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jueves, 24 de mayo de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Decepción

La madre antigua rejuvenece esperando su llegada.

Remos lentos, rítmicos, melodiosos, cual estrellas fugitivas, avanzan a su encuentro.

Espera ver pronto su semblante en medio de la charla y floración de los pañuelos.

Pide un momento de dicha, un instante de calma, para su desconsolado sufrimiento.

Ese sufrimiento, que se le va a hacer, está absolutamente libre de esperanzas.

Brilla rojo, con rojiza generosidad, el sol. Como es costumbre en el sol de África.

La esperanza también enrojece: siempre enrojece... hasta el último momento.

Espera verla pronto aparecer y florecer entre la muchedumbre de sonrisas y pañuelos.

Remos lentos y melodiosos, generando chispazos en huida, avanzan a su encuentro.

Asoma en lo alto de cubierta. Baja. La bajan del barco. A su hija. Con sumo cuidado.

La ven: confirmada su hermosura, reafirmada de ese modo la belleza de su tez oscura...

Pura, atenuada morenez, pálida, casi blanquecina, helada... yerta. Tras el cristal del ataúd.


viernes, 27 de abril de 2007

Iswe Letu: Griot


griot

Tarareaba las hazañas el griot, desde un caballo de polvo, alazán de confusión, desbocado en la ciega relación detenida de una historia calcinada.


El tambor, que regalaba airosas simientes a los pájaros que emigraban espantados hacia otras regiones más amables, se negó a seguir la melopea, desgarrando su vientre secular.


¡Oh suicidio definitivo de los recuerdos del Bosque de los Vivos y de los Muertos!: guardad en el ánfora: el miedo creador que levantará del polvo los anhelos.


Han huido, espantados también, todos los tesoros que guardaban celosamente los caimanes.


Asesinados.


Símbolos de los hombres valientes.


En las almacabras brillan dientes carcomidos.


¡Oh, Sol - Ozono!: Véngate fundiéndoles a los carniceros los bloques de hielo de sus enormes frigoríficos


¡Oh, Sol - Ozono!: arruina lentamente secando con tus rayos la tersa piel de esos mismos carniceros.


El tam-tam, ahora ya mudo testigo, se ríe, internamente triste, por el avance inexorable del siroco...


Mientras contempla, desgarrado, como el griot sigue cabalgando, el caballo de niebla o alazán de polvo desbocado en la historia detenida.