viernes, 9 de marzo de 2007

Juan C. García Jiménez: 'Aún Perdura'

Bernini




AUN PERDURA

Juan Carlos García Jiménez

Juan Carlos se encuentra por el camino con una andariega de tomo y lomo, Santa Teresa 'La Santa' (que así la llaman en Ávila) con motivo de una macroexposición 'Teresa y el siglo XVI: Castillo Interior'. Y... por muchos otros que a nadie se le escapan. Santa Teresa es muy compleja; de modo que el autor del artículo se limita a hacer un recorrido sencillo, como tal vez le hubiera gustado a esta escritora, pero esencial; desde el Convento de la Santa y sus alrededores hasta el puente romano que cruza el río Adaja; luego a la Catedral donde acudió a rezar 'La Santa' tras la muerte de su madre; el Convento de Gracia donde comenzó su educación con las agustinas.

Abandona el convento por motivos de salud y, tras su estancia curativa por la provincia, su vocación se revela definitivamente y entrará a formar parte del convento de contemplativas del Carmen de la Encarnación. Un cenobio diferente de lo que hoy conocemos no tanto en el aspecto externo como en la organización interna. Allí Teresa experimenta incipientes explosiones místicas y comienza su 'calvario' de fe particular que la encumbrará posteriormente en los altares. Gravemente enferma, tentada por el maligno, al final conseguirá ver al Señor y convertirse definitivamente ante su imagen -tenemos en la casa natal una reproducción magnífica de la escena de Cristo Castigado contemplado por Teresa sorprendida-. Su ebullición mística su inquieto espíritu la llevaron a recorrer todod los templos de la ciudad en oración: buscaba a la Virgen de la Soterraña en la Cripta de San Vicente -hoy todavía allí- y ante la cual acabará por descalzarse inagurando así un símbolo de humildad que posteriormente definirá al Carmen Reformado; entraba en la Catedral ¡Cómo olvidarse de su querida madre la Virgen de la caridad!; no podía faltar nuestro Señor, y para ello acudía al convento dominico de Santo Tomás; donde tendrá importantes visiones, como aquella de San José y la Virgen imponiéndole un collar en presencia de la Santísima Trinidad y que hoy preside la Iglesia del Convento de Santa Ana.
Ajetreada vida espiritual y de oración que la conduce cada vez al señor. Grandes personajes la apoyan con su aliento y confesión: Baltasar Gracián (jesuita), San Pedro de Alcántara (franciscano) y más adelante el pequeño fraile carmelita abulense, Juan de Yepes (San Juan de la Cruz).
Dos actividades comienzan a confluir en la madre Teresa: escritora (alguna de sus obras la redactó en Ávila) y fundadora. De esta última tenemos en Ávila el primer testigo del Carmen nuevo, San José de Ávila. Dos humildes casas sacadas adelante con más problemas que apoyos, sin olvidar a Doña Guiomar de Ulloa, proetctora y amiga de Teresa, cuya casa se mantiene en pie, cercana al nuevo convento.
Pronto Teresa deja de ser abulense para convertirse en universal difundiendo su Reforma. Volverá a la Encarnación donde le esperan una comunidad levantisca y un San José, el Parlero, que le ayudará en todo lo que pueda. Pero cada día más se hace una mujer del mundo, y las huellas por Ávila pasan a difundirse por toda la geografía nacional. Perdimos una paisana para ganar la primera mujer doctora de la Iglesia. Recorrerá toda España para al final, dar con sus huesos en Alba de Tormes, donde parte de ellos allí reposan.
Sirvan estas breves líneas para animar a cuantos su inquietud se lo demande a que nos visiten y al modo de Teresa recorra edificios singulares de esta ciudad buscando ese encuentro con el Castellno del Castillo o lo que es lo mismo, recorriendo las huellas teresianas en Ávila buscando cada uno nuestro propio camino y destino.

Juan Carlos García Jiménez es Guía Regional de Turismo

Pagina V de 'Fontana Sonora', suplemento de la revista 'Caminar Conociendo' nº 5 de julio de 1996

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