes, y el 28, temprano, en el rápido, camino de París".
Prosigamos la andadura de nuestro general. Es de suponer que todo este bagaje teórico y práctico, logrado desde que naciera en Manila, haya pesado en las autoridades político-militares, lo cierto es que lo nombran miembro de la Comisión para la Reforma de Leyes Militares, actuando al tiempo como vocal de la Comisión de Táctica y dirigiendo en Navalcarnero, pueblo de Madrid, cursos de aplicación para los grados de capitán y teniente de artillería; pero también de Información para Jefes Militares.
Al decir de Pablo Herce: 'El expediente militar de D. Pedro de la Cerda termina bruscamente. Se suspende la relación de ascensos, cargos y servicios en 1920 (cuando el interesado contana 49 años) y falta el final lógoco de todo expediente: el pase a la reserva, la licencia indefinida, el fallecimiento'.
En 1927 emprende, con su esposa Eugenia Lefevre un viaje alrededor del mundo; viaje que recojen, ambos, en un libro titulado 'Viaje universal en busca de la verdad' que hemos leído con sumo interés. Y que nos sorprendió, para qué vamos a negarlo. No por su maestría a la hora de describir lo que veían, no; porque, tampoco vamos a negarlo, no es precisamente una joya de literatura de viajes, no; sino por su pensamiento, creemos, muy distante de lo que pensaban los altos mandos militares. De su lectura se pueden destacar algunas facetas de este general: que no se debía llevar muy bien con el ambiente político de su patria; es decir: con la dictadura de Miguel Primo de Rivera; igualmente su actitud crítica con el capitalismo en general y con el de Estados Unidos en particular al que apoda 'Yanquilandia'; su abominación de las guerras, como la de la Primera Guerra Mundial; acusando al capitalismo de esas matanzas; y al imperialismo; en su viaje constata la acción depredadora de los ingleses en paises como India, China, Indonesia... Y los efectos nocivos, perniciosos, del dolar en América Latina.
Postura antiimperialista que, parece ser -no lo hemos leído- acentúa en el libro 'El sol de los Soviets. La Tercera internacional social de Moscú frente a la internacional armada del capitalismo'. Libro de 287 páginas, editado por Impresora Castellana. Valladolid, 1931. Dedicado a D. Niceto Alcalá Zamora. Dedicatoria que, como el mismo libro, firman Pedro de la Cerda y Eugenia Lefevre. Tiene 28 capítulos donde describen las estructuras del régimen soviético y su funcionamiento. Lenin y Stalin no salen malparados, al tiempo que atacan, como en el anterior, al capitalismo.
El hecho de ser publicado en Valladolid nos hace suponer, (por lo que le leemos a D. Manuel Azaña en la obra 'Diarios 1932-1933. Los cuadernos robados') que el general La Cerda se hallaba en Valladolid de general de la República con mando en plaza; copiamos las palabras Azaña:
'Cruz y Caminero comunican conmigo y ambos se quejan de la inacción de La Cerda. Llamo al teléfono al general La Cerda. Le informo de lo que se cuenta y le concedo 20 minutos de plazo para que vaya al cuartel de caballería y arreste a todos los que se encuentren en él no debiendo estar por razones del servicio. Promete hacerlo así inmediatamente. Desde Gobernación me hablan de autos cargados de ofciales que entran en Valladolid; de una camioneta procedente de Burgos. El general La Cerda me llama desde el cuartel antes de que transcurran 20 minutos. En el cuartel no había más que los de servicio, y ninguna novedad'.
24 de agosto de 1932 (página 43)
Y el 25 de agosto de 1932 (página 49):
'He recibido al general Cruz que manda la brigada de artillería de Valladolid. Me informa de lo ocurrido la otra noche cuando la última alarma. Y de la desatinada conducta del general de división La Cerda. El telegrama que este me envió en la mañana del 10 ya me puso contra él; pero los detalles de la reunión de generales, jefes y oficiales de la guarnición convocada por él en aquellos momentos son escandalosas. Le destituí por telégrafo. Ahora que ya está destituido es cuando se deciden a contarme que con ocasión de la fiesta de aniversario de la República, La Cerda dijo que este era un gobierno de zascandiles. La Cerda es un incapaz, semiloco. Un desastrado hasta en el vestir. Tiene una finca en Las navas. El general practica el naturismo y se pasea desnudo por el pinar. A cierta distancia va un asistente advirtiendo a los veraneantes:
-Apartense, que viene el general en cueros'.

