miércoles, 14 de febrero de 2007

José Luís Morante: 'El Mejor Viaje'


La impronta de Borges -nos dice el autor- cambió el concepto de viaje; si antes -con Salgari, Kipling, Saint-Exupery y Kerouac- se necesitaban cualidades físicas y mentales especiales, ahora podemos recorrer el mundo en una biblioteca; pues bien, muy cerca de este concepto se halla López Vega, un joven poeta asturiano de Llanes que dirige con Almuzara la revista Reloj de Arena; ambos son miembros de la tertulia Oliver, notable vivero de jóvenes poetas en torno al poeta y crítico extremeño J. L. Martín García, cuyos nombres, aparte del desaparecido Victor Botas, suenan así: José Luis Piquero, Xuan Bello y Silvia Ungidos.

Reseña de libro, por José Luis Morante.

Título: Travesías
Autor: Martín López-Vega
Editorial: Renacimiento
Ciudad: Sevilla
Año: 1996
Páginas: 103

Travesías es un poeamrio bastante extenso que agrupa casi 50 composiciones escritas entre 1994 y 1995, generalmente breves. Está configurado en 5 secciones, epilogadas por un texto en prosa, un conjunto de notas plagado de referencias: versos de María Leitao y Sandro Penna, evocaciones de Li Po, Jan Lechon, o Pestelli, numerosos topónimos de viajes imaginarios a lejanos paises, o a discretos escenarios de la memoria, y significativas dedicatorias personales.

La primera sección 'Postales', se abre con una cita de Eugenio de Andrade. El poemario prologal 'Al comenzar el día' agrupa buena parte de las perpectivas y herramientas que utiliza la mirada de López-Vega en la conformación del poema: su poética tiene como argumento la descripción de un tiempo cotidiano que enaltece pequeños paraísos de los que el yo hace frecuentes enumeraciones -la presencia de una camarera, los sonidos de jazz, la impresión del color y la textura de una cabellera evocada por uno de sus versos- y se enmarca en un tono reflexivo que colecciona instantes y preguntas, en versos de amplia polimetría, que enlazan con distintas tradiciones. Los primeros versos son una cercana referencia a Borges y dan pie a las preocupaciones inmediatas de un sujeto poético, común y reconocible, que vive en los espacios de la melancolía del domingo, que recorre una cafetería y recuerda con complicidad otros versos que hablaban de un instante parecido.

Las viviendas soñadas, los días vividos en la piel de una biografía imaginaria, subliman y otorgan sentido a una vida real mucho más monocorde. Esa parecer ser la función de la literatura: ayudar a cimentar una existencia plena que trascienda el pálido reflejo de una realidad inconsistente. No hay otros paraísos que los de la memoria, pero estos pueden visitarse con frecuencia.

Hay composiciones que recrean historias aparentemente banales: el paseo del parque contemplando niños y palomas, la solemne visión de la catedral bajo una lluvia oblicua, al remembranza de imágenes amarillentas y momentos áureos de los días de infancia, la audición de unas notas musicales. Son precisamente esas historias de trivial contenido, esas imágenes de la propia vida, en las que mejor se reconoce el poeta:

"no deja de ser extraño
que justamente,
cuando la vida se va de vacaciones
y solo entonces, venga a visitarnos la vida".

Otras composiciones amplifican motivos clásicos: la certeza de un tiempo cíclico y sucesivo, donde sombras e instantes se repiten, las conexiones que entrelazan vida-literatura, y la tabla de salvación, en el naufragio de la fugacidad, de la escritura que da sentido en el simpel borrador de un poema a una jornada porque la mantendrá inalterable en la memoria. Parece qeu la felicidad es posible, porque en muchos casos no consiste en la posibilidad de mantener ilesa una costumbre.
Todo libro posee un abundante repertorio culturalista -un hecho que empeiza a ser sintomático en las últimas promociones líricas-, un renacido revival novísimo que contiene citas en idioma original portugués o francés, e incorpora al poema nombres propios llenos de prestigio literario, anotaciones y préstamos de poemas ajenos. Pero el aporte culturalista de López-Vega no es collage aleatorio, es un rasgo de estilo, un recurso expresivo, que aletrna con otros como el monólogo dramático -en ocasiones con gran carga emotiva, como en los versos del poema 'El engaño', dedicado a Victor Botas-, junto a composiciones casi aforísticas o epigramáticas, de las que 'Certeza' sería un buen ejemplo.

Como afirma el poeta 'todos los libros que comienzan en unos versos concluyen en ciudades y tiempos que existen solo en el recuerdo'. Cada itinerario, propne un viaje. Ese continuo caminar requiere un solitario y esforzado pasajero que es capaz de descubrir, al concluir con éxito las diversas estaciones del camino, que en un lugar de llegada, más lejano o más próximo, con preferencia está -estaba- en nosotros mismos.

La conclusión propuesta la compartimos todos: el autoconocimiento es el último andén y desvela la plenitud del viaje. Vada trauecto, cada imposible travesía, enriquece las estanterías del pequeño museo donde se exponen nuestras señas de identidad.

José Luis Morante es profesor de literatura, poeta y crítico literario en divversos medios de comunicación entre los que destaca 'Cuadernos Hispanoamericanos'.


(Tomado de la revista 'Caminar Conociendo', nº 5, pag. 30 de julio de 1996)

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