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martes, 20 de marzo de 2007

López Andrada: 'Entrevista a Luis Garrido'

Entrevista a Luis Garrido

Por Alejandro López Andrada, 17 de marzo de 1996


Madrileño de nacimiento, Luis Garrido, es, hoy por hoy, a pesar de no ser lo suficientemente reconocido, uno de los narradores más originales y auténticos de nuestro país. Su capacidad fabuladora, su mágica prosa, su personalísima visión de la realidad, le han convertido en un autor con un mundo literario muy genuino; así lo demuestran sus muchos libros publicados hasta el momento, entre los que destacaríamos: ‘Los niños que perdimos la guerra’, ‘El maqui’, ‘Las hogueras de San Juan’ y ‘La década oscura’. Recientemente, ha publicado en la editorial VOSA su última novela ‘El hombre del abrigo largo’, un libro cargado de misterio y de símbolos inquietantes, al que hacemos referencia en esta entrevista.
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PREGUNTA.-Hemos visto que en su narrativa –al menos, en la mayor parte de sus libros- suele mezclar con gran acierto el lado mágico de la vida con su ángulo real: ¿es así su visión del mundo que nos rodea o, por el contrario, esto lo utiliza como una técnica literaria?


RESPUESTA.-Creo en el ángulo real de la vida, y sobre este aspecto escribo; pero también creo que en todo lo real hay magia y fantasía. Son dos palabras sin las que no comprendo la vida cotidiana.
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PREGUNTA.-En la mayoría de las obras publicadas hasta el momento, suele aparecer la atmósfera oscura y plomiza de la postguerra española, ¿hasta que punto han influido aquellos años tan duros y difíciles en su alma de escritor?


RESPUESTA.-La postguerra hizo que cambiase el colegio por las herramientas de trabajo. Dejé de ser niño para ser adulto con solo doce años. Le estoy agradecido al cambio porque influyó en mi forma de ver y sentir la vida. No me puedo olvidar de ‘La década oscura'. En ella, soporté la dura realidad y la adorné con la fantasía de un niño. Esto se nota en mis libros sobre la época.

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PREGUNTA.-Centrándonos en esta, su última novela, ‘El hombre del abrigo largo’, nos ha sorprendido, ante todo, ese ángulo simbólico del argumento, la metáfora de Dios hecho hombre en medio de los perseguidos y los marginados, ¿qué ha pretendido con esto?, ¿reivindicar, entre tanto materialismo el lado romántico y místico de un hombre en la sociedad?
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RESPUESTA.-Casi todos los humanos, esperamos que la solución a los grandes problemas venga del cielo. Es un tópico; pero es lo que nos hace meditar, orar y tener esperanza. Después de las influencias de profetas y mesías, nunca pasó nada; nada cambió en lo importante. Siguió la injusticia y la desigualdad y el mundo siguió su curso. La solución nunca viene del cielo; pero cada uno tiene su particular visión para arreglarlo. Y, ‘El hombre del abrigo largo’, puede ser un visionario que, en este final del siglo XX, intenta dar soluciones. Pero al final del libro se ve que nunca pasa nada.
Los movimientos cósmicos suelen ser circulares y todo termina donde empieza.
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PREGUNTA.-En su anterior novela ‘Las hogueras de San Juan’, tocaba el lado mágico y onírico de la realidad contando una historia que, en ocasiones, rozaba la fantasía; en su opinión, ¿hace falta fantasía en la actual narrativa española?
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RESPUESTA.-La narrativa contemporánea (en algunos casos) intenta contar al hombre, lo que cree que le interesa. Y con mayor o menor rigor le narra la marcha cotidiana de los días. Pero no debemos olvidar que el lector necesita creer en algo que no puede tocar con las manos. Es una inquietud que está implícita en el mundo onírico. Desde tiempos remotos cuando no sabía el origen de las cosas, levantaba su vista al cielo y creía en astrólogos, en magos, brujas, hechiceros, y se dejaba conducir por el sumo sacerdote. Creo que siempre seguiremos creyendo en lo sobrenatural.
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PREGUNTA.-Tenemos entendido que en los años sesenta, cuando se inició la aventura editorial de ‘Alfaguara’, tuvo una relación amistosa con los hermanos Cela, Jorge y Camilo José, ¿qué ha quedado de aquella vieja e interesante amistad?
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RESPUESTA.-Mi relación con los hermanos Cela, durante cinco años, fue laboral. Solo fui un componente de la Dirección que ayudó a crear ‘Alfaguara’. Mis relaciones con Camilo y Jesús Huarte, se limitaron a lo laboral y solo con Juan Carlos y Jorge Cela intimé como personas, aparte del trabajo diario. También tuve y tengo desde entonces, amistad con la mayoría de los escritores que publicaron en ‘la novela popular’. A Camilo, le he vuelto a tratar al intervenir en la publicación de su libro ‘El camaleón soltero’. Creo que me considera y yo a él, le respeto y le admiro.
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PREGUNTA.-Su última novela ha visto la luz en una pequeña editorial madrileña, VOSA, que va abriéndose camino, lenta pero firmemente, en un mercado literario de nuestro país, ¿publicar un buen libro –así opinamos del suyo- en una pequeña editorial puede suponer un pesado lastre para su posterior difusión comercial?