Aparte del cotilleo sobre la vida privada de D. Pedro de La Cerda las palabras de D. Manuel Azaña indican el malestar del ejército que, en rumores más o menos fidedignos, hasta él llegaban; de reuniones en algunos establecimientos castrenses donde se criticaba a la II República; también nos muestran a un general conspirador. Pero ¿en qué dirección conspiraba? Hay que decir que, en aquellos momentos, se juzgaba al general Sanjurjo por su intento de golpe de estado; y unos abogaban porque se le fusilara y otros que se le perdonara la vida; en eso andaban los ánimos encrespados; hasta en el Consejo de Ministros se mostró la división, saliendo al final por mayoría que fuera perdonado. Por el libro que hemos leído, 'Viaje universal en busca de la verdad', no parece verosímil que el general se encaminara a posturas fascistas. Las ideas que se desprenden son más bien de tolerancia, respeto, fraternidad de hombres y culturas, convivencia respetuosa con ideas de todo tipo... no se metería, por tanto, en caminos muy derechosos; mas bien se escoraría hacia la izquierda política; en todo caso, dentro de su cristianismo, nos inclinamos a pensar que tal vez fuera masón; eso si, sin tener más que sospechas, o vislumbres, o indicios... conjeturas todas sin base firme.
Pero dejemos las sospechosas neblinas y vayamos a los hechos comprobados de su biografía: en 1934 se halla dirigiendo la represión contra los mineros asturianos en la llamada Revolución de Asturias; así escribe Luis Carlos Sen Rodríguez en el Nº 63 (30 de junio de 1986) de "Tierras de León", revista editada por la Diputación de León: 'Desde los primeros momentos de la revolución el mando de las tropas acantonadas en la provincia fue ostentado por el general de la Octava División, Pedro de la Cerda, mientras que al frente de las fuerzas que efectuaron la represión en el valle de Sabero se encontraba el capitán Ramón Cifuentes, capitán de Infantería perteneciente al Batallón Ciclista".
Y hemos leído en Internet lo siguiente: 'el general Batet va ser nomenat Cap de la 6.a Divisió Organica, en substitució del general Pedro de la Cerda y López de Mollinedo'?...
(La historia, por cierto, dice que Domingo Batet, el general Batet, fue fusilado por Franco al permanecer fiel a la República: 'fue fusilado el 18 de febrero de 1937, a pesar de las gestiones que, en su favor, llevaron a cabo los generales Queipo de Llano y Cabanellas. Franco hizo caso omiso de las peticiones de Queipo de Llano en favor de su amigo Batet en venganza por la negativa de aquel a perdonar la vida en 1936 del general Campins.')
Quizás tenga relación con todo lo anterior este documento que encontró Pablo Herce fechado en 1935 y que escribe de esta manera:
'El encargado de la Subsecretaría del Ministerio de la Guerra, Sección de Personal, se dirije por oficio al General de la Octava División Orgánica para responder a un escrito de éste, fechado el 9 de febrero del año señalado. Dicho oficio lleva la del 28 del mismo mes. Al parecer, el General de la Octava División, ante la invitación de la Superioridad para proponer personalidades que pudieran ser merecedoras de recompensa, señala que el 'Gneral de División Don Pedro de la Cerda y López-Mollinedo, al iniciarse el movimiento subversivo del mes de octubre (se refiere obviamente a la revolución de Asturias de 1934) y durante el periodo álgido desempeñaba el mando de la misma (la Octava División), contrayendo méritos que pudieran ser merecedores de recompensa. A dicha sugerencia responde el Jefe de Negociado Segundo de la Sección de Personal, D. Rafael Fernández, que 'este Ministerio ha resuelto no ha lugar a concesión de recompensa a favor del expresado General'.
Nada hemos averiguado de su actuación durante la guerra del 39-39. Por Las Navas aseguran que marchó a Francia. Sin embargo esto si que aparece en la Red:
'Prensa de Madrid de 26-julio-1936: El General republicano don Pedro de la Cerda, que veraneaba en Las Navas del Marqués, se adueñó del pueblo en nombre de la República al frente de las fuerzas milicianas y reduce a la Guardia Civil, cuyos números fueron asesinados'. ¿Qué prensa? No se dice. Aunque suponemos por la frase 'cuyos números fueron asesinados' que no debía ser fuente republicana. ¿Encabezó a los milicianos?... Por estos lares de Las Navas del Marqués nadie sabe nada de esto. Lo cual es muy significativo. Y le quita credibilidad.
Desde entonces parece como si se los hubiera tragado la tierra a él y a su esposa. Ni aparece fecha de su muerte, ni lugar de enterramiento. Misterio. Misterio. Misterio.
Tal vez algún día, algún allegado nos facilite estos datos; en ellos veremos quizás a La Cerda aureolado de encarnados chorizos, de rojizas longanizas, de suculentas morcillas, de sabrosos jamones... Aunque también podría ser, por qué no, que lo atisbáramos revolcándose en la basura u hozando en la mierda. La Historia, maestra de la vida que dicen, nos muestra ambas posiblidades.
Viajero que vienes de El Escorial, por carretera, a Las Navas del Marqués y en su misma entrada, en la rotonda, tuerces a la izquierda (y si procedes de Ávila lo haces, claro está, a la derecha) por un camino que conduce al Valladal podrás contemplar muy hermosos paisajes. Te lo aseguramos.
Pero puede que te sorprenda, metido en el camino, el rótulo de una finca, 'La Cerda', apartada a la derecha. No pases indiferente a ella. 'La Cerda', para que sepas, antaño, se llamaba 'Los Golos' y fue comprada por el general Pedro de la Cerda y su esposa Eugenia Lefevre. Una pareja singular.
