El 26 de abril de 1986, en la región de Kiev, a 12 km. de la frontera de Bielorrusia, se produjo una catástrofe en la Central Atómica de Chernobil. Por su escalada, complejidad y consecuencias es la mayor catástrofe de la Historia de la Humanidad en el uso de la energía atómica. Como resultado de la explosión de uno de sus reactores una inmensa cantidad de sustancias radioactivas cayó sobre Bielorrusia, cubriendo en 23 % del territorio de este estado, quedando contaminados 3.678 pueblos con dos millones de habitantes. La densidad de contaminación con cesio 137 y otros radionucleidos constituye más de l Ci x Km. cuadrado.
La inmensidad de las precipitaciones y la dirección del movimiento de las nubes radioactivas en los 2 o 3 primeros días después del accidente se dirigen primero al noroeste, luego al norte y después al noreste de la Central Atómica de Chernobil. El 30 de abril la dirección del viento cambió al norte u este. En el suelo quedó la huella radiactiva que coincide con la dirección del viento. Entre los radionucleidos de esta huella hay yodo (el periodo de semidesintegración es de 8 días), cesio 134 (2 años), cesio 137 (30 años), estroncio 90 (29 años), plutonio 239 (24.390 años) y plutonio 240 (6.537 años). Después del accidente, en Chernobil (Bielorrusia) se ha convertido en una zona de desastre ecológico. La situación empeora porque las manchas de contaminación radioactiva coinciden con las zonas en las que ya existía una alta polución química. Muchas regiones son prácticamente inútiles paras su uso agrícola.
Actualmente las fronteras de la contaminación no han variado. Desde este punto de vista podemos decir que la situación se ha estabilizado.
La mayoría de la población vive en tierras contaminadas. La fruta y verdura que se consume viene de las regiones menos contaminadas.
La escala de las consecuencias de esta catástrofe es tan enorme que es imposible superarlas sin la ayuda exterior. Se necesitan medicinas, aparatos médicos modernos, productos alimenticios para niños… El fin principal es minimizar las consecuencias de la avería y hacer todo lo posible para que el pueblo bielorruso no desaparezca de la faz de la tierra.
(Pag. XII de 'Fontana Sonora', suplemento de la revista 'Caminar Conociendo' nº 5 de julio de 1996)
La inmensidad de las precipitaciones y la dirección del movimiento de las nubes radioactivas en los 2 o 3 primeros días después del accidente se dirigen primero al noroeste, luego al norte y después al noreste de la Central Atómica de Chernobil. El 30 de abril la dirección del viento cambió al norte u este. En el suelo quedó la huella radiactiva que coincide con la dirección del viento. Entre los radionucleidos de esta huella hay yodo (el periodo de semidesintegración es de 8 días), cesio 134 (2 años), cesio 137 (30 años), estroncio 90 (29 años), plutonio 239 (24.390 años) y plutonio 240 (6.537 años). Después del accidente, en Chernobil (Bielorrusia) se ha convertido en una zona de desastre ecológico. La situación empeora porque las manchas de contaminación radioactiva coinciden con las zonas en las que ya existía una alta polución química. Muchas regiones son prácticamente inútiles paras su uso agrícola.
Actualmente las fronteras de la contaminación no han variado. Desde este punto de vista podemos decir que la situación se ha estabilizado.
La mayoría de la población vive en tierras contaminadas. La fruta y verdura que se consume viene de las regiones menos contaminadas.
La escala de las consecuencias de esta catástrofe es tan enorme que es imposible superarlas sin la ayuda exterior. Se necesitan medicinas, aparatos médicos modernos, productos alimenticios para niños… El fin principal es minimizar las consecuencias de la avería y hacer todo lo posible para que el pueblo bielorruso no desaparezca de la faz de la tierra.
(Pag. XII de 'Fontana Sonora', suplemento de la revista 'Caminar Conociendo' nº 5 de julio de 1996)
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