RESPUESTA.-Para mi publicar en VOSA, es un orgullo; creo que llegará a ser una editorial con personalidad y acierto. No olvido que ‘Alfaguara’, también empezó siendo pequeña; pero con acertadas ambiciones literarias… El tiempo se encargó de darle la razón. Publicó a noveles que hoy están entre los consagrados y se preocupó de veteranos ‘Raros y olvidados’. VOSA, sigue ese camino y no tardará en demostrar que también tiene razón.

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PREGUNTA.-Por la distancia temporal que existe entre la publicación de su anterior novela y ésta última, suponemos que es autor de escritura lenta y laboriosa, ¿es esto así? Y por otra parte, ¿está escribiendo actualmente algún libro nuevo? Nos gustaría saber qué proyectos, de carácter creativo o literario, tiene en la actualidad.

RESPUESTA.-Esta pregunta la relaciono con las dos anteriores, pues llevo años trabajando en una novela que se titulará ‘Cuando el libro muerde’ en la que cuento mis experiencias sobre: escritores, editores, libreros, críticos, premios, distribuidores y todo el trasfondo que hay entre bastidores en la farándula del mundo del libro. Mientras tanto escribo cuentos para revistas y hago los guiones para el programa de la COPE, ‘La hora de los sueños’ en el que puedo desarrollar la magia y la fantasía.


TOMADO DE LAS PÁGINAS 24, 25 y 26 DEL NÚMERO 5 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’ DE JULIO DE 1996






lunes, 19 de marzo de 2007

Luis Garrido: 'Viajar es otra cosa'

VIAJAR ES OTRA COSA
Por Luis Garrido

Me gustan los viajes y la naturaleza; para mi, viajar no es hacer kilómetros. No es subir a un avión, o un tren o un autobús y trasladarme de un lugar a otro sin mas estímulo que el de sentir que mi persona está pisando un suelo que no me es habitual. Para mi viajar es recorrer los caminos, los senderos, las veredas y mezclarme con las gentes; saber sus inquietudes y comprobar con sorpresa que, muchos de ellos, lo que desean es ir al lugar del que yo vengo.

No siempre sincronizan los acordes, a veces se rebelan contra la servidumbre, contra la imposición de marchar en caravana por esas pistas en las que no hay curvas peligrosas. En las que marcan las salidas y las zonas de descanso, en las que todo son facilidades, en las que no ves nada aparte del asfalto, en las que apenas sientes, como un soplo, al compañero de viaje que te adelanta indiferente, aunque tú lleves su misma dirección.

La sorpresa que puede surgirte cuando, a propósito, procuras perderte en una gran ciudad tratando de ver algo distinto a lo que un guía profesional quiera.
Me gustaría ser siempre un transeunte y nunca habitante censado en algún sitio; un viandante, andarín y viajero que llegase a los lugares a bordo de mis pies... 'Y hacer camino', (como dijo Machado) y poder contemplar la naturaleza que también forma parte de la misión del caminante. Montañas, valles, colinas, riachuelos, arroyos, senderos olvidados, bosques y campos habladores en los que, además de personas, hay otros seres vivos a los que poder observar.

También viajar es ver la vida de los pequeños moradores de la naturaleza... Al topo, cuando levanta la tierra para avanzar por su galería... Mirar las plumas sucias, el ojo colérico y el pico largo de la urraca... La mariposa volar sobre als flores y huir de los pájaros en un zigzag que parece una poesía de fuga... Descubrir nidos abandonados que fueron vivienda temporal de pequeños buches hambrientos... Quedar admirado ante esas gotas de miel que son las abejas cuando salen del panal; oír a las ranas en la charca avisando, con su croar, que están en el mundo para algo y a la araña tejedora tendiendo sus redes para vivir; y poder comprobar como triunfa la voluntad de las hormigas; vigilar a la inquieta y vivaracha lagartija que se conforma con un mosquito y un rayo de sol. Y así, con interés por todo lo pequeño: lo que tal vez parezca poco interesante, voy haciendo mi camino, sin olvidar que tanto en lo rural como en lo rubano, viajar es conocer...

Soy viajero por vocación. He recorrido parte de los cinco continentes; pero sobre todo España, en tren, en coche, a pie, visitando ciudades, pueblos y comarcas, conviviendo con sus gentes, tratando de absorber sus costumbres, tristezas y alegrías, su sabiduría pequeña de hombre de a pie.