Dicen que en tardes de verano muy calurosas o en noches invernales, muy frías, de luna llena, con los campos nevados, se les ha aparecido, a ciertos individuos, esta pareja de amantes, paseando desnudos, por entre los pinares, cogidos de la mano, observados desde el cielo por dos cigüeñas negras.
__________
(*) "En América son muy escasos los que niegan el caracter de guerra civil a las que, por su independencia, sostuvieron las actuales república hispanoamericanas. José Martí, con profundo y sagaz conocimiento de la historia española, demuestra que nuestras guerras civiles, de las comunidades castellanas contra dinastías y gobernates extranjeros, emigraron a las Indias, a medio descubrir y conquistar, con Aguirre, Los Pizarro, Almagros y el viejo Carbajal; quienes se alzaron, en América, contra los despóticos Césares austricos, como hicieron en Castilla Padilla, su mujer heroica y el fiero obispo Acuña.
El gran Carbajal, veterano del saqueo de Roma y de Pavía, propuso a Gonzalo Pizarro, para colmar su rebeldía, que se casara con la hija del Inca y se proclamara Señor del Perú independiente. Carbajal, insigne entre los más insignes conquistadores, a los ochenta años de edad fue ahorcado por Lagasca.
Narra, exactamente coómo el mallorquín Juan Picornell fue desterrado a Panamá, con otros dos conspiradores, Lax y Andrés, y a Portocabello el cuarto condenado a muerte, Cortés. Después de novelesca salvación, se juntaron el Venezuela y auxiliaron a los libertadores Miranda y Bolivar. Fueron estos españoles, de la vieja España, los primeros que se unieron a los insurgentes en lucha con los realistas. No eran todos americanos los que luchaban por la emancipación, contra la tiranía hispana; ni españoles todos los titulados realistas, huestes mercenarias en las que no escaseaban los criollos. Por la Constitución lucharon: La Serna, virrey del Perú; Valdés, Canterac, Rodil y otros muchos, que se batieron en Ayacucho, frente a Sucre. Rememora la heroica campaña por la libertad de Méjico de nuestro insigne guerrillero de la Independencia Francisco Javier Mina.
Las obras completas de José Martí recogen los discursos del adalid de la palabra, la pluma y la espada de la República de Cuba; en varias de sus disertaciones insiste y hace la debida distinción de los españoles.
En el discurso conmemorativo del grito de Yara, indepencia de Cuba, pronunciado en el Gran Centro de Nueva York, dice textualmente: 'Reconocemos -¿cómo no hemos de reconocerlo recordando a Mina en Méjico, a Gainza en Guatemala, a Villamil en Cuba, al gallego Insúa en Nueva York?-, reconocemos el valor político del esspañol amigo de la liberttad, que la deja franco el paso sin oponerse a sus triunfos; nuestra profunda estimación por el español bueno y libre, sólo iguala nuestra determinación de arancar de raiz, aunque se queje la tierra, los vicios y las vergüenzas incomparables con que el español malo nos pudre'.
En otro de sus discursos, pronunciado en Tampa -velada conmemorativa del fusilamiento de los estudiantes de Medicina perpetrado en La Habana el 27 de noviembre de 1871-, hace una salvedad, muy honrosa, para quien se opuso a tanta crueldad reivindicando la honra española. Dice lacónicamente: 'Recordaré al bueno y magnánimo español, huesped inolvidable sea de todos nuestros hogares, laureado aquí en efigie junto con el heroico vindicador, quien en los dientes de la misma muerte, prefiriendo al premio del cómplice la pobreza del justo, negó fervoroso su espada al asesinato. Dicen que altivo sufre, comido de pesar, en el rincón donde apenas puede consolarlo la cólera del vencedor pudiente de los vencidos miserables. ¡Sean para el buenespañol, cubanas agradecidas, nuestras piadosas y más hermosas flores'.
Para terminar esta demasiado extensa afirmación, nunca olvidaremos el dolor profundo que percibió, al conocer la muerte del doctor José Martí -en el combate de Dos Ríos, Ventas de Casanova, junio de 1896-, el noble general don Anselmo Martínez Campos. Este hombre bueno, que escribió con sus hechos la historia contempóranea de España, modelo de patriotas y soldados, virilmente afirmó siempre que en todas las rebeliones y sediciones era la causa y pertenecía toda la culpa al jefe autoridad; sintió bien la pérdida del semejante bueno, sin fanatismos, con quien era posible entenderse para la paz y bien de todos.
Y no es preciso cansaros más, lectores amables,; las obras y conducta del doctor Martí integran el espíritu reinante desde la Pampa hasta la Sabana; indudablemente muy distinto del que domina en cámaras y camarillas de déspotas sembrados y serviles asalariados en su opulencia, en su vivir. Las hallaréis en todas partes, modestas estancias y humildes bohíos: constituyen y fundamentan el amerispanismo (sic) de la Amerispania (sic), concepto más piadoso, más justo, exento del vanidoso y común Hispanoamérica, que sufren colmados los primitivos poseedores de la tierra, aunque se pudran hartos.
Escrito este libro en castilla-español (sic), nunca por otras razones, expuesto al concepto espiritual iberoamericano, queremos dedicar especial recuerdo a síntesis, tan debatida, como los aprecios universales de historia hispana en América, investigada y estudiada sinceramente: ocultarse es engañar, además es pueril y falaz; reconocer errores es vital regeneración, única que puede salvar, con nobles rectificaciones en sus enseñanzas, es siempre la redentora Verdad."

