1. Problemas generales:
Los cambios por los que atraviesa la exhibición cinematográfica en España están provocando un replanteamiento de los medios en que se desarrolla, con consecuencias bastante negativas para el cine en los pueblos y zonas rurales.
Tras un dilatado periodo en el que se procedió al cierre de numerosas salas en todo el país, salas que se convirtieron en bingos, bancos o garajes, desde hace pocos años años parece estar invirtiéndose la dicha tendencia, con la construcción de complejos de multicines en la periferia de las grandes ciudades y la reconversión de las salas excesivamente grandes y anticuadas del centro. Eso ha suscitado un notable optimismo, llegándose a afirmar que en 1995 se inaguraría prácticamente una nueva pantalla al día en el territorio nacional.
No obstante, eso va acompañado de astectos no tan positivos, como la concentración de las cadenas de exhibición en unas pocas empresas, muchas veces multinacionales. Así, la mayor cadena española, Cinesa, fue absorvida en 1991 po UCI, propiedad de la norteamericana Paramount, mientras que la Warner Bros ha desenbarcado recientemente en el campo de la exhibición con la contrucción de grandes complejos de hasta 16 multicines.
Siguiendo al lógica del mercado, la oferta se limita a seguir la demanda, sin esforzarse por crearla o mantenerla y mientras tanto grandes zonas rurales e incluso capitales de pronvincia y núcleos de población importantes ven desaparecer sus antiguas salas de cine, algunas de ellas con gran solera, sin que se vean sustuidas por otras nuevas, aunque sean de menor tamaño.
Para frenar esa tendencia, algunos países de la Unión Europea, como Grecia o Dinamarca, vienen aplicando leyes que impiden el cierre de salas, pasando aquellas cuyos propietarios no las consideren rentables a manos del ayuntamiento correspondiente, que las mantienen como servicio cultural a la comunidad, encargándose de su gestión, al tiempo que las utilizan no solo para proyectar películas, sino también para representaciones teatrales, actuaciones musicales, etc., con lo que consiguen una rentabilidad económica, pero sobre todo social y cultural.
Medidas similares podrían aplicarse en España, sobre todo en las zonas menos atractivas para el capital privado que controla el mercado de la exhibición, como las rurales, los núcleos urbanos medios y pequeños...
2. El ejemplo de Las Navas del Marqués
Según la información obtenida, en Las Navas del Marqués llegó a haber en un momento hasta tres salas de cine funcionando simultáneamente: el cine SANVY, desaparecido a causa de un hundimiento en 1970 sin que se pusieran los medios para su reconstrucción; el MATUTE, que cerró hacia 1977-78, y reconvertido actualmente en disco bar y el MARIA VICTORIA, que consiguió mantenerse abierto hasta hace tres o cuatro años, que está actualmente (por entonces cuando se hizo el artículo) en venta (ya se vendió y en su lugar hay un banco).
En caso de existir en España una legislación semejante a la de los países citados, a cuyo ámbito pertenecemos, no sería ya posible la venta de la única sala que queda en el pueblo, sino que sus propietarios se verían obligados a mantener el uso de la misma, aunque fuese adaptando su tamaño a otro que hiciese rentable la explotación; o, en su defecto, el Ayuntamiento se haría cargo de la misma, previa indemnización.
Aparte de la ultilidad social y cultural de una sala de cine, tampoco es de desdeñar la importancia económica de una población como Las Navas del Marqués, con un elevado número de veraneantes que no encuentra en ella ningún atractivo recreativo ni cultural y se ven obligados a desplazarse a núcleos cercanos, como El Escorial o incluso Navalperal de Pinares simplemente para poder ver una película.
(*) Andrés Linares es director de cine
EN LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NUÉRO 5, PÁGINA 10 DE JULIO DE 1996
1 comentario:
Como propietario de una sala de cine en una localidad de 3500 habitantes de la provincia de Valladolid, y siendo la única que queda en muchos Km a la redonda, creo estar en cierto modo autorizado para dar una opinión con un punto de vista diferente:
Las administraciones centrales, regionales y provinciales nunca se han preocupado de apoyar a las salas de las zonas rurales o de bajo rendimiento. Solo algunas, como es nuestro caso, gracias a una autogestión, con un modelo de empresa familiar, han sobrevivido (aunque no sé por cuanto tiempo).
Resultaría del todo lamentable que se obligara a los sufridos propietarios de las salas que quedan a condenarlos a mantener la actividad o a vender (y me temo que sería malvender) la sala al Ayuntamiento de turno.
¿No serían más justas medidas como la subvención y ayuda a la exhibición? ¿No sería mejor una medida tan simple como la de exigir a las distribuidoras, incluidas las Majors, a reservar cierto número de copias para que puedan ser estrenadas en este tipo de salas y así poder ser competitivos? ¿No sería mejor la subvención para la mejora tecnológica de las salas rurales (poniendo la vista en el flamante Cine Digital, que va a obligar al cierre de las salas que no se hayan reconvertido en el término de pocos años)? ¿No sería mejor que los Ayuntamientos apoyaran al exhibidor programando semanas de cine, ciclos, etc, de modo que al cabo del año esos locales dieran un rendimiento a su dueño? De este modo, no habría que obligar a nadie a seguir con una actividad no rentable, sino que la actividad se sostendría en sí misma.
Recuerden que con el tamaño que suelen tener las salas, y la centrica ubicación que suelen tener, la no rentabilidad empieza en el momento en que el propio local, como tal, no ofrezca ya un rendimiento a su dueño. Esto no es Rusia.
Ni antes el PSOE, ni después el PP, ni ahora el PSOE de nuevo, se han ocupado ni preocupado lo más mínimo por el cierre de más del 90% de las salas rurales. Eso si, las subvenciones a la producción de titulos que a veces no llegan a ver la luz si que se han mantenido. Incluso se está subvencionando la distribución, pero al final, se deja que las salas que son el último eslabón de la cadena, mueran en el ostracismo.
Un saludo.
JuanJo
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