(*) Luis Garrido es librero y escritor. En nuestra biblioteca se pueden leer los libros 'Historias de postguerra', 'El maqui' y 'La décado oscura'.
(TOMADO DE LAS PÁGINAS 24 y 25 DEL NÚMERO 5 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO' DE JULIO DE 1996)

 

viernes, 9 de marzo de 2007

Manuel Blanco Chivite: Cualquier Tiempo Pasado Fue Peor

Cualquier Tiempo Pasado Fue Peor



por Manuel Blanco Chivite


Reseña:

Título: La década oscura (1940-1950)
Autor: Luis Garrido
Editorial: VOSA
Ciudad: Madrid
Año: 1994
(donado por el Ayuntamiento de Las Navas)

La 'Década oscura' comienza en Las Navas del Marqués y nos habla del tiempo y el lugar en el que aconteció su origen –el de Luis Garrido, su autor- su nacimiento al trabajo, a los libros y a la escritura: la España de 1940 a 1950.

E incluso, antes, cuando Genaro, el ganadero de Las Navas, encuentra ‘caminando por la carretera a un mozalbete que huye de los borregos’.


Son recuerdos grises tirando en demasiadas ocasiones a negros, matizados por el ansia de vida y saber de un muchacho dedicado desde los trece años a ganarse los garbanzos y aprender por el viejo método de ‘compóntelas como puedas’.

La vida de Luis Garrido ha sido trabajo, duro trabajo, escritura y libros. Libros en el más amplio y completo sentido de la palabra: los ha escrito, editado, vendido… Librero desde hace muchos años, lo sabe casi todo del mundo del libro.

Pero, sobre todo, es escritor. Su obra ha sido juzgada, criticada, justamente elogiada y reconocida en cada nueva entrega. Sus novelas y libros autobiográficos se sitúan en la gran tradición novelística española que va desde Cervantes y la picaresca a Galdós, Baroja y a los grandes narradores de fondo de hoy día.

Allí, en la calle Hermosilla, de Madrid, tiene su librería Luis GARRIDO. Madrugador e inquieto, se ha hecho, durante años, sus diez o doce folios diarios. Allí fue destilando los recuerdos de ‘La década oscura’, ‘aquella época’ ominosa, fatal, triste, de gris y de sangre…

‘Era una época difícil… solo con que alguien pareciese policía te echabas a temblar…’.


Si se cantaba era ‘porque cantar siempre ayuda a pasar calamidades’. Tiempos en que ni Caperucita ni los pimientos podían ser rojos, sino ‘colorados’; en los que se apreciaba un número capicúa en el billete del tranvía porque… ‘la única esperanza de mejora para la gente era la suerte y un capicúa se tomaba como símbolo de un afortunado presagio’.

De ‘aquella época’, de aquellos trabajos, de aquellos temores –‘ten cuidado, hijo, ya ves lo que la ha pasado a tu padre’- de aquellos silencios a hierro y fusil, de aquellos sudores anónimos, ha extraído Luis Garrido este libro. Nos cuenta su vida, sólo eso, nada menos que eso, y lo cuenta bien, construyendo cuidadosamente, línea a línea, un fresco traspasado de sangre, carne y hueso, voces, risas…

En la ‘Década oscura’ están los menos importantes, aquellos de quienes nadie habla a no ser, de tarde en tarde, algún escritor o algún poeta. Gentes sometidas, las que solo contaban para trabajar, producir y callar… las más importantes, las que levantaron el país y, de paso, sobre su esfuerzo, se hicieron las grandes fortunas del franquismo.

En esa década, pues, se fraguó la vocación y la voluntad de futuro de Luis Garrido y el carácter de un hombre trabajador, tenaz y sumamente observador con una memoria admirable, gracias a la cual, casi medio siglo después, ha podido darnos estas páginas.

Páginas que son el grito de ‘tantos jóvenes frustrados en sus estudios, en sus oportunidades, en sus posibilidades de futuro’, en unos momentos en que todo, cultura, canciones, cine, tebeos, cuentos infantiles, periódicos, NODO, discursos políticos, ‘encubría la realidad y el que trabajaba recibía migajas y los que estabn en la cima se comían el pastel’.

Luis Garrido a los 13, a los 14, a los 15 años, cuando recorría Madrid para ir a trabajar, tenía a su padre preso en la cárcel de Burgos, por política, claro está. Inició su andadura bajo el signo del trabajo precoz y aún hoy sigue en el tajo. no es mala síntesis.

Mi generación –escribe al final- se pasó la vida reconstruyendo sin tener apenas tiempo de juzgar si era buena o mala su actitud’.

Tampoco a nosotros nos toca juzgar; lo que la generación de Luis Garrido hizo posibilitó casi todo lo vino después, quizá todo. Y en este caso, y en nuestro país, si se puede decir que cualquier tiempo pasado (entre 1939 y 1975) fue peor; aunque, para muchos vaqueros de Las Navas del Marqués, ahora, el viento del Mercado Común Europeo le haya aventado parte –si no toda- de la cabaña ganadera.

Manuel Blanco Chivite, editor, periodista, autor de numerosas novelas, sobre todo negras, estuvo condenado a muerte en 1975 por el franquismo.


SE PUEDE LEER EN LA PÁGINA 26 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’ NÚMERO 5 DE JULIO DE 1996