*
Pedro de la Cerda / Eugenia Lefevre en 'Viaje universal en busca de la verdad', página 31, 32, 33, capítulo IV; CIAP (Compañía Ibero-Americana de Publicaciones), Buenos Aires, Barcelona, Madrid, 1930.

miércoles, 29 de abril de 2009

Manuel Bernades (*): Los reyes, grandes ladrones



Camilo Castelo Branco nos deja como un regalo, en su obra 'María de la Fuente, parte IV' este delicioso texto:

"Hace casi dos siglos que un venerable sacerdote y místico orador, Manuel Bernades, aquilataba así a uno de los reyes absolutos de su tiempo; tanto pudiera ser el incestuoso Pedro II, o Juan V, el Sadanápalo de Occidente.

'¿Qué son los reyes, sino grandes ladrones? Al juego del ajedrez le llaman los latinos latrunculorum ludus: juego de los ladronzuelos. Este mundo es el tablero donde juegan los reyes; y como el tablero es grande, y los reyes no son ni de palo ni de marfil, sino de hueso, carne y sangre (1), algunos de ellos no son sólo ladronzuelos, sino ladronazos; ladrones, si no omnipotentes, como una vez decía un gran predicador, al menos muy poderosos; ladrones o aves de rapiña tan grandes, que no arrebatan a un hombre por los aires..., sino que arrebatan ciudades y reinos y en las uñas les quedan; ladrones, finalmente, que en sus uñas tienen pintadas en figuras, no los pasos y tormentos de la Pasión de Cristo..., sino los tormentos y vejaciones de los pueblos, pintadas con sus mismas sangres que en las uñas les quedaron embebidas o escurriendo... Estos, pues, bien pueden llegar a ladrones..., huyendo, sin embargo, de ser monarcas imperando'. (Floresta) (sic)
*

Bueno, pues a lo que nos transmitió Castelo Branco solo nos queda admirarnos y exclamar: ¡bien por el padre y orador Manuel Bernades!
__________
(*) Esto se dice de él en INFOPEDIA (http://www.infopedia.pt/$padre-manuel-bernardes) en lengua portuguesa:
Padre Manuel Bernardes

Nome: Manuel Bernardes
Nascimento: 1644, Lisboa
Morte: 1710
Escritor, orador e religioso português nascido em 1644, em Lisboa, e falecido em 1710, na mesma cidade.Escritor, orador e religioso português nascido em 1644, em Lisboa, e falecido em 1710, na mesma cidade.
Após ter aprendido as primeiras letras no Colégio de Santo Antão, em Lisboa, Manuel Bernardes estudou Filosofia e Direito Canónico em Coimbra. Ordenou-se sacerdote, chegando a ser confessor do bispo de Viseu, D. João de Melo, e professou aos trinta anos na Congregação do Oratório de S. Filipe de Néri. Nesta instituição, onde viveu trinta e seis anos de clausura, dedicou-se ao aperfeiçoamento moral dos alunos, à composição das suas obras, na área da teologia ascético-mística.
Assim como o Padre António Vieira, este clérigo foi modelo da oratória sagrada. Considerava que o orador devia empregar todos os seus esforços na sua função, aconselhando-o à revisão em três exames dos sermões e ao uso de algumas virtudes na construção textual: a castidade, a humildade e a verdade. Repreendia os pregadores do seu tempo que eram de palavras e de pensamentos e não de palavras e de obras. Desejava ver no pregador verdade e simplicidade:
Que importa que o pregador escolha por matéria tratar da paixão de Cristo, se a trata com estilo tão brilhante e frase tão ostentosa e erudições tão das letras humanas, que sai um Cristo todo doirado e uma cruz de filigrana? Mostráreis vós um cruxifixo com sangue e chagas, nódoas e vergões e veríeis que diferente emoção havia no auditório!...
Bernardes tinha como objectivo pescar almas para Deus, compondo, para o efeito, textos claros, simples, breves, sérios no tratamento das escrituras e nunca fastidiosos, por cautela com as motivações do público.
Cultivou o estilo religioso e espiritual, místico e narrativo. A linguagem das suas composições é emotiva, carregada de adjectivos e substantivos abstractos, lírica e afectiva, musical e harmoniosa. Usa de frase elegante, de variedade de construção e de naturalidade de diálogos.
Possuidor de um ânimo pacífico e inocente, este padre foi um contemplativo que, durante longo tempo atrás das grades de um convento, rezou e burilou frases simples, claras e cheias de uma credulidade simplista a contrastar, por vezes, com um sorriso de malícia ingénua. Opõe-se, pela sua simplicidade, ao estilo de Frei António das Chagas que prima pelo brilho da retórica e dos floreados. Estava absorto no Criador e este amor verdadeiro que por ele nutria levou a geniais composições em que a poesia o procurava espontaneamente, sem grandes fulgores de arte retórica e galanterias à maneira barroca. Foi, por conseguinte, não só admirado, mas também amado.
Das suas obras, destaca-se Exercícios Espirituais e Meditações da Via Purgativa (1686), Luz e Calor: Obra Espiritual para os que Tratam do Exercício de Virtudes e Caminhos da Perfeição (1696), Armas de Castidade (1699), Nova Floresta ou Silva de Vários Apotegmas (cinco volumes publicados entre 1706 e 1728), Estímulo Prático para Seguir o Bem e Fugir do Mal (1730).

Bibliografia: Tratados de espiritualidade e guias morais como Exercícios Espirituais, 1686, em dois volumes; Luz e Calor, 1696, dois volumes de considerações ascéticas; Pão Partido em Pequeninos, 1696; Armas da Castidade, 1699; Últimos Fins do Homem, 1728; Nova Floresta ou Silva de Vários Apotegmas e Ditos Sentenciosos, Espirituais e Morais, em cinco volumes publicados entre 1706 e 1728; Notável Estímulo Prático, 1730; dois volumes de Sermões e Práticas, 1711-1733, e poucos mais menos importantes
Como referenciar este artigo:
Padre Manuel Bernardes. In Infopédia [Em linha]. Porto: Porto Editora, 2003-2010. [Consult. 2010-02-02].
Disponível na www: .

(1) Nos hemos acordado, al leer esto, de la famosa canción, un tiempo prohibida durante el franquismo, que nos dejara García Lorca; prohibida, creemos, porque la cantante Elisa Serna, y que nosotros sepamos, le añadió unas estrofas cuyo contenido se parecía mucho a lo que este padre orador dice:
.
LOS REYES DE LA BARAJA

Si tu madre quiere un rey
la baraja tiene cuatro:
rey de oros, rey de copas,
rey de espadas, rey de bastos.
.
Corre, que te pillo,
corre, que te arrastro,
mira que te lleno
la cara de barro.
.

Si tu hermano quiere un rey
que se coja uno de tela,
le de cuerda para que ande
y lo pare cuando quiera.
.
Corre, que te pillo,
corre, que te arrastro,
mira que te lleno
la cara de barro.
.

Si tu padre quiere un rey,
que se compre uno de yeso,
que esos no escriben la ley
como los de carne y hueso.
.
Corre, que te pillo,
corre, que te arrastro,
mira que te lleno
la cara de barro.
.

Para aquél que quiera un rey
la baraja tiene cuatro:
rey de oros, rey de copas,
rey de espadas, rey de bastos.

.
Elisa Serna
(LP "Quejido", basado en el poema de Federico García Lorca del mismo título.)

lunes, 27 de abril de 2009

Iswe Letu: Ciencia, masonería y religión

Las iglesias viejas tildan a las nuevas de sectas, acusándolas de todo tipo de desmanes y pecados. Es una guerra lógica: si las nuevas prosperan les quitan clientes a las viejas. Su edificio se resquebraja. Con el tiempo se desmorana. Por eso, a veces, son conflictos sangrientos.


Otro enemigo de las religiones o iglesias: la ciencia.


Cada avance de ésta es respondido por las religiones con una catarata de improperios y vaticinando que, de seguir por ese camino científico, la humanidad padecerá males sin cuento.


Y es también lógico ese ataque porque la ciencia socaba los cimientos ideológicos en los que se mantiene. Su edificio se quiebra, se desmorona y cae. Luego tienen que levantar uno nuevo. Eso cuesta tiempo y dinero. Y ya el nuevo edificio no tiene el mismo lustre y empaque que el de antaño.


Su basamento es más endeble. Su atractivo se resiente. Su poder disminuye.


Y con el tiempo llega a desaparecer como ha sucedido con otras a lo largo de la Historia.


La masoneria tiene algo de religión con sus ritos, ceremonias, vestimentas e incluso grados o categorías de sus miembros. Por tanto ha sido muy atacada por las iglesias. Y por los poderes más reaccionarios. Para parecerse más: le han salido ramas. De modo que hay una masonería que se lleva bien con el poder, con el dinero; otra que no se escora tan a la derecha. Eso venía a decirnos Troski en un libro, que leímos hace años, poniéndo como ejemplo de la primera a la reina Catalina de Rusia que era masona o a Guillermo de Alemania.


Y nosotros entendemos: no será la misma esencia ideológica esa, de esa masonería de alta alcurnia, que el sustrato espritual que atrajo a numerosos republicanos hasta el punto de afiliarse a logias masónicas; como por ejemplo: a Machado (D. Antonio)


Ahora bien, hay antiguos 'sectarios' -según el flagelo de las religiones establecidas- por ejemplo masones, que han llegado a la máxima dirigencia de la, por ejemplo, Iglesia Católica (siempre que lo que pongamos a continuación sea cierto) que no se ha distinguido por su tolerancia con la masonería. No, no es una contradicción. Porque, vamos a ver, si una 'secta' se afianza y fortalece (la masonería, u otra cualquiera) la vieja se tambalea y debilita (iglesia católica u otra cualesquiera); el Papa (pastor, rabino imán) tiene que salvar el conglomerado católico (judío, anglicano, musulmán) contra los que la amenazan. ¿Y quién puede atacar mejor defendiéndola que quién conoce, desde dentro, a los amenazantes?...


En su libro 'María de la Fuente' Camilo Castelo Branco cita un ejemplo de Papa -repetimos siempre que sea verdadera- que había sido masón, Pio IX. Lo hace Castelo Branco riéndose de la ignorancia del padre Casimiro, un cura absolutista, guerrilllero para más señas contra los avances liberales, una especie de Cura Merino a la portuguesa (quizás con más trascendencia política) que había escrito algo de lo que se carcajea a mandíbula batiente, se escojona -como decimos- el escritor portugués.


"Imprimió el padre Casimiro, en 1871, una Protesta contra la sacrílega invasión de Roma y la evaluación de la libertad liberal. Este opúsculo, con sus especiales dedicatorias, lo envió el autor a varios príncipes, al Pontífice y a prelados. El contemplado en primer lugar es don Miguel II. El segundo es Pío IX.


El folleto fustiga a los masones. Los epítetos que usa para adjetivar variadamente a los masones -variedad necesara a la belleza de la composición- tienen esta dulzura apostólica: rateros, ladrones, impíos, salteadores, incendiarios, asesinos y salteadores de colosales proporciones. Pío IX que había sido masón, y, con seguridad no fue salteador ni impío, debió resentirse de la insolencia con que el portugués le descargaba indirectamente calumnias. En el Periódico de Comercio, de Lisboa, del 12 de febrero de 1876, y en el Gran Diccionario portugués, bajo la dirección de Fernández Costa, art. Masonería, pag. 344, se encuentra el siguiente documento, extraido del Popolo, periódico de Génova:


'Oriente de Nuremberg'. Respetable Logia 'Fidelidad Germánica', hija de la Gran Logia de Baviera, con letras de constitución de la Gran Logia Madre: Los tres Globos de Oriente de Berlín. Poseemos en nuestros archivos, bajo el número 13.715, el siguiente documento, certificado y legalizado en la debida forma, escrito en italiano y acompañado del gran sello de la Grande Logia 'Luz Perpetua' en el oriente de Nápoles. Respetable Logia 'Eterna Catena', Oriente de Palermo. Nosotros, maestros y oficiales dignatarios de los tres grados masónicos de San Juan; certificamos en nombre del gran Arquitecto que dirige todo, que hoy a medianoche recibiremos en este local, con todas las formalidades prescritas por el ritual y con completa obediencia de las disposiciones de la orden, al hermano Juan Ferreti Mastai (*), natural de los estados pontificios, el cual, después de haber prestado juramento en presencia de todos nosotros, afirmó no pertenecer a ninguna sociedad secreta, fuera de nuestra Logia; y pagó los derechos correspondientes a su grado. En consecuencia, ordenamos a todas las logias masónicas del universo que le reconozcan como verdadero y perfecto masón, recibido en la logia regular y perfecta, y así juzgamos y testimoniamos como personas concienzudas y honestas. Y para que este documento sea reconocido como verdadero, en él ponemos nuestras firmas. En Palermo, en la primera quincena del mes de agosto del año profano y civil de 1839 - 'No varietur'.' Giov. Ferreti Mastai. - El venerable de la logia, Matheo Chiavo. - El secretario de la logia, Paulo Duplessis. - El gran maestre de la Gran Logia de Nápoles, Sixto Calano. Yo, abajo firmado, certifico que todo lo que queda relatado es exacto, y que este documento existe en los archivos bajo el número arriba reseñado. - Guillermo de Witelstach, gran mestre de la Gran Logia de Baviera (Príncipe de Baviera).'


Se discutió la autenticidad de este documento; pero los masones sostuvieron su veracidad, fundándose en las formalidades auténticas en que lo encontraron; y alegaban que Pío IX, en el comienzo de su pontificado, procedió armónicamente con los consejos de la masonería.


Parece, pues, que el virulento opúsculo del padre Casimiro José Vieira no debió ser agradable a Juan Ferreti Mastai. (*)


Hasta aquí lo que nos dice Castelo Branco. No sabemos si este papa fue masón o no, pero que la iglesia católica romana, en la época de este papa se cebó contra la masonería... eso si lo sabemos. El texto, además, nos ilustra acerca de las luchas ideológicas de entonces en Portugal y su gran libertad.

__________
(*) El Papa Pío IX

martes, 7 de abril de 2009

Pierre Makombo Bamboté (*): De Bangui a París -1ºA

Pierre Makombo Bamboté (*)
De Bangui a París - Primero A-

(A: No se conocía)

No se conocía
nunca
no se conocía
el precio
de la mujer antes
antes
de la hora el precio de la
mujer
antes de la hora de la
vejez
y de la enfermedad.
Jamás
nada de la vida antes
del exilio
nada se sabía, nada.
__________
(*) Nació en Uada el 1º de abril de 1932.
Obras principales:
La poésie est dans l'histoire (París, Eds. P. J. Oswald, 1960. Coll. Janus); Chant funèbre pour un héros d'Afrique. Précédé d'un chant populaire adapté par Sembene Ousmane (Túnez, Société Nationale d'Edition et de Diffusion, 1962. Coll. "J'exige la parole"; Le grand état central (Gourdargues, Gard, Eds. de la Salamandre, 1965); Les rondonnées de Daba 'de Ouadda è Bangui', (París, Eds. La Farandole, 1966. Mille épisodes); Le dur avenir (Bangui, Ed. del autor, 1966); Les deux oiseaux de l'Ubangui (París, Eds. Saint-Germain-des-Prés, 1970) y Le soir des destructeurs. Princesse Mandapu (novela, París, Eds. Presence Africaine).

lunes, 6 de abril de 2009

El poeta René Philombé contra el racismo

Un poema contra el racismo de René Philombé

(Versión libre de José Mª Amigo Zamorano)

'El humano con el que te comparas'
de René Philombé

*

Llegué y llamé a tu puerta
Llegué y toqué tu corazón
con el fin de obtener un lecho para descansar
y un escaño al lado del buen fuego bienhechor
¿por qué me rechazas?
Ábreme, hermano mío!
.
¿Por qué preguntarme
a mi si soy de África
si me crié en América
si provengo de Asia
o si nací en Europa?
¡Ábreme, hermano mío!
.
¿Por qué preguntarme
por el largo de mi nariz
el espesor de mi boca
el colorido de mi piel
o el nombre de mis dioses?
Ábreme, hermano mío!
.
Ni soy color negro
ni soy pintura roja
ni pigmento amarillo
ni coloración blanca
sino sólo un hombre
Ábreme, hermano mío!
.
Ábreme tu puerta
descorre tu corazón
porque soy un hombre
el hombre de todos los nacimientos
el hombre de todos los firmamentos
¡Ese hombre que es tu semejanza!

jueves, 2 de abril de 2009

Camilo Castello Branco: La tristeza singular de las ruinas (*)

La tristeza de las ruinas es una tristeza singular, a la cual no todas las almas son sensibles. He podido observarlo en innumerables veces en el rostro de las personas que han ido conmigo a visitar un palacio derruido, los porches de un convento o los restos de los muros de un castillo.

En el convento de franciscanos que hay cerca de Viana, reliquia santa bajo cuyas bóvedas se cree oír todavía el bisbiseo de la oración de los frailes contemplativos, estaba yo una tarde de verano con un amigo que mucho había escrito sobre la poesía de la cruz. Subimos a un collado desde donde se divisaban extensas y fértiles tierras. La frente de mi amigo me parecía iluminada por la sagrada luz de la inspiración. Esperé, con reverente silencio, la estrofa inspirada por la soledad y esmaltada con los matices del propicio lugar, que amanaba de sí la suficiente poesía para el genio que la supiese leer. Entreabrió el poeta los labios, como la flor matutina el cáliz al primer beso del sol, y dijo:

-Si fuese mío todo lo que desde aquí se divisa, viajaría en barco propio, me comparía un palacio en Milán, otro en París, otro en Londrés, sobrepasaría el lujo oriental que Byron inventó para su Sardanápalo.

Nada respondí; triste estaba pero más triste quedé.

En otra ocasión, fui con otro amigo al castillo de Palmela. Descendí a las mazmorras, en las que no sería difícil, con una azada, sacar a la flor de la tierra los huesos de los que allí murieron hace cien años, emparedados por orden del conde de Oleiras. Rechacé con el pensamiente este episodio sangriento de la Historia y traté de recordar las glorias de los primeros siglos de aquel baluarte de nuestra independencia de Castilla y de la morisma. Estaba absorto en estas meditaciones, cuando mi amigo, cabizbajo, en el ángulo de un bastión murmuró:

-Hicimos una buena tontería no trayéndonos de Setúbal un trozo de carne asada y dos garrafas de Cartaxo, que es buen vino, y habría de sabernos aquí como el néctar de los dioses.

Ahora bien: este poeta era muy amante de las ruinas, pero cuando las poetizaba desde su despacho, en artículos a un tiempo nostágicos por lo que fuimos e inexorable en su fulminación de los gobiernos bárbaros que dejaron al furor iconoclasta demoler los vetustos monumentos de nuestra pasada grandeza.

Otro caso:

En los arrabales de Lisboa hay un extenso jardín abandonado, junto a una casa con impactos de balas y grandes grietas, desde el sitio de 1833. Por entre las hierbas y arbustos silvestres irrumpen algunas plantitas de rarísimas flores que se obstinan en florecer cada nueva estación, como si todavía no hubiesen perdido la esperanza de volver a ser cuidadas por la mano delicada que, con el corazón también en flor, las cuidó y mimó. ¿Quién se acuerda todavía de la hermosa jardinera que descendía con el sol a su jardín a buscar los más gentiles adornos para su cabello? La hermosa se fue, y la rosa florece todavía al pie del mirto, a la sombra de las anémonas, rodeada de las amapolas, que son adorno efímero de los sepulcros. ¡Cuán triste me abismaba en estos pensamientos! Mi amigo, autor de idilios que hacen amar la botánica y adorar las flores, pronunció entonces estas palabras:

-Este jardín, aquí a las puertas de Lisboa, si el dueño lo plantase de coles, lombardas y habichuelas, podría rendir unas veinte libras anuales.

Y a continuación me preguntó si iríamos a comer a Mata o a la Taberna Inglesa.

Por estos y otros casos análogos es por lo que digo que la tristeza de las ruinas es una tristeza singular, la cual no todas las almas perciben.

___________
(*) El título es nuestro
(1) De 'La novela de un hombre rico' -Introducción-; pags: 36, 37, 38, 39; cap. II; traducción de Inocencia y Mercedes R. Mellado; colección: Crisol, nº. 392; Aguilar, S. A. de Ediciones, 1955)